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los candidatos pasan la itv

Texto de DIARIOSUR.ES
Regina Sotorrío, 8 de mayo de 2011
Cuatro expertos analizan los puntos fuertes y las debilidades de los aspirantes a la Alcaldía en su imagen, su discurso y su mensaje
Los votos no solo se ganan con un programa electoral perfecto. De nada sirve que el político prometa arreglarle la vida al votante si titubea al hablar, si su aspecto parece desaliñado o si transmite un mensaje confuso. Hay que ser bueno… y además parecerlo. Cuatro expertos en oratoria, imagen, ‘marketing’ y comunicación analizan los puntos fuertes y las debilidades de los tres aspirantes a la alcaldía del Ayuntamiento de Málaga. Y todos, según sus análisis técnicos, tienen puntos que pulir.
Texto completo publicado en diariosur.es: pinche aquí
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La talla del PP y la negación del diálogo

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=55400

Esta semana ha sido puesto en evidencia que el PP no da la talla. Tras el acuerdo alcanzado por el Gobierno, patronal y sindicatos, se ha constatado que los de Rajoy no son, ni de lejos, una alternativa factible de gobierno en estas circunstancias. No hay nada peor para un sistema democrático que un partido con opciones reales de ganar las elecciones, que desprecia (y renuncia a) la herramienta fundamental de la democracia: el diálogo.

Antes incluso de que se institucionalizasen las democracias occidentales, las tertulias minoritarias “de salón” (en los sistemas de alternancia de partidos en el XIX) sirvieron de impulso para la democracia incipiente, ya que con tales tertulias, se quería profundizar en la idea de que los problemas (sean políticos o de la índole que sea) podían resolverse si se discutían y si se llegaba a acuerdos derivados de la negociación. Se planteaba este diálogo político y social como una forma más inteligente de solventar las diferencias, que el tradicional uso de la fuerza bruta.

Por eso es realmente grave que el PP no quiera siquiera sentarse a hablar (de nada), vaya a ser que se alcance un pacto medianamente útil, y aleje a los de Rajoy de La Moncloa. Y bien es verdad que esta actitud del principal partido de la oposición no parece abiertamente violenta, pero sí violenta al sistema mismo. En este sentido, el PP está usando su fuerza bruta de partido mayoritario para asfixiar los principios básicos de nuestro marco político. Este tipo de estrategias obstruccionistas del diálogo son características de partidos totalitarios que, en su día, fueron los que propiciaron las brutales dictaduras europeas del siglo XX.

Para que la concordia democrática funcione y no volvamos a dirimir nuestras diferencias a palos, es necesario la participación de las fuerzas políticas y sociales en todos los foros que atañen a los intereses ciudadanos, y sobre todo que tengan buena disposición para alcanzar pactos y acuerdos con vocación de superar las dificultades. Por ello, si una de las dos fuerzas mayoritarias se niega a participar, y a propiciar acuerdos sociales, está atacando la médula, la esencia misma del sistema y del espíritu democrático.

No sé si el pacto alcanzado por el Gobierno, sindicatos y empresarios es el más conveniente o no (tengo mis reservas y dudas), pero lo que sí creo es que para superar más cómodamente los problemas, es necesario que el partido que aglutina al menos el 30% de los votos en nuestro país, se moje y participe. Si al PP no le parece bien el acuerdo, que se sume al diálogo y presente sus propuestas y alternativas. Seguro que se discuten.

Si el PP no hace esto, está claramente boicoteando a su propio país. Inclusive la CEOE (antes dirigida por el nefasto Díaz Ferrán) se ha dado cuenta que hay que arrimar el hombro. Lo que pasa es que el PP ni siquiera tiene ideas que poner sobre la mesa, simplemente espera a que la Presidencia del Gobierno les caiga encima por la gracia de la crisis.

Para muestra evidente de lo que digo, la siguiente: este martes en la tele de Pedro J, el líder de la oposición (un tal Mariano Rajoy), no era capaz de explicarnos sus propuestas políticas y económicas (y balbuceaba como un niño), alegando que no entendía bien su propia letra. La frase “qué triste” se queda demasiado corta para comentar esta actuación estelar del barbudo opositor. Por ello, para que no se me acuse de bravucón, no diré nada más al respecto.

Volviendo a la idea principal de este artículo, la de trabajar con el diálogo para construir sociedad, quiero destacar, en contrapartida a la postura del PP, la talla moral de los sindicatos, que como CC.OO., a pesar de tener recurrido el decreto que recorta el salario de los trabajadores públicos unilateralmente, no se cierran al diálogo, y ponen sobre la mesa sus intereses y su fuerza social al servicio del país. Y lo hacen aunque sea lo difícil y lo que no les pide el cuerpo. Lo fácil es lo que hace el PP; pero como en muchas circunstancias en esta vida, lo más fácil es lo menos aconsejable. ¿Cuándo no nos queden espacios reales en los que dialogar y pactar nuestros modelos de sociedad, volveremos a las trincheras?

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga

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Alérgicos al derecho a la información y a la risa

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=53121

Médicamente está comprobado que los alérgicos al derecho a la información, y los que lo son a la risa, no forman parte de un mismo grupo homogéneo de personas, y que pueden darse cuadros de este tipo hasta en las mejores familias. A pesar de sus distintas procedencias biológicas y sus síntomas diferenciados, encontramos dos grupos de alérgenos que, frecuentemente en simbiosis, unen sus esfuerzos para debilitar las glándulas de los Derechos Fundamentales y del Humor de las personas. Los dos grupos de alérgenos, de este tipo, más frecuentes en la actualidad son la Iglesia Católica y el PP.

