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marzo 19th, 2010:

¿Quién vigila a los vigilantes de los mercados financieros?

Artículo de Andrés Villena, publicado en Informativos Telecinco.
Enlace: http://www.telecinco.es/informativos/economia/noticia/100017424/Quien+vigila+a+los+vigilantes+de+los+mercados+financieros

La recuperación de la economía española no solo depende de nosotros. El enorme endeudamiento contraído por el Estado -un 11,4% de déficit público y un 56% de deuda, ambos sobre el PIB- ha provocado que las decisiones a tomar por parte del Gobierno de la nación dependan cada vez más de una serie de instituciones, mercados financieros y medios de comunicación enormemente influyentes. Uno de estos agentes son las denominadas agencias de ‘rating’ o de regulación.

Lunes, 12 de enero de 2009. La prestigiosa agencia de ‘rating’ Standard and Poors se plantea rebajar la calificación de la deuda española, desde la máxima nota, ‘AAA’, hasta un sobresaliente, ‘AA+’. El mero anuncio provoca que la bolsa española descienda casi un 2%. España no es un caso aislado: S&P, junto con Moody´s y Fitch -las tres empresas que se reparten el sector- llevan meses criticando duramente a las economías española, griega, portuguesa e italiana. La consecuencia principal es que los inversores ven menos atractiva la deuda emitida por estos países, por lo que le exigen mayor rentabilidad. El resultado, que un mecanismo tradicional de financiación estatal como es la deuda pública acaba saliendo a estos países mucho más caro.


Una preocupante dependencia

Este factor, junto con muchos otros -un editorial crítico del Financial Times con la situación griega, un informe de la Comisión Europea, etc.- provoca que los Gobiernos estén excesivamente pendientes de las opiniones de unas instituciones que no han sido elegidas por los ciudadanos y que pueden pesar más que una mayoría parlamentaria. Es preciso, por tanto, una aproximación al comportamiento y a las motivaciones empresariales de estas entidades, en particular, de las denominadas agencias de ‘rating’.

Las agencias de ‘rating’ o de regulación son empresas privadas cuya función es analizar, en base a modelos matemáticos complejos, la rentabilidad y el riesgo de los instrumentos financieros que empresas, instituciones o Gobiernos pretenden llevar a los mercados para financiar sus actividades. Entre estos instrumentos o productos nos encontramos con deuda pública soberana, pero también con lo que fuera la ‘última moda’ antes de la crisis: complejos paquetes financieros normalmente vinculados a hipotecas de dudoso cobro, también denominadas hipotecas ‘subprime’. Por estas agencias pasaron, de este modo, los letales virus de la crisis financiera y económica que vivimos en la actualidad con toda crudeza. Y no fueron eliminados, ni mucho menos.


El cliente siempre tiene la razón…

¿Cómo pudieron dejarlas pasar? Muchos expertos han reflexionado sobre este fenómeno y sus principales conclusiones señalan a algo obvio: «En sus calificaciones, estas agencias tienen altos incentivos; cuanto mejor ‘rating’, el cliente queda más satisfecho, y el volumen de negocio que han manejado con los productos estructurados ha sido enorme«, afirma Ángel Vilariño, Consultor internacional, ex Director Financiero de Caja Madrid y Profesor Universitario. No es casualidad, por tanto, que, como narraba un extenso artículo del Financial Times en mayo de 2007 -justo antes de la explosión de las hipotecas basura- «en muchas ocasiones, ejecutivos de S&P, Moody´s o Fitch acaban siendo fichados por Wall Street».

De este modo, no resulta difícil que estas agencias caigan en un conflicto de intereses con consecuencias definitivas en el clima de confianza y en los mercados. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, lo explica con claridad: «Hay conflictos de intereses claros. No tratan precisamente igual a España y a EEUU ya que el volumen de negocio con EEUU es muy superior. Y esto se pone de manifiesto en el tema de la deuda pública: EEUU está infinitamente peor en materia de deuda y endeudamiento que España».


Una delgada línea roja

Cruzar la frontera entre el análisis y el asesoramiento es una tentación en la que puede caer cualquier entidad privada que pretenda maximizar beneficios, y más en época de ‘vacas gordas’. El negocio creado en torno a la calificación y la complejidad de los títulos emitidos hasta agosto de 2007 llevó sin duda a que estas agencias exhibieran un comportamiento generoso con sus principales clientes. José Carlos Díez nos pone un ejemplo gráfico: «Para que nos hagamos una idea, Lehman Brothers tenía una calificación de notable alto justo antes de su derrumbe en septiembre de 2008»

Más expresa era S&P en el mencionado artículo de Financial Times: «A nosotros nos pagan nuestros clientes; les explicamos nuestros criterios, y luego ellos pueden modificar o reestructurar sus productos para que encajen con nuestras pautas. No es asesoramiento, no hay nada perverso en esto». Eran tiempos felices.


¿Qué hacer con estas agencias?

Sabemos más o menos lo que ocurrió después: la caída de Lehman marcó un hito en la historia del capitalismo financiero globalizado. No obstante, la crisis no parece haber afectado a las agencias de ‘rating’, cuyas estimaciones siguen siendo muy tenidas en cuenta por inversores y mercados: «Hacen que aumente el riesgo en épocas de bonanza y que las crisis sean más acentuadas. El sector público tiene algo que decir», reflexiona José Carlos Díez.

De ahí que, en noviembre de 2009, la Unión Europea aprobara un reglamento para controlar el excesivo poder de estas empresas. Una normativa que entrará en vigor a final de año y que será aplicada en España por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El objetivo no será otro que supervisar la independencia de estas entidades, cuidando de que no caigan en los conflictos de intereses anteriormente mencionados. ¿Será suficiente? Son muchos los intereses en juego: la crudeza de la crisis exige del resurgimiento de la política.

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