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noviembre, 2011:

Saber lo que se vota

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/tribuna-libre/saber-lo-que-se-vota/

Desde el 20 de noviembre, periodistas y ciudadanos se preguntan qué es lo que va a hacer Rajoy cuando sea investido presidente. Esta incertidumbre no debería darse para nada en una democracia representativa, como es teóricamente la nuestra, ya que se supone que el juego consiste en que los distintos candidatos de los partidos presentan sus propuestas y programas con anterioridad, en la campaña, y que la gente vota esas líneas de actuación que están detalladas a priori.

Un problema grave de las democracias en esta etapa de la historia, es que mucha gente vota sólo por las siglas sin tener en cuenta el contenido político de sus programas. Se da el fenómeno de que muchos ciudadanos votan a un partido político como si de un equipo de fútbol o concursante cantor de reality show se tratase. ¿Es admirable que legitimemos al presidente de un país bajo el grito televisivo y freak de “tú sí que vales”?

El problema no es sólo la falta de cultura política entre parte de la población (en unos países más que en otros) sino también que los propios partidos políticos fomentan esta filiación superficial y marketiniana a sus siglas. Por ejemplo, CiU en esta última campaña electoral ha escondido su programa para no perder votos, lo que supone un atentado a la inteligencia y a la honestidad de un pueblo. Y si el pueblo vota por tanto a estos ilusionistas, pues entonces nos estamos retratando todos como sociedad, seamos políticos, electricistas o periodistas.

El juego consiste en que primero se explica que se va a hacer claramente y por tanto si se reciben la mayoría de los votos, se está perfectamente legitimado para hacer lo que se tenga que hacer aunque moleste a muchos. Del modo actual se obtienen los votos escondiendo lo que se va a hacer en lugar de explicarlo antes, que es lo lógico. Así, aunque se tengan millones de votos y la legitimidad legal para gobernar, falta esa Legitimidad (con mayúsculas), basada en la verdad, la transparencia y la honestidad del contrato político entre ciudadanía y representantes y de misma.

La democracia, por tanto, está siendo atacada severamente desde distintos frentes: desde el exterior con las primas de riesgo y la voracidad de los mercados, y desde el interior con las triquiñuelas de los partidos políticos. Y todo esto ante la impasividad de gran parte de la ciudadanía.

Por consiguiente y por honestidad política lo que debería hacer Rajoy de inmediato, aunque no nos guste, es trabajar por sus posturas políticas que sí conocemos, y por tanto debería comenzar su mandato atacando al Estatut, aboliendo la ley del aborto y del derecho al matrimonio de todos los ciudadanos (sin importar el sexo o el credo), desterrando de las escuelas la “educación para la ciudadanía” y volviendo a convertir los bares y restaurantes en fumaderos para perjuicio de ciudadanos asmáticos, con problemas de corazón y niños.

Una amiga me decía ayer: “Pero tío, déjale tiempo a Rajoy que aún no ha empezado”. Todos mis respetos para tu opción política y para el señor Rajoy, pero ¿entonces no sabes qué has votado? Qué pena ejercer el derecho al voto movido sólo por la emoción transitoria o por el odio.

Alfonso Cortés González es vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y profesor de Comunicación de las Instituciones Públicas y de Comunicación y Sociedad

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¿es el fin de la democracia?

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/tribuna-libre/%c2%bfes-el-fin-de-la-democracia/

Que la democracia se vaya al garete depende de muchos factores y de cómo reaccione la todavía ensimismada sociedad civil en toda Europa. Lo que es indudable es que estamos en un momento muy agudo, que presagia un cambio de ciclo importante, acompañado de nuevas formas de gestión del poder.

Dicen en los medios que vuelve la tecnocracia. Eso es falso, ya que la tecnocracia nunca se ha ido ¿o es que los ministerios no lo gestionan técnicos y especialistas (Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado)? ¿O es que gran parte de los ministros actuales en todo el planeta no son personas de gran formación? La gran diferencia es que los técnicos ahora los están poniendo en los cargos esos oscuros poderes cada vez menos escondidos, sin contar con el voto de los ciudadanos. Lo que al mismo tiempo supone un atropello a la legalidad vigente.