Estos alérgenos pueden inducir una reacción hipersensible en individuos que tengan una cierta predisposición alérgica a la libertad y al sentido del humor. Sin esa predisposición, infundada quizás por el miedo, por la tradición, por la ignorancia o por la mala leche, estos alérgenos tienen poco que hacer y el cuerpo será inmune a tales sintomatologías reaccionarias.

Se ha descrito el proceso desencadenante de estas alergias de muchas formas. En realidad, y aunque normalmente el individuo no sea consciente, su organismo detecta el alérgeno y lo reconoce como sustancia extraña. De ahí derivan, por ejemplo, las dudas de fe. En exposiciones posteriores, dada la tradición y la historia de nuestro país, el sistema inmunitario de la persona reacciona de forma excesiva (para librarse en realidad, aunque sin éxito, de alérgenos religiosos y políticos) lanzando bravuconadas ultraconservadoras, o queriendo que los Tribunales fallen contra la Libertad, sucesos que evidentemente alteran la homeostasis del sistema social democrático. Llegados a este punto, la alergia debe ser tratada médicamente.

Esta semana se han detectado dos casos muy claros de este tipo de alergia. En primer lugar, el PP ha conseguido hipersensibilizar a la Junta Electoral para que no se televise en debate CiU-PSC, cuestión que lesiona el derecho a la información de la ciudadanía, censurando el cara a cara entre los dos únicos políticos con posibilidades reales de ser President. Esto ha sido auspiciado por alérgeno denominado PP, que en lugar de colaborar con la Democracia ofreciéndose a que haya más debates en la televisión, en los que ellos podrían aparecer, hacen trampas rompiendo la baraja. No han actuado así cuando los debates son sólo Zapatero-Rajoy, lo que evidencia mala fe.

En segundo lugar, el alérgeno religioso ha provocado una reacción que ha derivado en una denuncia contra Buenafuente por hacer un chiste. Esperemos que a los tribunales no presenten también este cuadro médico, como les ha ocurrido a los señores de la Junta Electoral, y no sólo protejan la irrenunciable libertad de expresión, sino también el sano ejercicio del humor.

Los síntomas de esta alergia, que siempre ha existido, son actualmente más severos que nunca, ya que han conseguido hacer naufragar la necesaria investigación en nuestro país contra los asesinatos y desapariciones del franquismo, han puesto a Garzón contra las cuerdas y han paralizado la ley de Libertad Religiosa, por poner algunos ejemplos; y todo esto con un gobierno socialista (qué sería de nosotros si encima ellos gobernasen y acaparasen todos los estratos de poder).

Generalmente esta hipersensibilidad está predispuesta genéticamente en algunos individuos o familias, por tanto, si estima que un familiar (o un ser querido) puede estar sufriendo estos síntomas, sepa que además de los psiquiatras, los alergólogos están capacitados para tratar también el fundamentalismo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga
www.alfonsocortes.com

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La política del más o menos y la irresponsabilidad

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=52451

Esta semana Rajoy ha sorprendido, no por su habitual indeterminación y ambigüedad, sino porque por primera vez en su vida, ha dicho, más o menos, lo que quiere hacer si logra formar gobierno. Se ha mojado más en lo que haría con el matrimonio homosexual y la ley del aborto, y menos en la política económica y social.

Ha defendido que le gusta el modelo Cameron que está aplicando el premier británico, y que sería un ejemplo a seguir en España. Cuando se le pregunta si también despediría a 500.000 trabajadores públicos como en Gran Bretaña, con cierta apariencia de ignorancia osada, responde que no conoce el detalle del modelo de su admirado Cameron, cuando esos despidos son el titular destacado en toda la prensa internacional. Mariano empieza a decir lo que piensa, pero sólo más o menos, no vaya a ser que por equivocación, profundice alguna vez en el meollo de cualquier asunto.

Dice las cosas más o menos porque, cuando habla de las políticas de Cameron como modelo, escoge parcialmente algunas medidas, y deliberadamente esconde otras a sus electores. Por ello es conveniente preguntarle firmemente al señor Rajoy, qué sacrificios va a exigir a los españoles que no esté exigiendo férreamente ya el actual gobierno de Zapatero. Y que el señor Rajoy responda a esta pregunta es vital, ya que es charlatanería barata el vender un programa electoral, como está haciendo el PP desde la oposición, en el que con bajada de impuestos se recorte el déficit. Eso sólo se puede matemáticamente hacer (en la coyuntura económica actual) recortando brutalmente de todos sitios, incluida la sanidad y la educación, y a costa, claro está, de la calidad de vida de los habitantes de un país.

