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marzo, 2010:

El Poder Judicial en España y el descrédito del sistema

Artículo publicado en elplural.com el 26 de marzo de 2009
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=44719

El TSJM (Tribunal Superior de Justicia de Madrid) ha anulado, con dos votos frente a uno, las escuchas ordenas por el juez Garzón como pruebas en el caso Gürtel. Esto demuestra que la Justicia, en muchas ocasiones, brilla por su ausencia en las decisiones de algunos de nuestros jueces, quienes deciden arbitrariamente entre el bien y el mal en función de sus filias y fobias. En realidad estamos ante un escándalo que nos da la medida de cuán necesaria es una reforma del Poder Judicial en nuestro país.

La búsqueda de la verdad en unos acontecimientos depende de que unos jueces, que juegan a ser parte al mismo tiempo, decidan cuáles son las reglas de juego ad hoc, y con ello qué pruebas aceptar y cuáles no. En este caso, si las escuchas inculpan a ciertas personas del PP no son pruebas válidas, y sobre todo si las ha ordenado un juez que ahora es perseguido por hacer bien su trabajo. Del mismo modo, mañana estos jueces podrían invalidar una grabación sobre un asesinato con los mismos argumentos empleados para inutilizar estas escuchas. Esto significa una pérdida total de la credibilidad en la Justicia, que acarrea algo más grave aún: el fracaso de la propia Democracia.

La Democracia, desde la filosofía política, queda dañada porque por encima de la vocación de Verdad y de Justicia parecen estar los juegos sucios de poder de las votaciones en los órganos judiciales, y al mismo tiempo, la Democracia, como hecho y sistema político de facto, también resulta deteriorada porque los ciudadanos observamos atónitos cómo los jueces toman decisiones partidistas, cuando nadie nos ha dado la oportunidad, siquiera, de colocar ninguna opción política en el Poder Judicial. La acción de los togados debería idealmente estar fuera del juego político, y ciertos jueces no hacen otra cosa que enseñar su plumero constante e impertinentemente.

Por ello, porque se les ve el plumero, y porque van a seguir tomando decisiones de carácter político, creo que es momento de plantearnos que los ciudadanos podamos votar a nuestros jueces, es decir, que tengamos derecho a elegir por sufragio qué tipo de Poder Judicial queremos. No nos merecemos que votemos unas líneas programáticas en las urnas, como el matrimonio homosexual, y que luego ciertos jueces, quieran abolir dicha ley. ¿Está el poder arbitrario de los jueces por encima del poder que emana de todos los españoles cuando ejercemos el derecho al voto? Pues me temo que sí, y desde tiempos remotos. Hace siglos que ciertas familias conservadoras llevan controlando la Justicia española. Y no es ninguna exageración. Por ello, quizás también deberíamos abrir la Constitución para corregir este Poder Judicial hipertrofiado e infalible, que empieza ya a plantearnos patologías políticas importantes.

Tenemos que tomar conciencia de que la Justicia es un Derecho Público, como lo es la Sanidad o la Educación, y que no nos debe ser ajena. En consecuencia hemos de
recuperar nuestra voz y nuestro espacio, y recordarles a ciertos jueces que los Palacios de Justicia no son sus cortijos particulares, ni escenarios de sus luchas partidistas, sino que son órganos que emanan del poder popular para buscar la Verdad y alcanzar la Justicia.

Esta situación urge ser corregida, y la reforma de la Justicia no consiste sólo en lo superficial de poner más ordenadores y contratar más personal ni mucho menos, sino que radica en cambiar su propia organización, su estructura y su funcionamiento dentro del orden constitucional.

Con unos jueces así (sean pocos o muchos) los ciudadanos nos sentimos defraudados, impotentes y perdemos la ilusión por el futuro: ¿para qué votamos y participamos en
la vida pública si luego el Poder Judicial, como si de un poder dictatorial se tratara, se toma la justicia por su mano? A estos jueces que toman estas decisiones no les gusta que hablemos en términos políticos de su actividad. Pues si quieren que no opinemos políticamente sobre ellos, que dejen de jugar a ser políticos fontaneros, que cuelguen su toga, y que se presenten con un programa a unas elecciones. Porque haciendo lo que están haciendo, invalidan su propio trabajo como jueces y desacreditan a la Democracia.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga.

