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No sé qué tiene de homosexual un matrimonio

artículo publicado en elplural.com
enlace: http://www.elplural.com/2013/05/30/no-se-que-tiene-de-homosexual-un-matrimonio/

Ayer, titulares del tipo “primera boda gay en Francia”, circularon por todos los medios de comunicación del mundo, incluidos los españoles. En esta cuestión, hemos sido pioneros y no tiene realmente, por tanto, ese carácter de noticia que nos asombre. Lo que realmente me sigue sorprendiendo, es por qué seguimos empeñados en ponerle sexualidad a una forma jurídica, cuya reforma simplemente corrige la discriminación en función del sexo en las uniones civiles, heredada de una moralidad de épocas pretéritas, cuando las personas no gozábamos de derechos fundamentales.

Si nos atenemos a la naturaleza de las cosas (sean obras humanas o no), un matrimonio no puede ser gay o dejar de serlo, ya que es simplemente una unión civil entre ciudadanos actuando en libertad, en la que se determina la vinculación de sus bienes (gananciales o separados). Que haya afecto de por medio, pues sí, pero nada impide que se casen, por ejemplo, dos amigas heterosexuales y que tengan su vida sexual fuera del matrimonio. En cualquier caso, y dejando aspectos morales aparte, sería completamente legítimo. Por tanto esto del matrimonio universal o igualitario, es una corrección positiva y coherente se mire por donde se mire.

Francamente no creo en las etiquetas para el matrimonio (ni para casi nada), ya que no llamamos matrimonio postal a aquel en el que se casas dos carteros. Yo prefiero hablar de universalización del derecho al matrimonio. Eso sí, puestos a poner etiquetas, al matrimonio tradicional podemos llamarlo matrimonio discriminatorio, y así el debate político lo podríamos hacer girar, desde un punto de vista estratégico, en torno matrimonio igualitario VS matrimonio discriminatorio.

Ahora bien, aunque en España nos creamos que hay poca cultura, burros hay en todas partes. En Francia, también se han agrupado turbas de zoquetes vociferando y tratando de amedrantar a dos ciudadanos que se aman y que han decidido unirse civilmente. Generalmente estos idiotas están azuzados por redomados hipócritas llenos de frustraciones y clichés que engrosan las filas de ciertos partidos políticos y las plantillas de ciertos medios de comunicación.

En esta España, que sigue pareciéndose mucho a la de Goya, pero más cosmopolita aparentemente, también tenemos nuestros majaderos, algunos en la calle vociferando y dando por saco en oficinas y mercados, y otros con corbata, ocupando las instituciones para fastidiarnos la vida. Ya ha caído la ley de dependencia, el aborto y miles cosas más. Que volvamos al matrimonio discriminatorio, sólo es cuestión de tiempo.

Y  otra cosa: aunque yo sea heterosexual, quiero tener el derecho a casarme con un amigo si lo estimo oportuno. ¿O acaso es alguien cualquier Gobierno para decidir con quién me asocio civilmente? Ahí queda eso.

Alfonso Cortés González es vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y profesor de Comunicación de las Instituciones Públicas.

En twitter es: @yosoycortes

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