También es conveniente pedirle coherencia a Rajoy y los suyos, porque no se puede estar constantemente hablando de que quieren adelgazar el gasto de las Administraciones Públicas y luego, cuando el presidente Zapatero se reunió (es importante recordarlo) en 2009 con las Comunidades Autónomas para pactar una serie de recortes, fue Esperanza Aguirre la primera que se levantó de la mesa, y rompió las negociaciones. El PP se permite el lujo de ser tan incoherente e inconsistente ideológicamente porque su votante nunca le llama la atención y le exige responsabilidades, como si los Rajoy y Aguirre de cada día fueran infalibles y nunca errasen. Por su parte, cuando el PSOE se desvía (de manera intencionada o sobrevenida) de su programa electoral y de sus principios ideológicos, las urnas le dan un escarmiento.

El electorado del PP no suele castigar a su partido porque le falta coherencia ideológica y honestidad crítica hacia sus líderes políticos. Y esta actitud contribuye en gran parte a que el PP sea desgraciadamente como es. Por su parte, el votante progresista constantemente demuestra su desencanto y exigencia a sus representantes políticos dejándoles de votar. Este comportamiento del electorado español obliga a la izquierda a aprender constantemente de sus errores y a renovar sus discursos mientras estanca cómodamente a la derecha en un discurso idéntico y vacio por los siglos de los siglos.

Ahora bien, si el electorado conservador es incoherente y pueril, el progresista es puerilmente irresponsable, porque ante las adversidades (siendo la adversidad y el conflicto el medio ambiente natural de la izquierda, en tanto y en cuanto quiere transformar la sociedad haciéndola más justa y eso genera tensiones en distintos frentes), cuando llegan elecciones se quedan en su casa sin votar y sin tomar partido en la sociedad, en lugar de pedir de manera efectiva con el voto una manera de entender el mundo y contribuir a su construcción con este simple acto. Y esto ha pasado hace un par de días en EE.UU. también. Quiero decir que es muy sano, políticamente hablando, castigar electoralmente al partido que se ha votado, pero es al mismo tiempo muy peligroso no votar y dejar decidir a otros por mí.

En conclusión, mientras no cambiemos nuestra manera de entender la política, y nuestro nivel de exigencia y compromiso real con nuestras ideas y nuestros representantes de las mismas en los parlamentos, nuestros políticos, que salen de entre nosotros (no son de otro planeta ni de otra casta) seguirán siendo como constantemente nos quejamos: un reflejo de nosotros mismos. Es decir, del más o menos, o de achantarse ante las adversidades. ¿O acaso no nos damos cuenta de que entre todos construimos nuestro propio modelo social? La política del más o menos y la irresponsabilidad parecen ser dos rasgos de la manera contemporánea de vivir en sociedad.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga
www.alfonsocortes.com

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La marrullería del PP

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=51995

Desgraciadamente ya no nos sorprenden ninguna de las vilezas del PP, y salvo a sus fieles militantes y votantes (no han encandilado ni un solo voto nuevo en 6 años), al resto de la ciudadanía nos parece un peligro sistémico, en lugar de una posible alternativa de gobierno en un país donde el parlamentarismo parece que ya está consolidado.

Esto en realidad no es sano porque el PP nunca accede al Gobierno por sus aciertos, ni por sus propuestas, ni su por capacidad de ilusionar con su proyecto, sino que simplemente gana cuando el PSOE sufre el inevitable desgaste del ejercicio del poder, y gran parte de los españoles se quedan desencantados en casa el día de las elecciones.

Sin embargo, Rajoy y los suyos no sólo no están por la labor de regenerar la derecha, de homologarla a los criterios políticos occidentales y democráticos, y hacerla políticamente competitiva, sino que alimentan y se aprovechan de la ignorancia política, y dan alas y cabida a los discursos fascistas para no perder ese votante fiel, vinculado al franquismo sociológico. Ese parece que es su pilar político más sólido, y así lo demuestran los estudios que aseguran que el 90% de la ultraderecha española les vota.

Es por todos sabido el perfil bajo, bajísimo de Mariano Rajoy. Sabemos que su estrategia eterna para acceder a La Moncloa es fumar puros, y entre puro y siesta, decir sandeces (como cuando le preguntaron por su postura ante la reforma de las pensiones y respondió entre jadeos ininteligibles que se pronunciará al respecto cuando lo haga Zapatero). ¿Quiere decirse que mientras Zapatero no diga nada, este señor no tiene siquiera opinión? Pobre de nosotros si nos dejamos gobernar por semejante muñeco.

Y no sólo Rajoy es un político mediocre, sino que también lo es Aguirre (es mediocre en el sentido noble de la Política, pero en cuanto a su destreza y agudeza trilera es sobresaliente doña Esperancita), lo es Arenas que se puede jubilar perdiendo elecciones en Andalucía, y lo es Cospedal. Esta mediocridad ha quedado reflejada ayer mismo, cuando un micrófono indiscreto les ha pillado preocupados reconociendo que el nuevo Gobierno es bueno. ¿Qué han hecho entonces, políticamente hablando, estos 6 años si su trabajo era hacer programa político y ante un cambio de Gobierno se van por la pata abajo? Pues nada de lo que realmente son sus responsabilidades. Lo que han hecho es simplemente fastidiar, insultar, perjudicar al país y estar de fiestas ecuménicas, automovilísticas y gürtelianas.

Es lógico, en consecuencia, que teniendo estas cualidades, a la derecha no le quede otra que estar en política de la manera más indecente, más indigna y más injusta para con un país: Trabajando para que las cosas vayan aún peor para ver si así, a lo mejor, consiguen llegar al poder para simplemente mandar, ya que los conceptos de Gobierno, Cambio Social, Justicia, Ética, Responsabilidad y Democracia son inabarcables para sus mentes simples e iletradas (o aprovechadas), aunque ciertamente ambiciosas.