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Los anunciantes españoles y el nuevo contexto de comunicación: una aproximación cualitativa

Artículo de Juan Benavides Delgado, Nuria Villagra García, David Alameda García y Elena Fernández Blanco.
Publicado en Revista Latina de Comunicación Social
Enlace: http://www.revistalatinacs.org/10/art/890_UCM/12_Benavides_et_al.html

Este artículo analiza la actual gestión de la actividad publicitaria de los anunciantes españoles, así como sus tendencias y nuevas perspectivas de trabajo para los próximos años. Tomando como referencia el actual contexto de cambio que vive la comunicación publicitaria, marcado por los avances tecnológicos, la hegemonía del consumidor, los cambios en los medios de comunicación, en las rutinas profesionales, en las relaciones y estructura de la empresa anunciante; se ofrecen los resultados de una investigación de carácter aplicado cuyos objetivos principales han sido conocer el papel de la actividad publicitaria en la estructura general de la empresa, analizar las relaciones del anunciante con los agentes implicados en el sector de la comunicación e identificar los principales problemas que replantean el actual sistema publicitario hacia nuevos métodos de trabajo. Mediante metodología cualitativa –entrevistas en profundidad a grandes anunciantes españoles– se ha procedido al análisis de los principales ejes temáticos de la gestión publicitaria de los anunciantes y los discursos que articulan su forma de entender la práctica comunicativa.

This article analyses the current way advertising is run by Spanish advertisers, as well as the tendencies and new working outlooks for the next few years. The current changes taking place in advertising communication are the starting point for this research project of an applied nature, whose results are presented here. This context of change is characterised by technological advances, the hegemony of the consumer, and changes in the media, professional routines and the relationships and structure of the corporate advertiser. The main objectives of the research were to understand the role of advertising within the general structure of the company, analyse the relationship of the advertiser with the agents involved in the communications industry and identify the main problems which are causing the present system of advertising to move towards new working methods. Using qualitative methodology –in–depth interviews of major Spanish advertisers– as a basis, we proceeded to the analysis of the main subject areas in the way advertising is run by the advertisers and the discourses which articulate the advertisers’ understanding of the practice of communication.

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Liberalismo frente Estado del Bienestar

Artículo publicado en elplural.com
enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=44518

No es la primera vez que dedico un artículo a defender la subida de impuestos. Creo que es necesario dar argumentos y explicar de manera sencilla este asunto si estamos dispuestos a mantener las cotas de Estado de Bienestar que hemos alcanzado, y que ante el acoso del neoliberalismo, empiezan a estar en peligro ya no sólo en España, sino en todo el continente europeo.

A pesar de que nuestro IVA sea de los más bajos de la Unión Europea, no me entusiasma la subida de este impuesto (porque repercute en todos por igual), y hubiera preferido una subida en los tramos altos del IRPF, (que con esa medida no seríamos ni más pobres ni más ricos), y estaríamos siendo solidarios con aquellas familias que en esta coyuntura no tienen trabajo, y que por tanto, no tendrían recursos para sobrevivir si no existiesen los actuales subsidios por desempleo aprobados por el Gobierno, y que son sin duda una decisión solidaria. Y para que existan estos subsidios, teniendo en cuenta el ritmo de endeudamiento que hemos alcanzado con la crisis, es imprescindible subir los impuestos. Y como es verdad que de alguna forma el IRPF este año ya es más alto porque no se devuelven los 400 euros, entiendo que desde la lógica del marketing político pueda ser el turno de otras tasas, como en este caso la del IVA. Y una vez que escampe, abordar sin reparo la reforma del sistema productivo.

