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mayo 1st, 2010:

Hay velos y velos

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=46011

Ciertos políticos han descubierto un especial interés en la forma de vestir de los españoles, y el debate está servido. Quién se cree nadie pare decirle a otra persona qué prendas ha de ponerse, y cuáles son las adecuadas para asistir a clase o no. En una ocasión tuve una estudiante que era monja y asistía a clase con velo. Esta señora, si en lugar de asistir a mis clases, hubiese ido al ya famoso colegio de Madrid a dar una charla, o a recoger a su sobrina, lo tendría que haber hecho con la cabeza descubierta.

En ningún caso me sentí agredido, ni sentí mi laicidad contra la pared porque esa señora del clero vistiese a su antojo, sino todo lo contrario: el aula era un lugar de encuentro, donde ciudadanos con distintas sensibilidades compartíamos el mismo espacio público, que nos corresponde a todos por igual y sin discriminación ideológica, religiosa o de género. Eso es lo que dice la Constitución y hay que respetarlo y asumirlo.

Conviene por tanto diferenciar la aconfesionalidad de las aulas (del Estado) con la aconfesionalidad de las personas. Si bien España no tiene religión oficial, los ciudadanos españoles tenemos derecho a practicar la religión que nos dé la gana o ninguna de ellas. Por tanto, lo que no debe tener ningún colegio público son crucifijos o medias lunas en sus paredes (como tiene el colegio público de al lado de mi casa, cuyo control lo ejercen los Kikos, y parece un templo católico en lugar de una escuela constitucional). Sin embargo, lo que sí se debe permitir por encima de todo es que seamos nosotros mismos y nadie más quienes decidamos cada día si nos vestimos con gorra, kipá, crucifijos, velo o camisetas con mensajes ateos, sea para ir al mercado o para ir al colegio. Por otra parte, conviene reflexionar también sobre lo difusa que es en muchas ocasiones la frontera entre lo cultural y lo religioso. ¿Por qué llamamos a esta prenda velo islámico? ¿Y por qué no llamamos velo cristiano al pañuelo que se ponen todavía algunas señoras de zonas rurales españolas?

Todo esto lo digo desde mi más profundo respeto a todas las creencias religiosas, y es por ello (aunque yo no crea en ningún Dios), que defiendo el derecho de todos los ciudadanos a llevar puesto lo que quiera. Esa es la regla mínima de convivencia, aunque yo opine, y ese es tema de otra discusión, que tanto el velo de una monja como el de una chiquilla musulmana son símbolos de sumisión.

Insisto, si no respetamos profundamente todas estas manifestaciones culturales comenzaremos a entrar en una espiral de intransigencia que nos llevará a mayores conflictos sociales, y no debemos permitir que nuestras ansias de emancipación se traduzcan en normas totalitarias sobre la decisión de las personas en llevar gorra, pañuelo, velo, corbata o calcetines blancos con traje.

Hay personas (políticos y ciudadanos) que no se han dado cuenta que la España actual no es la de Fernando VII (rey contemporáneo que restauró la Inquisición), y que hay españoles católicos que son tan españoles como un español musulmán, y al mismo tiempo este señor es igual ante el Estado que un ciudadano agnóstico. Y esto es así porque la nacionalidad se adquiere por nacimiento y no por la religión que profesen nuestros padres. Si no somos escrupulosos y respetuosos con todas las creencias (y no creencias) y modas en el vestir, seguiremos teniendo estos problemas: hoy se le prohíbe a una chiquilla asistir a clase con velo porque el colegio lo ha decidido así y mañana otro colegio, supongamos que de mayoría musulmana, prohíbe que un muchacho lleve un crucifijo. Si nos damos cuenta es exactamente lo mismo. Por tanto, sería conveniente una ley que garantice lo que dice nuestra Constitución y que sea de aplicación en todo el ámbito nacional. No debemos pasar esta patata caliente, en mi opinión, a los consejos escolares.

Y que no vengan los demagogos con la chorrada (perdón por esta licencia coloquial) de que los musulmanes están manipulados y presionados en llevar sus símbolos religiosos. Y no lo niego tajantemente, pero no seamos hipócritas ni superficiales, porque ¿no existe manipulación cultural en una persona que “libremente” se mete en un convento y renuncia a su sexualidad? ¿No existe imposición familiar cuando bautizan a sus hijos sin permiso y les asustan desde niños con el pecado? ¿No adoctrinan las familias cristianas o judías o hinduistas a sus hijos conforme a sus valores morales? ¿No enseñan los padres a los niños desde que son chicos quiénes son los políticos buenos y los malos? A pesar de estas evidencias hay quien (siendo un alma cándida) pueda decir: “Pero eso es distinto, no me compares un velo con una cruz, porque lo que yo le enseño a mis hijos es lo bueno y no hace daño…”. Pues eso mismo es exactamente lo que piensan la mayoría de los padres, sean de la cultura que sea. ¿Dónde está entonces la verdad? No lo sabemos, y ni siquiera intuimos de su existencia, pero tenemos la certeza de que la convivencia comienza en el respeto profundo hacia todos.

Evidentemente que hay control y presión social en todos estos casos mencionados y en todas las civilizaciones del planeta. Ya lo decían los sociólogos primitivos del XIX cuando afirmaban que no nos damos cuenta del peso que la cultura ejerce sobre nuestro sistema de creencias hasta que nos chocamos contra ella, y es por eso que invito a que nos dejemos de hipocresías y de raseros de medir distintos a la hora de opinar sobre la vestimenta o complementos al vestuario de nuestros conciudadanos, ya que de este modo estamos alimentando el más estúpido de nuestro etnocentrismo. Siendo este uno de los clásicos “pecados culturales” de Europa.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política en la Universidad de Málaga

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=46011

 

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