No hay declaración del PP que se salve en los últimos años. Ayer, por poner un ejemplo de menos de 24 horas, el Tribunal de Justicia de la Unión tiró de las orejas a España por el tema del canon, y al señor González Pons, secretario de comunicación del PP, le falta tiempo para chupar cámara y decir que el gobierno debe retirar el canon, hacer caso a Europa y por tanto librar a los internautas de ese impuesto. Es de vergüenza que este señor, obviamente, ni siquiera se haya leído la sentencia del Tribunal europeo, ya que en la misma, se defiende que el canon para particulares debe seguir existiendo, pero no así para las empresas. Esto es tema de discusión, pero lo que hace Pons y tantos otros del PP es indiscutiblemente causa de despido justificado.

Para gobernar (bien) hace falta mucho más que ambición inconmensurable y mala leche señores del PP. Así que les aconsejo que se formen, que estudien Política, Derecho e Historia, y que articulen programas serios. De este modo sus discursos serán mucho más sólidos y podrán dejar de ser los malos de la película, aquellos malos que quieren que todo vaya a peor (que la crisis sea peor, que ETA siga activa, por poner dos ejemplos), sólo para ejercer el Poder.

No hay nada más peligroso que ganar unas elecciones buscando sólo el deterioro del contrario en lugar de profundizar en las virtudes propias, y por consiguiente mal gobernar sin criterios, sin proyecto y sin ideas. Señor Rajoy: eso simple y llanamente es despotismo con ínfulas de totalitarismo.

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Rajoy fomenta la corrupción

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=48457

No se puede decir que Rajoy sea un corrupto porque no ha sido condenado por ello, y ni siquiera ha sido imputado como lo han sido centenares de sus amiguitos de partido. Y tampoco es esa mi intención. Lo que sí que se puede afirmar con rotundidad es que la actitud de Rajoy favorece y protege la corrupción y el comportamiento detestable de los corruptos de su partido, que ven como su líder se pone del lado oscuro, en lugar de estar del lado de la ley.

Un líder de verdad, un aspirante serio a la presidencia del país debe dar ejemplo y ejercer su autoridad para que se cumpla la ley y para que la ética esté por encima de los intereses bastardos y podridos de ciertos delincuentes con corbata metidos en política, aunque jueguen en su propio equipo. Si Rajoy favorece este laissez-faire estando en la oposición, imaginemos si alguna vez llegase a La Moncloa: el desparrame y la berlusconización de España sería irreversible. Ya sabemos, lección que nos ha dado el estudio de la historia de la política, es que los líderes incapaces fortalecen su posición permitiendo que sus subordinados y colaboradores roben a manos llenas.

Ha quedado de manifiesto que Rajoy es incapaz de ejercer el liderazgo en su propia casa, por tanto, invito a los militantes del PP a que empiecen a buscarse otro presidente, ya que con este señor con barba tienen muy crudo ganar las elecciones, y si las ganase, lo tendríamos muy crudo todos los españoles.

Y como ven, señores, no hace falta hablar ni de Ripoll, ni de Camps, ni de Martín Serón porque la corrupción se ha convertido desgraciadamente en el padrenuestro de cada día del Partido Popular, y por tanto, es inmoral y sangrante el argumento pepero de que existe una conspiración contra ellos. Lo ilegal no es que la policía detenga a políticos corruptos, señor Rajoy, lo ilegal es lo que hacen sus compañeros de partido.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política en la Universidad de Málaga

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Los del PP reconocen que dicen barbaridades

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=47301

Estamos acostumbrados, desafortunadamente, a diarias salidas de tono e incongruencias y maldades por parte de los dirigentes del Partido Popular. Con frecuencia me quedaba la duda de contrastar si esas barbaridades eran fruto de la ignorancia o de la maldad, y si ellos eran conscientes del daño de sus declaraciones. Esta semana hemos confirmado, por boca de Esperancita Aguirre, que son realmente ruines y conscientes de sus acciones.

Ayer o anteayer, Rajoy propuso reducir el gasto electoral a la mínima expresión, y esta declaración ha pasado de puntillas por toda la prensa española, siendo en realidad de gran enjundia y profundidad. Y es tan central este asunto porque está estrechamente vinculado con la igualdad de oportunidades, y por tanto esta propuesta contribuye al debilitamiento de la propia democracia.

Aunque la igualdad no exista, ni se quiera conseguir una igualdad en términos de homogenización al estilo un mundo feliz, es fundamental en las democracias el sagrado principio de la igualdad de oportunidades. No todas las personas, por ejemplo, tienen el mismo talento y capacidad para desarrollar una determinada profesión, sin embargo, el Estado ha de garantizar y trabajar para que todos los niños tengan acceso al sistema educativo y puedan llegar hasta donde sus posibilidades le permitan, sin influir en ello el poder adquisitivo de sus padres. Esto es irrefutable desde la perspectiva democrática y casi todos estamos de acuerdo.