La derecha se opone de manera muy sobreactuada y por sistema a cualquier tipo de subida impositiva (cuando en sus Ayuntamientos y Comunidades hacen lo que les da la real gana), argumentando que lo que se debe hacer es rebajar los impuestos para incitar la creación de empresas, y que estas empresas empleen a los parados. Eso suena muy bonito pero no lo es, y prueba de ello son las consecuencias de los gobiernos de Reagan y Thatcher en sus respectivos países durante los 80. Conociendo a algunos de los empresarios del tipo Díaz Ferrán, esto es lo que ocurriría en España si aplicásemos la propuesta de rebaja de impuestos de Rajoy: 1. estos empresarios serían más ricos porque pagarían menos impuestos, 2. no contratarían más porque no se generarían, por lo pronto, nuevos mercados, 3. esos parados, en consecuencia, seguirían parados y además sin subsidio y sin comer, 4. cerrarían todavía más empresas pequeñas porque se movería aún menos dinero, 5. Habría más parados si cabe, y 6. Enorme crecimiento de la desigualdad.

En realidad lo que ocurre es que el Gobierno de España no ha sabido explicar bien lo que está pasando. Resulta que detrás de esta disputa dialéctica entre el PP y el PSOE, encontramos grosso modo, la lucha de dos modelos distintos de sociedad: el modelo liberal por un lado, y el modelo de Estado del Bienestar por otro. El ring de esta contienda es Europa, y España tan sólo es una de sus esquinas.

Como muestra de ambos modelos enfrentados, podríamos poner los Estados Unidos y Suecia (salvando los vaivenes liberalismo-bienestar que también se dan, en cierto modo, en los ciclos políticos de ambos países). Sobre la mesa, y en teoría, el modelo liberal defiende impuestos muy bajos y una participación muy débil del Estado en la sociedad, y se quiere explicar que con ello, se generan muchas posibilidades de mercado que aportarían riquezas privadas y altas cotas de consumo. Eso es cierto, pero realmente lo que propicia este modelo son enormes fortunas al mismo tiempo que grandes miserias y desigualdad social. Por ejemplo, en un país de corte liberal, un trabajador pagaría menos impuestos, pero al mismo tiempo tendría que asumir muchísimos más costes directamente, y si por cosas del destino y del invierno se resfría, esta enfermedad común le podría costar directamente 250 dólares, por no hablar ya de un cáncer. Por eso en EE.UU. los hijos de muchos trabajadores no pueden ir a la Universidad, o no pueden permitirse el lujo de caer enfermos. Recuerdo a un estudiante norteamericano en mi etapa en la Pablo de Olavide, que con 38 de fiebre y mareado en clase, no iba al médico porque no tenía suficiente dinero esos días. Le dije que no tenía que desembolsar sus euros, y le acompañé al centro de salud. Quedo sorprendido de que un país que él consideraba mucho más pobre que el suyo, tuviese unos servicios médicos infinitamente mejores.

Por su parte, el Estado de Bienestar, aun asumiendo la libertad de mercado, reserva una parcela importante en la sociedad al Estado. Y gracias a la recaudación de impuestos, trata de equilibrar las oportunidades en la vida de los hijos de los trabajadores, respecto a los hijos de los poderosos. Por eso en Europa, y siguiendo el ejemplo anterior, los hijos de los trabajadores pueden ir a la Universidad (En España, y por poner datos concretos, la matrícula de la Universidad cuesta alrededor de 10000 euros al año, de los que los estudiantes pagan unos 1300, y si los impuestos estuviesen por los suelos, tendrían que pagar íntegramente esos 10000 ¿quién podría ir entonces a la Universidad? ¿Quién podría entonces recibir tratamiento contra el cáncer?). Es así de sencillo, un modelo está hecho a la medida de los ricos y sus capitales, y el otro modelo pretende corregir esta injusticia histórica de que no seamos iguales de nacimiento y ante la ley. Esto es así, lo pinten como lo pinten, ya sea de liberal conservador o de popular populista.

