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enero, 2013:

La corrupción que nos destroza

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/2013/01/25/la-corrupcion-que-nos-destroza/

Soy consciente de que es muy posible que mi artículo de hoy guste a muy poca gente, porque a tenor de lo que escucho en la calle, no participa exactamente de la corriente de opinión mayoritaria, que últimamente afirma que todos los políticos son iguales. No soy, ni mucho menos un masoquista, ni me gusta llevar la contraria por naturaleza. Sin embargo, considero que el periodismo de opinión no debe sesgarse por las opiniones de un momento específico, y debe por el contrario, exponer ideas (quizás a contracorriente), para propiciar el debate, la reflexión compartida y el análisis de la sociedad.

Hay una cuestión de partida clara, y es que toda la corrupción nos destroza la confianza en nosotros mismos como sociedad. No obstante, lo que no veo nada claro es que todos los políticos sean igual de corruptos.  Si todos fuesen idénticos, al ser los políticos aquellos ciudadanos que han dado un paso al frente para dedicarse a la gestión de lo público, y salen por tanto de la propia base social, significaría que todas las personas somos corruptas por naturaleza.

Y no todos somos igual de corruptibles, ni mucho menos. Hay tenderos que trucan el peso y otros que no lo hacen. Y si los tenderos de nuestro barrio lo hacen, no significa que todos los tenderos de España lo hagan, simplemente significa que en nuestro barrio les permitimos que sean así porque les seguimos comprando. Por tanto, lo que tendríamos que hacer como ciudadanos responsables, y no cómplices, es denunciarlos y no comprarles. En el caso de los políticos, pues no votarles, porque ya está bien de rasgarse las vestiduras al mismo tiempo que esta sociedad idiota sigue revalidando las mayorías políticas de esta panda de sinvergüenzas.

Por otro lado, este tipo de corrientes de opinión (de todos son iguales, no hay nada que hacer) suelen aparecer simultáneamente con los casos de corrupción del PP. Lo que no es serio es afirmar que cuando aparecen casos de corrupción en el PSOE, la opinión mayoritaria sea “sociatas ladrones” y cuando es el PP el corrupto se diga “todos son iguales”. Esto denota bastante inconsistencia intelectual, ya que lo que debemos cortar de raíz es la corrupción y los abusos del poder.

Y no quiero entrar en qué corrupción es más asquerosa, porque todas me dan ganas de vomitar, independientemente de su cuantía monetaria, y me impiden votar a listas donde se encuentren corruptos.

Lo que sí quiero decir, aunque me tomen a mal, es que tenemos también muy buenos políticos en nuestro país. Honestos y que no roban. Eso sí, quizás bastante cobardes. Más cobardes de lo que piensan y muchísimo más baratos de lo que afirman. Como nosotros mismos.

Alfonso Cortés González es vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y profesor de Comunicación de las Instituciones Públicas.

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Privatizando, privatizando

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/2013/01/17/privatizando-privatizando/

No es la primera vez en la historia de nuestro país que vivimos afanes privatizadores. Sin embargo, ninguno de los anteriores ponía tan en peligro el modelo de equilibrio social democrático, basado en el derecho universal a la salud.

Es de necios medir todo en función de su rentabilidad económica. En este sentido, la Sanidad nunca puede ser rentable. ¿Sería rentable en términos puramente económicos operar y tratar de cáncer a un trabajador que gana 17.000 euros brutos al año? Pues en estos términos economicistas no sería nada rentable, porque previsiblemente este señor producirá bastante menos en lo que le queda de vida laboral que los costes del seguimiento y tratamiento contra su enfermedad.

Por tanto, el argumento de lo rentable en la sanidad, desde el punto de vista ético y humano, es inadmisible; y en consecuencia, quien defiende estas posturas es una bestia o un ignorante. Ahora bien, otra cosa es maximizar y aprovechar los recursos que tenemos, pero para ello, la privatización es el peor de los caminos. Por eso en un modelo que mide la calidad de la sanidad por la rentabilidad, al PP no le tiembla el pulso para cerrar sin miramiento urgencias rurales  y dejar desprotegidos a miles de ciudadanos.

Y afirmo con rotundidad que es una senda equivocada esto de privatizar, porque la sanidad pública bien gestionada es siempre, pero siempre, mejor y más barata que la sanidad privada, y lo es sencillamente porque no tiene que repartir beneficios económicos, a costa de nuestra salud, a accionistas, inversores y propietarios.

En este sentido, las cuentas son muy claras en ambos modelos. Mientras  el modelo de negocio de la sanidad privada se podría resumir en “curar y obtener beneficios”, el de la sanidad pública sería “curar y cohesionar la sociedad”. Por tanto, la suma de los posibles beneficios privados, en el modelo de sanidad pública, volverían para “la saca” de todos de vuelta, y los podríamos reinvertir en la constante mejora de la propia Sanidad.

Por tanto, si en algún lugar encontramos que la sanidad pública está resultando más cara que la privada, a quienes hay que privatizar (mandar a la vida privada) es a los políticos que la gestionan, y no al contrario. ¿Premiamos a los cabestros con pingües beneficios a costa de nuestra salud por no haberla sabido gestionar bien? Pues en eso consiste dejar privatizar la sanidad.

Y es tan sangrante el asunto, que muchos concejales del PP (partido que ostentaba una adhesión cuasi militar en sus filas) ya han dimitido de sus cargos, lo que demuestra que sigue quedando honestidad y dignidad en la clase política, lo cual es un pequeño consuelo. Lo que nos hace realmente sentirnos país, es la igualdad en el disfrute de los derechos fundamentales, muy por encima de debates nacionales y de banderas de trapo que históricamente han servido para tapar las vergüenzas de los indeseables.

Si les dejamos hacer, acabaran privatizando el placer, la belleza y el amor. A no ser que ya estén privatizados y no me haya dado cuenta.

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