En esta misma línea, y volviendo al hilo central del artículo, tiene sentido que en una democracia y en tiempos electorales, el Estado apoye económicamente a los partidos políticos que quieren concurrir a las elecciones, para que compitan en igualdad de condiciones a pesar de sus distintas cuentas corrientes. En este momento convulso, Rajoy lanza la propuesta populista de reducir al mínimo los gastos electorales. No concretó de qué forma, pero en cualquier caso esta reducción ahondaría más aún las diferencias (más que evidentes e injustas) entre los partidos “ricos” y que se pueden pagar una gran campaña electoral y publicitaria, y los partidos “pobres” que no tienen ni para pipas, ni para un triste cartel.

Esto lo dice el PP porque sabe que aunque no recibiese ni un solo euro del estado, tendría la campaña electoral más vistosa de todos los partidos, ya que al PP le sobra el dinero y está apoyado por grandes empresas y por numerosos medios de comunicación. Para que una democracia funcione bien, todas las propuestas políticas deberían presentarse a los ciudadanos en igualdad de oportunidades, cosa que no hay que ser muy lúcidos para comprobar que no ha existido siquiera en estos 30 años de democracia. Imaginemos si encima se recortan estos gastos: el PP perpetuado en el poder, a modo dictatorial, con la apariencia vil de parlamentarismo, y controlando la mayor parte de los contenidos audiovisuales.

Esto es una auténtica barbaridad, y ellos lo saben, y parece que entre Rajoy y Aguirre compiten para ver quién de los dos dice la barbaridad más gorda. La propia Esperanza Aguirre, el pasado 1 de junio, se jactaba ante Rajoy (en el Congreso de la empresa Familiar, y gracias a un travieso micrófono abierto) de la siguiente forma: “hoy he dicho barbaridades” en alusión a sus críticas a Zapatero. Más grave aún que estas palabras bárbaras, es que los muy puñeteros saben lo que hacen, y ha quedado manifiesto.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política en la Universidad de Málaga

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Carta abierta a Rajoy

publicada en el diario elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=46223

Señor Rajoy, su compañero Cristóbal Montoro, con su peculiar tono inseguro al mismo tiempo que desafiante, ha advertido de que harán “todo lo posible para llegar al Gobierno”. Cómo si no nos hubiésemos dado cuenta de ello desde que perdieron las elecciones de 2004. El problema de su PP, es que ese “todo lo posible” de Montoro se lo toman al pie de la letra, renunciando a la ética política y a la pedagogía social, y usando la demagogia y la valentonada como armas fundamentales.

No nos merecemos en España que un partido político de masas, como el suyo, con tal de Gobernar, ponga su envenenado grano de arena en perjudicar a España, y con ello, según su lógica, si a España le va mal, a Zapatero también le irá mal. Puede que Zapatero sea su adversario sr. Rajoy, pero los españoles no somos sus enemigos naturales (somos la ciudadanía) a quien continuamente usted insulta intelectualmente cuando juega con el populismo barato aprovechando el desconocimiento de gran parte de la población sobre muchos temas. Usted sr. Rajoy está tratando como enemigos e idiotas a quienes pretende gobernar a partir de 2012.

Y digo esto no por su reciente apelación a la cadena perpetua (usted sabe que es inconstitucional, y que gran parte de la gente no lo sabe), o las declaraciones que hace sobre la inmigración (para satisfacer a su electorado de ultraderecha), que son situaciones en las que obviamente usted se aprovecha del desconocimiento de muchas personas sobre los conceptos del Derecho Público (Administrativo y Constitucional principalmente) para colar un mensaje populista y peligroso, con tal de comprar nuestras iletradas voluntades.

Tras su reunión con Zapatero, señor Rajoy, usted ha vuelto con su discurso incoherente pero que sabe que puede penetrar, en estas circunstancias de crisis, en personas que viven con desesperación este tiempo, y en sus amigos grandes empresarios y magnates (a Díaz Ferrán eso de gran empresario le viene grande) que están deseando que usted gobierne para pagar menos impuestos (todavía) y recuperar su poder de señores feudales, y hacer de España su rancho particular.

Usted, señor Rajoy, pide que se recorte el gasto público para reducir el déficit. ¿Se ha parado a pensar que quizás buscar más ingresos pueda ser otra opción viable? Digo esto porque usted calla malévolamente, y no explica a su público que si se recorta el gasto público, habría que recortar o retirar los subsidios de desempleo, habría que recortar los servicios sanitarios y escolares, habría que hacer de peaje casi todas las carreteras, habrían menos policías, peor justicia, y un sinfín de Servicios Públicos que lógicamente cuestan dinero al Estado. Explíquelo señor Rajoy, muestre sus posturas abierta y honradamente, y ya le votaremos o no, pero no se aproveche así de la gente. Usted está omitiendo información, como hacen los malos vendedores con tal de venderte un coche, cuando te lo pintan de oro, de lo fantástico que es conducirlo, pero no te dicen que ese coche tuvo un accidente grave y tiene el chasis dañado y los kilómetros trucados. Usted está haciendo con nosotros lo mismo que ese vendedor farsante.

Por ello, señor Rajoy, le pido que hable claro y explique sin complejos y con honestidad (cosa que creo no ha hecho nunca, ni en los últimos años, ni en su etapa en el Gobierno cuando el Prestige) y nos aclare qué modelo de sociedad quiere. Recortando el gasto público, es de cajón que hay menos déficit, y por tanto económicamente se está más desahogado, pero eso no significa que la gente de a pie esté mejor, sino todo lo contrario. El Estado puede tener sus cuentas desahogadas, pero la gente no tener hospitales donde ir a curarse, y los niños de los trabajadores sin escuelas donde ir a aprender. Y me estoy dirigiendo a usted por si acaso no es tan mala persona y simplemente es un alma cándida aconsejada por los tiburones de su partido.