Pero esto al PP le da igual, porque en realidad debajo de su careta carnavalesca de “partido popular”, lo que encontramos es el brazo político de la patronal de Díaz Ferrán. Para el PP es muy fácil decir tonterías porque no gobierna (su amiga Merkel no ha podido siquiera empezar con su política anunciada de bajada de impuestos), y saben los de Rajoy que para llegar a La Moncloa no necesitan hacer bien las cosas, sino simplemente que a España le vaya mal. Es por eso que están instalados en la más zoqueta e insultante de las demagogias.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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¿Quién vigila a los vigilantes de los mercados financieros?

Artículo de Andrés Villena, publicado en Informativos Telecinco.
Enlace: http://www.telecinco.es/informativos/economia/noticia/100017424/Quien+vigila+a+los+vigilantes+de+los+mercados+financieros

La recuperación de la economía española no solo depende de nosotros. El enorme endeudamiento contraído por el Estado -un 11,4% de déficit público y un 56% de deuda, ambos sobre el PIB- ha provocado que las decisiones a tomar por parte del Gobierno de la nación dependan cada vez más de una serie de instituciones, mercados financieros y medios de comunicación enormemente influyentes. Uno de estos agentes son las denominadas agencias de ‘rating’ o de regulación.

Lunes, 12 de enero de 2009. La prestigiosa agencia de ‘rating’ Standard and Poors se plantea rebajar la calificación de la deuda española, desde la máxima nota, ‘AAA’, hasta un sobresaliente, ‘AA+’. El mero anuncio provoca que la bolsa española descienda casi un 2%. España no es un caso aislado: S&P, junto con Moody´s y Fitch -las tres empresas que se reparten el sector- llevan meses criticando duramente a las economías española, griega, portuguesa e italiana. La consecuencia principal es que los inversores ven menos atractiva la deuda emitida por estos países, por lo que le exigen mayor rentabilidad. El resultado, que un mecanismo tradicional de financiación estatal como es la deuda pública acaba saliendo a estos países mucho más caro.


Una preocupante dependencia

Este factor, junto con muchos otros -un editorial crítico del Financial Times con la situación griega, un informe de la Comisión Europea, etc.- provoca que los Gobiernos estén excesivamente pendientes de las opiniones de unas instituciones que no han sido elegidas por los ciudadanos y que pueden pesar más que una mayoría parlamentaria. Es preciso, por tanto, una aproximación al comportamiento y a las motivaciones empresariales de estas entidades, en particular, de las denominadas agencias de ‘rating’.

Las agencias de ‘rating’ o de regulación son empresas privadas cuya función es analizar, en base a modelos matemáticos complejos, la rentabilidad y el riesgo de los instrumentos financieros que empresas, instituciones o Gobiernos pretenden llevar a los mercados para financiar sus actividades. Entre estos instrumentos o productos nos encontramos con deuda pública soberana, pero también con lo que fuera la ‘última moda’ antes de la crisis: complejos paquetes financieros normalmente vinculados a hipotecas de dudoso cobro, también denominadas hipotecas ‘subprime’. Por estas agencias pasaron, de este modo, los letales virus de la crisis financiera y económica que vivimos en la actualidad con toda crudeza. Y no fueron eliminados, ni mucho menos.


El cliente siempre tiene la razón…

¿Cómo pudieron dejarlas pasar? Muchos expertos han reflexionado sobre este fenómeno y sus principales conclusiones señalan a algo obvio: «En sus calificaciones, estas agencias tienen altos incentivos; cuanto mejor ‘rating’, el cliente queda más satisfecho, y el volumen de negocio que han manejado con los productos estructurados ha sido enorme«, afirma Ángel Vilariño, Consultor internacional, ex Director Financiero de Caja Madrid y Profesor Universitario. No es casualidad, por tanto, que, como narraba un extenso artículo del Financial Times en mayo de 2007 -justo antes de la explosión de las hipotecas basura- «en muchas ocasiones, ejecutivos de S&P, Moody´s o Fitch acaban siendo fichados por Wall Street».