No me gusta, y nunca me gustó Berlusconi, pero su acceso a la jefatura del gobierno italiano fue mucho más legítima que el actual nombramiento de Monti, por la sencilla razón de que a Berlusconi le votaron los ciudadanos para gobernar Italia (aunque otra cuestión es preguntarse por qué le votaron). El argumento, por tanto, que esgrimen los adalides de esta nueva dictadura de los mercados y las primas de riesgo (que ya se han cepillado numerosos gobiernos democráticos), que ahora es el tiempo de los técnicos y no de los políticos, no cuela. Lo que se debería decir, sin eufemismos y abiertamente, es que ahora es el tiempo de “sus” técnicos y no de “nuestros” técnicos, es decir, el tiempo de los técnicos que coloca a dedo el poder de cuatro megamillonarios para servir a sus intereses particulares, por encima de los técnicos que colocan con su voto el 100% de los ciudadanos para servir a la sociedad.

Siguiendo este plan de propaganda del nuevo régimen, se canta a los cuatro vientos que el nuevo gobierno de Italia está formado por diplomáticos y profesores de universidad fundamentalmente. Pues como siempre. Siempre en los gobiernos y parlamentos ha habido gran número de profesores universitarios, diplomáticos y otros especialistas en sociedad. La única pero lamentable diferencia, insisto, es que quien nombra a esas personas para llevar las riendas de un país ya no es el pueblo, sino que son las cuatro grandes agencias de poder que hacen subir y bajar las primas de riesgo.

Lo triste es que parece que esta batalla entre democracia y dictadura financiero-mercantil la está ganando los intereses de la minoría ya que el grueso de la sociedad civil permanece entre impasible y temerosa en sus casas, sin saber realmente que es lo qué está pasando en nuestras sociedades. Este podría ser el principio del fin de la Política (de lo poco con mayúscula que queda de la política en Europa), y por tanto no estoy diciendo que vayan a cambiar mucho las cosas a partir de ahora, sino que ya vienen cambiando desde hace algún tiempo.

Esta crisis va a desembocar en un modelo político y de gestión de la autoridad y el poder muy distinto y diferente a los que hemos tenido anteriormente en la historia. Por tanto, para analizar este período hay que emplear nuevas herramientas de interpretación de los acontecimientos porque lo que se avecina, sea para bien o para mal, no es asimilable a ninguno de los regímenes políticos y económicos anteriores.

Esta encrucijada, por tanto, tiene dos posibles y obvias salidas: o bien sirve de revulsivo para que la sociedad civil tome conciencia pronto, se movilice y por tanto se regenere el sistema hacia un nuevo modelo de democracia participativa, o bien se sigua profundizando en esta “revolución sin pepinazos ni bayonetas” iniciada por los poderes financieros ante la falta de acción política unitaria en Europa. No volverá el fascismo, ni el colonialismo en su tradición formal, pero sí se está andando el camino hacia un régimen político donde la voz del pueblo vuelva a no ser tenida en cuenta.

Esto lo venimos advirtiendo y detectando mucha gente desde hace algunos años, y sin embargo el PP (que se autoproclama como el partido de los más capaces, de los más formados y de los más listos) es ahora cuando se empieza a dar cuenta de que la crisis es europea y que se escapa de las fronteras peninsulares.

¿Ahora se dan cuenta? ¿A pocos días de las elecciones?

¿Ahora se da cuenta Rajoy de que esta crisis no deriva directamente de la gestión del Gobierno?

¿Es lo más conveniente para nuestro país, en esta encrucijada, dar el gobierno a un señor que ahora es cuando empieza a darse cuenta de qué va el asunto?

Ojalá nos salgan bien las cosas. Mucha suerte a España y mucha suerte a Europa.

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