De lo que se trata, señor Rajoy, es de que los españoles cada día vivan mejor y eso si recortamos el gasto público no se consigue, debemos por el contrario aumentar el gasto público, sobre todo cuando hay gente que lo pasa mal. Por ello para luchar contra el déficit le vuelvo a recordar que en su responsabilidad de político y si quiere dar talla de estadista empiece a trabajar las fórmulas para aumentar los ingresos públicos, y deje de marearnos la perdiz con el muy necesario y vital gasto.

Imagínese señor Rajoy si Zapatero en estos momentos de crisis hubiera recortado el gasto público: gente en el paro sin cobrar ni un euro, en los hospitales que hubiesen quedado abiertos, colas kilométricas, agujeros como templos en las carreteras, más inseguridad ciudadana (la policía cuesta dinero), la educación sin recursos, y así un larguísimo etcétera. Así que, por favor, ya está bien de hacer daño al país. Si usted no tiene gancho, carisma e ideas suficientes para llegar a La Moncloa, pues no llegue y quédese en su despacho de registrador. Nos ayudará así mejor a todos y se ayudará también más a usted mismo.

Por otra parte, quiero recordarle que usted no es la única alternativa (no lo es su partido para España, y mucho menos usted para el PP) así que le recomiendo que cuide sus palabras y comience a hacer una política inteligente y honesta. Hágalo por usted (que se lo quieren comer sus correligionarios) y por todos los demás españoles principalmente. En mi opinión, la alternativa que usted nos quiere vender no es la única sino que llanamente es la peor de las alternativas posibles, ya que una crisis financiera, provocada por los poderes financieros y económicos, no puede resolverse con medidas como las que usted propone ya que pretenden dar todavía más poder a la gente que ha provocado este colapso económico. Eso es como meter a la zorra a cuidar las gallinas.

Sin otro particular señor Rajoy, le deseo un feliz día y aprovecho para enviarle un saludo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política en la Universidad de Málaga

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Y además caen palos en El Cabanyal

Artículo publicado el 9 de abril de 2010 en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=45170

Desgraciadamente esta semana está cargada de noticias desoladoras, como los gravísimos casos de corrupción del Partido Popular por un lado y por otro que finalmente hayan conseguido, los herederos políticos del fascismo español, sentar a Garzón en el banquillo por tratar de hacer justicia y esclarecer el genocidio cometido por nuestra última dictadura. La corrupción mina el sistema desde dentro, y el caso Garzón mina la confianza y unión sentimental de las personas con la democracia. ¿Qué se les puede decir a los miles de familias, de los más de 100000 desaparecidos, que aún no han podido siquiera identificar a sus familiares? Ciertamente, no encontramos una respuesta coherente a esta pregunta.

Sin embargo, me gustaría poner voz a lo que está ocurriendo paralelamente en El Cabanyal, porque, evidentemente por razones de agenda-setting, está quedando en un segundo plano. Esta mañana, sin ir más lejos, hemos vivido momentos de tensos enfrentamientos de la policía contra la población civil, que se han saldado con dos detenidos y varios heridos.

Hay quien pueda decir que los manifestantes han provocado la brutal carga con comportamientos violentos. Pero que esto pueda haber sido así, no justifica una carga policial de esta dimensiones (hemos visto todos las imágenes en televisión de porrazos contra ciudadanos quietos). La Policía está especialmente entrenada para estas situaciones, y sabe cómo actuar directamente, y sin abuso de la fuerza, contra la persona violenta en cuestión.

Se me puso la carne de gallina cuando vi a la Policía de la España democrática arremeter contra la voz del pueblo, contra personas que tienen derecho constitucional a manifestarse. De este hecho derivan dos cuestiones sumamente importantes desde el punto de vista político: 1. Uso desproporcionado de la fuerza y violación de los derechos de muchos ciudadanos que han sido agredidos mientras estaban sentados, y por tanto sin mostrar violencia, y 2. Deslegitimación de la autoridad, ya que es de manual de primer curso de Ciencias Políticas, la cuestión de que el poder político pierde legitimidad cuando debe hacer uso de la violencia para hacer cumplir sus decisiones.

A pesar de que pueda haber algún elemento violento (no lo sé porque no he estado presente en la protesta, pero concediendo incluso que haya podido ser así) la derecha no debe empañarnos el cristal y tratar de ponernos una imagen distorsionada sobre este asunto delante de los ojos.

Hay que decir bien alto que lo que está ocurriendo en El Cabanyal es un atropello y una vulneración brutal del propio derecho a la propiedad de los ciudadanos. Lo que realmente está en juego son los sucios negocios inmobiliarios y urbanísticos de empresarios y políticos de corte gürteliano, que para forrarse atacan y roban a los pobres.

Y no es demagogia, porque independientemente del debate sobre la legalidad de la actuación urbanística del Ayuntamiento de Valencia (PP), queda claro que lo están desarrollando de forma deshonesta con sus ciudadanos (también electores), porque les quieren obligar a abandonar sus casas con un dinero en el bolsillo que no les llegaría para comprarse otra igual.