De este modo, no resulta difícil que estas agencias caigan en un conflicto de intereses con consecuencias definitivas en el clima de confianza y en los mercados. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, lo explica con claridad: «Hay conflictos de intereses claros. No tratan precisamente igual a España y a EEUU ya que el volumen de negocio con EEUU es muy superior. Y esto se pone de manifiesto en el tema de la deuda pública: EEUU está infinitamente peor en materia de deuda y endeudamiento que España».


Una delgada línea roja

Cruzar la frontera entre el análisis y el asesoramiento es una tentación en la que puede caer cualquier entidad privada que pretenda maximizar beneficios, y más en época de ‘vacas gordas’. El negocio creado en torno a la calificación y la complejidad de los títulos emitidos hasta agosto de 2007 llevó sin duda a que estas agencias exhibieran un comportamiento generoso con sus principales clientes. José Carlos Díez nos pone un ejemplo gráfico: «Para que nos hagamos una idea, Lehman Brothers tenía una calificación de notable alto justo antes de su derrumbe en septiembre de 2008»

Más expresa era S&P en el mencionado artículo de Financial Times: «A nosotros nos pagan nuestros clientes; les explicamos nuestros criterios, y luego ellos pueden modificar o reestructurar sus productos para que encajen con nuestras pautas. No es asesoramiento, no hay nada perverso en esto». Eran tiempos felices.


¿Qué hacer con estas agencias?

Sabemos más o menos lo que ocurrió después: la caída de Lehman marcó un hito en la historia del capitalismo financiero globalizado. No obstante, la crisis no parece haber afectado a las agencias de ‘rating’, cuyas estimaciones siguen siendo muy tenidas en cuenta por inversores y mercados: «Hacen que aumente el riesgo en épocas de bonanza y que las crisis sean más acentuadas. El sector público tiene algo que decir», reflexiona José Carlos Díez.

De ahí que, en noviembre de 2009, la Unión Europea aprobara un reglamento para controlar el excesivo poder de estas empresas. Una normativa que entrará en vigor a final de año y que será aplicada en España por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El objetivo no será otro que supervisar la independencia de estas entidades, cuidando de que no caigan en los conflictos de intereses anteriormente mencionados. ¿Será suficiente? Son muchos los intereses en juego: la crudeza de la crisis exige del resurgimiento de la política.

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Estoloarreglamosentretodos.org

Artículo de Eduardo Cholvis publicado en La Bitácora de Comunicación Política.
Enlace: http://compolitic.wordpress.com/2010/03/17/estoloarreglamosentretodos-org/

LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Los últimos datos publicados por el Centro de Investigaciones Sociológicas no dejan lugar a dudas, ponen de manifiesto un grave deterioro de la percepción que de la política tienen los ciudadanos. Si no recuerdo mal, “los políticos” pasan a ser el “segundo problema” por detrás del paro y por delante del terrorismo. Esto ya es bastante grave. Plantearse la clase política en términos de problema tiene su miga, en tanto en cuanto la clase política está ahí para resolver problemas. El problema está en que los que resuelven problemas son un problema. Algo no va bien.

El desprestigio que sufre la clase política profesional es más evidente en época de crisis, como es el caso en estos momentos, pero creo que con independencia de este factor, la clase política y los partidos políticos cada vez se alejan más del ciudadano y sus preocupaciones, quedando sumidos en un limbo de luchas internas, choques de egos, promociones personales, carreras políticas en ciernes y, en definitiva,  de temas que poco o nada tienen que ver, o deberían tener, con su función prioritaria, que no es otra que la de ser eco de las necesidades de los ciudadanos. La sensación que tengo, y aún a riesgo de generalizar de forma peligrosa, es que en la vida de un político, un 40% de su tiempo lo dedica a desarrollar la tarea que conlleva el cargo y un 60% lo emplea en “maquinaciones” orientadas a su autopromoción interna, a asegurarse un sitio en la foto, a evitar que le hagan sombra, etc. Evidentemente creo que esto no ocurre con la misma intensidad en todos los niveles. Es en la política local donde tengo la sensación que este fenómeno se da con mayor intensidad y de forma casi cainita, se “toca a degüello”. Conforme vamos subiendo de nivel, regional, nacional, si bien no creo que la cosa cambie mucho en cuanto al  fondo, si puede plantearse un cambio sustancial en las formas.

