alfonsocortes.es Rotating Header Image

junio 10th, 2011:

Ríos Revueltos

Artículo de Marcos Paradinas publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/rios-revueltos/

Después del éxito de ‘Inside Job’, llega por fin a España, con dos años de retraso, el documental ‘La doctrina del shock’, basado en el famoso libro de la periodista Naomi Klein. La película demuestra, mezclando imágenes históricas y conferencias de Klein, cómo los gobiernos de todo el mundo han aprovechado epidemias, catástrofes naturales y crisis económicas para imponer medidas ultracapitalistas aprovechando el miedo de los ciudadanos. Lo que siempre hemos conocido bajo el refrán «a río revuelto, ganancia de pescadores», pero traducido en un plan sistemático a escala global.

El estreno del documental está contando en España con una ingeniosa campaña de promoción. Nuestros políticos parecen haberse lanzado a la carrera por ver quién crea más pánico en los ciudadanos con el único fin de favorecer sus intereses. Ahí están María Dolores de Cospedal y sus acólitos anunciando la “quiebra total” de Castilla-La Mancha cuando todavía no han elegido el color de las cortinas de sus nuevos despachos institucionales.

Con miles de funcionarios achantados porque supuestamente no habrá dinero para pagar sus nóminas, con cientos de dependientes asustados por si la ayuda no les llegará el mes que viene, ¿quién de ellos se opondrá a los recortes que Cospedal trae escondidos debajo de esas chaquetas tan monas?

Dentro de poco nos venderán la burra de que los recortes de salarios y en educación no serán suficientes para tapar el supuesto agujero manchego y que la única solución será privatizar la cadena de televisión autonómica. Con suerte, para ellos, Rajoy ya fumará puros en La Moncloa y cambiará la ley para que amiguetes varios se queden con los canales regionales. Y para este río revuelto hace tiempo que tienen la caña preparada Buruaga y otros personajes cercanos a Esperanza Aguirre.

En Cataluña, otra de las regiones en las que el fantasma de un Zapatero armado con tijeras ha hecho perder el poder a la izquierda, hace más 100 días que gobierna Artur Mas. Allí los ricos pagarán ahora menos impuestos, mientras se exigirá llevar seis meses empadronado para recibir atención sanitaria. Y por si fuera poco, Durán i Lleida, ese señor tan simpático con gafas de diseño, pide ahora un pacto de Estado para “repensar” el sistema sanitario español porque ahora resulta que no es “sostenible”.

En esta campaña de promoción de ‘La doctrina del shock’ no podía faltar la Comisión Europea. Por si no sabíamos aún de qué pie cojea, el martes se salió del tiesto para pedir a España que subiera aún más el IVA y la gasolina para así poder rebajarles a los empresarios las cotizaciones sociales que pagan a sus trabajadores. Sin caretas.

La congelación de las pensiones o la ampliación de la edad de jubilación son medidas injustas, qué duda cabe, pero se asemejan males menores comparados con la que se nos viene encima. Con el miedo a perder el empleo y la hipoteca apretando cada mes, el shock está servido. Y la derecha, gobernando sin apenas un contrapunto para sacar comparaciones, no dudará en aprovechar la ocasión.

La esperanza, como siempre en la Historia, sólo puede estar en quienes no tienen miedo porque nada tienen que perder, un grupo que no para de aumentar. Porque, como dice la propia Naomi Klein: “La doctrina del shock sólo funciona si no sabemos que existe. Y lo esperanzador en esta crisis es que la táctica se desgasta porque ya no hay factor sorpresa. Los tenemos calados. Nos estamos volviendo a prueba de shocks”.

Marcos Paradinas es redactor jefe de El Plural


Social Share Counters

el pepino y la salchicha

Artículo publicado en elplural.com
Enlace:  http://www.elplural.com/tribuna-libre/el-pepino-espanol-y-la-salchicha-alemana/

Desde que el pasado 26 de mayo, ciertas instituciones alemanas culparan al pepino español de ser el portador de la bacteria E.Coli, responsable de la muerte entonces de ocho personas, la industria agrícola de nuestro país (una de las más importantes de las que tenemos y mantenemos) no ha hecho otra cosa que acumular pérdidas. Como suele pasar frecuentemente, los rompedores de platos, aquellos que se equivocan, no quieren reconocer sus fallos, y mucho menos asumir responsabilidades al respecto.

Esto entra dentro de lo previsible, incluso es previsible que desde Alemania señalen a otros con el dedo, y que para escaquearse del obligado pago e indemnización por daños y perjuicios, se quiera cargar a las arcas de la Unión Europea la factura de su temeridad dialéctica. Es lo que cabe esperar de estos seres humanos. Pero también, en consecuencia, lo que cabe esperar es que el Gobierno de España y los empresarios afectados lleven a Alemania a los juzgados para recuperar el prestigio y el trabajo diario robado, y que tales juzgados les den la razón.

Más que previsiblemente, un juez daría la razón a nuestros agricultores y a nuestro Gobierno, porque lo que está haciendo Alemania es lo mismo que dar un golpe con el coche, y tratar de darse a la fuga ante los ojos de cientos de testigos. Cuando tenemos un accidente de circulación, y la culpa es nuestra (aunque lo hayamos hecho sin querer, y esto es importante), la persona a la que hemos abollado el coche entero, tiene la certeza de que nuestro seguro le va a reparar todo su vehículo, y no sólo el retrovisor.

En este sentido, no se acoge a derecho ni a la razón que sólo se quiera compensar a la industria española con una indemnización que solamente cubre la mitad de las pérdidas ocasionadas por el atropello alemán. Tampoco tiene sentido que la Unión Europea (es decir entre todos los estados) paguemos esta indemnización, ya que eso es lo mismo (trasladando de nuevo nuestro ejemplo al accidente circulatorio), que la reparación del coche afectado, aun teniendo localizado claramente al culpable, la costee el consorcio de seguros en lugar de la compañía contratada por quien ha sido responsable del accidente.

En consecuencia, lo que todavía tiene menos sentido, es la declaración de hoy de Diego López Garrido, Secretario de Estado para la UE, manifestando (y contradiciendo a la ministra de Agricultura Rosa Aguilar) que no se debe iniciar un proceso judicial contra Alemania porque somos países amigos. Un amigo que te choca con el coche y se comporta así, no es un amigo.

Por tanto, cierro con una pregunta al señor secretario de Estado: ¿es acaso usted, siendo miembro del Gobierno de España, más amigo de la salchicha alemana que del pepino español? ¿O quizás no sabe lo importante que es un pepino fuerte y robusto para nuestra salud económica? Y pido disculpas a los lectores y al señor secretario de Estado por este recurso, probablemente tan apolillado y facilón, pero es que no entiendo por qué tenemos que renunciar a nuestro derecho a ser resarcidos.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación de las Administraciones Públicas y de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga

Social Share Counters