Aquí se debería acudir a la Justicia (espero que no sea aquella amiguita del alma del Presidente Camps), porque lo que no se puede hacer es robarle a las personas sus casas (sea completa o parcialmente) y encima darles de hostias porque protestan contra una decisión evidentemente injusta para ellos. En este caso nos encontraríamos no con un hurto limpio o de guante blanco, sino un gran atraco a mano armada.

Alfonso Cortés González es profesor de la Universidad de Málaga

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Estoloarreglamosentretodos.org

Artículo de Eduardo Cholvis publicado en La Bitácora de Comunicación Política.
Enlace: http://compolitic.wordpress.com/2010/03/17/estoloarreglamosentretodos-org/

LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Los últimos datos publicados por el Centro de Investigaciones Sociológicas no dejan lugar a dudas, ponen de manifiesto un grave deterioro de la percepción que de la política tienen los ciudadanos. Si no recuerdo mal, “los políticos” pasan a ser el “segundo problema” por detrás del paro y por delante del terrorismo. Esto ya es bastante grave. Plantearse la clase política en términos de problema tiene su miga, en tanto en cuanto la clase política está ahí para resolver problemas. El problema está en que los que resuelven problemas son un problema. Algo no va bien.

El desprestigio que sufre la clase política profesional es más evidente en época de crisis, como es el caso en estos momentos, pero creo que con independencia de este factor, la clase política y los partidos políticos cada vez se alejan más del ciudadano y sus preocupaciones, quedando sumidos en un limbo de luchas internas, choques de egos, promociones personales, carreras políticas en ciernes y, en definitiva,  de temas que poco o nada tienen que ver, o deberían tener, con su función prioritaria, que no es otra que la de ser eco de las necesidades de los ciudadanos. La sensación que tengo, y aún a riesgo de generalizar de forma peligrosa, es que en la vida de un político, un 40% de su tiempo lo dedica a desarrollar la tarea que conlleva el cargo y un 60% lo emplea en “maquinaciones” orientadas a su autopromoción interna, a asegurarse un sitio en la foto, a evitar que le hagan sombra, etc. Evidentemente creo que esto no ocurre con la misma intensidad en todos los niveles. Es en la política local donde tengo la sensación que este fenómeno se da con mayor intensidad y de forma casi cainita, se “toca a degüello”. Conforme vamos subiendo de nivel, regional, nacional, si bien no creo que la cosa cambie mucho en cuanto al  fondo, si puede plantearse un cambio sustancial en las formas.

Esto en cuanto a la vida interna de los partidos. Si hablamos de cómo es la mecánica de relaciones entre partidos la cosa no pinta mejor. A veces parecen, solo parecen, un poco infantiles, chavales en el patio del colegio echándose en cara las mayores nimiedades; ¿Es razonable que desde el PSOE se plantee la deslealtad del PP como el principal problema que tiene España? ¿Es razonable que la oposición se oponga sistemáticamente a todo por principio? Sinceramente no me parece serio. Creo que este país necesita de un discurso político un poco más elevado, aunque puede que simplemente sea una estrategia, una forma de que ciertos mensajes calen entre el electorado, desde la base, utilizando un lenguaje simple o más bien simplón. “Nosotros” lo hacemos todo bien y “ellos” lo hacen todo mal. Estadísticamente imposible.

No podemos pasar por alto que hay muchos políticos que desarrollan su tarea de forma ejemplar, que dan el doscientos por cien, que solo viven por y para su trabajo, pero no es menos cierto que hay una gran cantidad de ellos que tienen más interés por sus intereses personales, y no hablo de intereses económicos, no hablo de corrupción -que también-, hablo de conseguir cuota de poder, de estar cuanto más arriba mejor, de adquirir notoriedad social, de acostumbrarse a “lo bueno”. En definitiva de todo aquello que implica pertenecer a la “clase” política, de todo aquello que conlleva ser ciudadano de primera, cuando de lo que se trata es de ser un ciudadano al servicio de los ciudadanos. Sin más.

En realidad, puede que esta desafección hacia la política que manifiesta la mayoría de los españoles, sea consecuencia de una mala comunicación por parte de los partidos, o sea consecuencia del tratamiento que los medios hacen del día a día político, o simplemente se deba a que en realidad hay mar de fondo.

EL VOTANTE

Qué fue primero, la gallina o el huevo. ¿Dejamos de interesarnos por la política como consecuencia del hartazgo que la política provocaba en nosotros o, directamente, no somos capaces de comprometernos más con la realidad social y política de nuestro país? Sinceramente creo que la respuesta correcta la podemos encontrar en los dos enunciados. Nos gusta quejarnos, nos gusta criticar, nos gusta poner a parir, pero somos incapaces de emplear parte de nuestro sagrado tiempo en acciones que redunden en beneficio de la comunidad. Es cierto que para muchos, afiliarse a un partido lleva implícita la sensación de tener que acabar comulgando con ruedas de molino. A mi me pasa. No parece que el funcionamiento interno de los partidos sea el más democrático de los funcionamientos. Pero también lo es que las cosas se arreglan desde dentro, que para cambiar algo hay que ocupar espacios que te permitan desarrollar acciones que tengan repercusión, ya sean partidos políticos, ONG, asociaciones, plataformas, foros, lo que sea. Eso es algo que se le puede echar en cara a gran parte de la sociedad española, entre la cual me incluyo. No somos lo suficientemente proactivos.