Esto en cuanto a la vida interna de los partidos. Si hablamos de cómo es la mecánica de relaciones entre partidos la cosa no pinta mejor. A veces parecen, solo parecen, un poco infantiles, chavales en el patio del colegio echándose en cara las mayores nimiedades; ¿Es razonable que desde el PSOE se plantee la deslealtad del PP como el principal problema que tiene España? ¿Es razonable que la oposición se oponga sistemáticamente a todo por principio? Sinceramente no me parece serio. Creo que este país necesita de un discurso político un poco más elevado, aunque puede que simplemente sea una estrategia, una forma de que ciertos mensajes calen entre el electorado, desde la base, utilizando un lenguaje simple o más bien simplón. “Nosotros” lo hacemos todo bien y “ellos” lo hacen todo mal. Estadísticamente imposible.

No podemos pasar por alto que hay muchos políticos que desarrollan su tarea de forma ejemplar, que dan el doscientos por cien, que solo viven por y para su trabajo, pero no es menos cierto que hay una gran cantidad de ellos que tienen más interés por sus intereses personales, y no hablo de intereses económicos, no hablo de corrupción -que también-, hablo de conseguir cuota de poder, de estar cuanto más arriba mejor, de adquirir notoriedad social, de acostumbrarse a “lo bueno”. En definitiva de todo aquello que implica pertenecer a la “clase” política, de todo aquello que conlleva ser ciudadano de primera, cuando de lo que se trata es de ser un ciudadano al servicio de los ciudadanos. Sin más.

En realidad, puede que esta desafección hacia la política que manifiesta la mayoría de los españoles, sea consecuencia de una mala comunicación por parte de los partidos, o sea consecuencia del tratamiento que los medios hacen del día a día político, o simplemente se deba a que en realidad hay mar de fondo.

EL VOTANTE

Qué fue primero, la gallina o el huevo. ¿Dejamos de interesarnos por la política como consecuencia del hartazgo que la política provocaba en nosotros o, directamente, no somos capaces de comprometernos más con la realidad social y política de nuestro país? Sinceramente creo que la respuesta correcta la podemos encontrar en los dos enunciados. Nos gusta quejarnos, nos gusta criticar, nos gusta poner a parir, pero somos incapaces de emplear parte de nuestro sagrado tiempo en acciones que redunden en beneficio de la comunidad. Es cierto que para muchos, afiliarse a un partido lleva implícita la sensación de tener que acabar comulgando con ruedas de molino. A mi me pasa. No parece que el funcionamiento interno de los partidos sea el más democrático de los funcionamientos. Pero también lo es que las cosas se arreglan desde dentro, que para cambiar algo hay que ocupar espacios que te permitan desarrollar acciones que tengan repercusión, ya sean partidos políticos, ONG, asociaciones, plataformas, foros, lo que sea. Eso es algo que se le puede echar en cara a gran parte de la sociedad española, entre la cual me incluyo. No somos lo suficientemente proactivos.

LOS GOBIERNOS

Se gobierna pensando en las elecciones. Actualmente no hay valentía en nuestros gobernantes. No se han acometido los cambios estructurales necesarios por miedo a perder votos. Se gobierna a favor de la corriente. La crisis nos está machacando y es cierto que ha sido una crisis sobrevenida, que no tiene un origen interno. Pero nos ha pillado con los deberes sin hacer. Hemos basado nuestro desarrollo prácticamente en un único modelo productivo, el de la construcción, y alrededor de él hemos crecido al 3% durante bastante tiempo. La envidia de Europa. Pero en cuanto la crisis nos ha golpeado, todo se ha desmoronado con especial virulencia y se nos han acabado viendo las vergüenzas. Como reza el dicho, “pusimos todos los huevos en la misma cesta”.

