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Carta abierta a Zapatero

Publicado en el plural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=46525

Señor Zapatero:

La semana pasada escribí en esta misma columna una carta abierta a Rajoy , en la que teniendo en cuenta el ideal de Estado del Bienestar (defendido en teoría por toda la socialdemocracia europea), le sugería que para combatir el asfixiante déficit tomase en consideración la posibilidad de aumentar los ingresos sociales, en lugar de recortar los gastos, ya que hacer pagar el déficit (acumulado por las tropelías de las empresas privadas y los mercados financieros especulativos) a los trabajadores (sean públicos o privados) no es sencillamente justo, aunque sea efectivo. Por cierto, conviene recordar que en tiempos de bonanza económica, en el sector privado se ganaba pasta a mansalva, mientras los trabajadores públicos tenían congelado su sueldo. En resumen, que ahora, lo que hace siete días le escribía a Rajoy, podría mandárselo a usted hoy. Esta carta la escribo por honestidad, por defender lo que siempre hemos defendido.

Sé que la decisión la tiene tomada, y que puede haberle resultado dolorosa (a tenor de sus declaraciones y compromisos en los últimos 6 años, en los que siempre nos aseguró que no se tocarían sus logros sociales a pesar de la crisis), pero sinceramente me ha cogido por sorpresa y no me esperaba de usted que cargase sobre los hombros y bolsillos de jubilados, carteros, conserjes, auxiliares administrativos, maestros y otros trabajadores del sector público los costes financieros de las travesuras de los más ricos del planeta.

Estamos de acuerdo en que hay que recortar el déficit, y que ello generará más confianzas en el mercado. La cuestión que diferencia a la izquierda y a la derecha actualmente es el cómo. Al final, usted ha hecho lo que manda la lógica conservadora: que los de abajo paguen la fiesta, vicios y excesos de los de arriba. Porque, un auxiliar administrativo es un funcionario, pero no es un alto funcionario, señor Zapatero, es un currante, al igual que un bombero o un empleado de banca. Entonces, ¿por qué tiene que pagar un policía, un cartero o un maestro de su bolsillo los números rojos de los compadres de Díaz Ferrán? La respuesta es sencilla: porque a este gato es mucho más fácil ponerle el cascabel. Pero que sea más fácil pagar menos a un currante del Estado que controlar el fraude fiscal (para recortar los gastos públicos, por ejemplo), no es sinónimo de que sea adecuado y mucho menos que sea más justo, sino todo lo contrario. Además, estas medidas, señor Zapatero, pueden contraer el consumo al afectar a más de 11 millones de personas, una gran parte de los cuales apenas superan los 1000 euros mensuales, y otros ni llegan.

En mi opinión, existe todo un abanico de medidas y posibilidades que podría (puede) haber elegido para combatir la diferencia negativa entre ingresos y gastos de las cuentas públicas. Repaso cinco, que sin ser economista, se presentan más justas para los ciudadanos y para el ideal socialdemócrata que las adoptadas por usted: la primera, sería recortar el gasto militar en Afganistán y en las otras misiones exteriores, así como la inversión en armamento. La segunda, volver a implantar el impuesto sobre el Patrimonio (suprimido en nuestro país). La tercera, aumentar los impuestos a las rentas más altas. La cuarta, no hacer medidas universales en el reparto de dinero público (dar 2500 euros a Botín y a Pepe el carnicero por el nacimiento de su hijo) sino repartir el dinero en función de las necesidades y poder adquisitivo de los ciudadanos, y la quinta, suprimir los cargos de confianza políticos, como por ejemplo la ex gerente del Palacio de Congresos de Málaga (nombrada por el popular Paco de la Torre) que cobraba 200.000 euros al año (el doble que usted). De este tipo de cargos quedan muchos en la geografía española.

La verdad, señor Zapatero, me siento defraudado por sus decisiones de esta semana. Creo que al final les ha fallado a miles de ciudadanos que confiaban en que usted bajo ningún pretexto les iba a abandonar a la lógica del mercado. La izquierda debe ser valiente aunque pragmática también porque pretende hacer este mundo más justo de lo que es. Si sólo es pragmática, simplemente se llama derecha.

Sin otro particular, señor presidente, le deseo un feliz día y aprovecho para mandarle un saludo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política en la Universidad de Málaga

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