LOS GOBIERNOS

Se gobierna pensando en las elecciones. Actualmente no hay valentía en nuestros gobernantes. No se han acometido los cambios estructurales necesarios por miedo a perder votos. Se gobierna a favor de la corriente. La crisis nos está machacando y es cierto que ha sido una crisis sobrevenida, que no tiene un origen interno. Pero nos ha pillado con los deberes sin hacer. Hemos basado nuestro desarrollo prácticamente en un único modelo productivo, el de la construcción, y alrededor de él hemos crecido al 3% durante bastante tiempo. La envidia de Europa. Pero en cuanto la crisis nos ha golpeado, todo se ha desmoronado con especial virulencia y se nos han acabado viendo las vergüenzas. Como reza el dicho, “pusimos todos los huevos en la misma cesta”.

A nuestros gobernantes debemos exigirles la capacidad de prevenir, de anticiparse. En ellos depositamos nuestra confianza y son ellos los que deben asumir esa tarea. No hay escusa para que un país soporte una tasa de paro de un veintitantos por ciento. Había que haber reaccionado antes, había que haberlo visto venir. En definitiva ha sido la crónica de una muerte anunciada. Gobernar a favor de la corriente es fácil. El buen gobernador ha de tomar medidas impopulares si con ello se garantiza la estabilidad de un país y ha de tomarlas en el momento preciso, aunque se pierdan las siguientes elecciones. Con valentía.

Y hablo de gobiernos en plural, porque no hay que buscar responsabilidades solo en los gobiernos de Rodríguez Zapatero, sino que con los gobiernos de Aznar comenzamos a deslizarnos por una peligrosa ola que acabó rompiendo de mala manera.  En tiempos de bonanza nadie tuvo visión de futuro, nadie tuvo la cordura necesaria para contener la euforia del crecimiento desmedido que experimentamos y comenzar a plantear  alternativas “por si” el viento cambiaba. Nadie hablaba de innovación y desarrollo, nadie hablaba de energías renovables. Fueron momentos en los que se tenía la capacidad de invertir en estos campos. Nadie lo hizo. Y como digo, todos estos gobiernos han sido responsables, no de la crisis, pero sí de las graves secuelas que está dejando.

Ahora tenemos prisas. Todos los cambios que demandaban un país y una sociedad como la española se quieren hacer de golpe. ¿Cómo se puede cambiar de modelo productivo en tan poco tiempo? ¿Cómo nos inventamos un país de la noche a la mañana? Me temo que a España le va a costar muchísimo tiempo levantar cabeza y tener capacidad generadora de empleo para los más de 4.000.000 de personas que se han quedado sin trabajo. Espeluznante.

EN DEFINITIVA

Creo que nadie ha estado a la altura de las circunstancias. No durante la época de bonanza, en la que todos nos endeudamos por encima de nuestras posibilidades, espoleados por los bancos y los créditos inverosímiles que nos ofrecían –quién los pillase ahora-; en la que los empresarios no entendían bien lo que quería decir la palabra inversión, o los términos I+D, y sin embargo mantenían unas cuentas de resultados en plena forma y tenían más que contentos a sus accionistas. Y esto si hablamos de los empresarios con ética. Los que desconocían este término sabían ingeniárselas para pagar la menor cantidad posible de impuestos ayudados por asesores financieros y abogados que les diseñaban complejas tramas de evasión fiscal, ¿responsabilidad social corporativa?

Tampoco los sindicatos han estado a la altura. No desde el momento en que muestran un nivel tan alto de connivencia con los gobiernos de turno. ¿Qué ha sido de los sindicatos? ¿no deberían revisar su papel en la sociedad actual? Sinceramente opino que se están quedando obsoletos, que han dejado de ejercer el papel que se les supone  y que necesitan adaptarse a los tiempos, renovarse y volver a ser lo que en otro tiempo fueron, una palanca sobre la que la sociedad aplicaba su fuerza para generar nuevos espacios.

Por supuesto, nadie ha estado a la altura de las circunstancias cuando la crisis ha barrido de un plumazo nuestro “way of life”. Ni el gobierno, ni la oposición, ni los bancos, ni los agentes sociales, y en este caso, al ciudadano de a pié, lo disculpamos, porque poco o nada puede hacer ante lo que se le avecina, o sí,  y no es otra cosa que tener confianza, lo que parece que es mucho pedir, pero que al fin y al cabo puede que sea el elemento que necesitamos para superar todas las dificultades que se nos van a plantear. Bajo esta premisa nos dicen que “estoloarreglamosentretodos.org”, aunque yo hubiera utilizado como eslogan para la campaña algo así como “estoloarreglamosconlapuntadel….org”, que queda mucho más potente y transmite una intensa sensación de confianza absoluta en nuestras posibilidades.

En definitiva, hemos pasado por años de crecimiento y esplendor, hemos vivido como nunca, pero hemos vivido demasiado el momento y toda esa riqueza generada durante estos años la hemos dilapidado de forma vergonzante. Ha sido la época del pan para hoy y hambre para mañana.

Eduardo Cholvis Pedraza.

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