A nuestros gobernantes debemos exigirles la capacidad de prevenir, de anticiparse. En ellos depositamos nuestra confianza y son ellos los que deben asumir esa tarea. No hay escusa para que un país soporte una tasa de paro de un veintitantos por ciento. Había que haber reaccionado antes, había que haberlo visto venir. En definitiva ha sido la crónica de una muerte anunciada. Gobernar a favor de la corriente es fácil. El buen gobernador ha de tomar medidas impopulares si con ello se garantiza la estabilidad de un país y ha de tomarlas en el momento preciso, aunque se pierdan las siguientes elecciones. Con valentía.

Y hablo de gobiernos en plural, porque no hay que buscar responsabilidades solo en los gobiernos de Rodríguez Zapatero, sino que con los gobiernos de Aznar comenzamos a deslizarnos por una peligrosa ola que acabó rompiendo de mala manera.  En tiempos de bonanza nadie tuvo visión de futuro, nadie tuvo la cordura necesaria para contener la euforia del crecimiento desmedido que experimentamos y comenzar a plantear  alternativas “por si” el viento cambiaba. Nadie hablaba de innovación y desarrollo, nadie hablaba de energías renovables. Fueron momentos en los que se tenía la capacidad de invertir en estos campos. Nadie lo hizo. Y como digo, todos estos gobiernos han sido responsables, no de la crisis, pero sí de las graves secuelas que está dejando.

Ahora tenemos prisas. Todos los cambios que demandaban un país y una sociedad como la española se quieren hacer de golpe. ¿Cómo se puede cambiar de modelo productivo en tan poco tiempo? ¿Cómo nos inventamos un país de la noche a la mañana? Me temo que a España le va a costar muchísimo tiempo levantar cabeza y tener capacidad generadora de empleo para los más de 4.000.000 de personas que se han quedado sin trabajo. Espeluznante.

EN DEFINITIVA

Creo que nadie ha estado a la altura de las circunstancias. No durante la época de bonanza, en la que todos nos endeudamos por encima de nuestras posibilidades, espoleados por los bancos y los créditos inverosímiles que nos ofrecían –quién los pillase ahora-; en la que los empresarios no entendían bien lo que quería decir la palabra inversión, o los términos I+D, y sin embargo mantenían unas cuentas de resultados en plena forma y tenían más que contentos a sus accionistas. Y esto si hablamos de los empresarios con ética. Los que desconocían este término sabían ingeniárselas para pagar la menor cantidad posible de impuestos ayudados por asesores financieros y abogados que les diseñaban complejas tramas de evasión fiscal, ¿responsabilidad social corporativa?

Tampoco los sindicatos han estado a la altura. No desde el momento en que muestran un nivel tan alto de connivencia con los gobiernos de turno. ¿Qué ha sido de los sindicatos? ¿no deberían revisar su papel en la sociedad actual? Sinceramente opino que se están quedando obsoletos, que han dejado de ejercer el papel que se les supone  y que necesitan adaptarse a los tiempos, renovarse y volver a ser lo que en otro tiempo fueron, una palanca sobre la que la sociedad aplicaba su fuerza para generar nuevos espacios.

Por supuesto, nadie ha estado a la altura de las circunstancias cuando la crisis ha barrido de un plumazo nuestro “way of life”. Ni el gobierno, ni la oposición, ni los bancos, ni los agentes sociales, y en este caso, al ciudadano de a pié, lo disculpamos, porque poco o nada puede hacer ante lo que se le avecina, o sí,  y no es otra cosa que tener confianza, lo que parece que es mucho pedir, pero que al fin y al cabo puede que sea el elemento que necesitamos para superar todas las dificultades que se nos van a plantear. Bajo esta premisa nos dicen que “estoloarreglamosentretodos.org”, aunque yo hubiera utilizado como eslogan para la campaña algo así como “estoloarreglamosconlapuntadel….org”, que queda mucho más potente y transmite una intensa sensación de confianza absoluta en nuestras posibilidades.

En definitiva, hemos pasado por años de crecimiento y esplendor, hemos vivido como nunca, pero hemos vivido demasiado el momento y toda esa riqueza generada durante estos años la hemos dilapidado de forma vergonzante. Ha sido la época del pan para hoy y hambre para mañana.

Eduardo Cholvis Pedraza.

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Buenismo decimonónico y fascismo del siglo XXI

Artículo publicado en elplural.com
enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=44263

Federico Trillo, que en mi opinión es uno de los políticos más abominables de la España contemporánea por su gestión del accidente del Yak-42, ha acusado a la izquierda de “buenismo decimonónico”. Hay quien lo ha considerado un insulto, cuando en realidad debe ser tomado como lo que es: un halago y un reconocimiento histórico sin precedentes a sus adversarios políticos. Esta vez Trillo ha sido todo un caballero.

Es una cortesía de gran magnitud que alguien del PP evidencie públicamente que la izquierda es una ideología “buenista”, cuando tradicionalmente la derecha ha pintado a los progresistas con cuernos y rabo, y les ha acusado, sin fundamento, de la más extrema de las maldades. Resulta que al final el tiempo nos da la razón, y hasta la derecha más retrógrada, representada por este señor, reconoce la vocación de bondad de la izquierda.

Mientras la izquierda amplía (o lo pretende) los derechos de las personas, los “malistas” de la derecha buscan recortarlos (ya sean laborales, o de orientación sexual y reproductiva). Frente a la libertad de expresión, que siempre ha sido seña de identidad del progresismo, la derecha vuelve a censurar y retira de una exposición en un museo las fotografías del caso Gürtel. Frente a la búsqueda de la justicia por parte de la izquierda, la derecha persigue a un juez por hacer bien su trabajo al destapar casos de corrupción, y por tratar de esclarecer crímenes contra la humanidad.

Bien es verdad que la izquierda actual no es la del XIX, por mucho que lo diga Trillo, pero debemos ser conscientes de que las ideas de libertad y emancipación de esa izquierda decimonónica, tienen gran responsabilidad en que hoy día sostengamos esos ideales de justicia y de dignidad en nuestras cabezas. ¿Qué nos ha aportado el fascismo del siglo XX? Pues sangre, miseria, indignidad, represión y sufrimiento.

Paradójica y paralelamente al clásico buenismo de la izquierda, observamos como la derecha española sí que se parece cada día más al fascismo del siglo pasado. Ya han empezado de nuevo a censurar, además de llevar años oponiéndose a la subvención del cine y de la cultura (desgraciadamente en este mundo capitalista, si no subvencionamos la cultura, ésta desaparecería devorada por la cultura eminentemente comercial y temporal, y siglos de civilización se tirarían por el sumidero de la ignorancia y la avaricia humana).

El siguiente nivel, en esta escalada intransigente y antidemocrática de nuestra derecha del PP, sería que volviesen a quemar libros y a perseguir a científicos e intelectuales. Miedo les ha dado siempre a estos señores (los que en boca de Millán Astray gritaban “¡muera la inteligencia!”) el conocimiento, la razón, la justicia y la igualdad de oportunidades de los seres humanos.

Ante los nuevos modelos de sociedad, podemos estar seguros de que el (llamado por Trillo) buenismo decimonónico de la izquierda, adaptado a las necesidades del siglo XXI, nos traerá mejores consecuencias que el fascismo de toda la vida que están empezando a poner de manifiesto algunos temibles sectores del PP. Y esto es así por una evidente cuestión de justicia y de sensibilidad humana avalada por el conocimiento de la historia de verdad, y no por ésa que se quieren inventar los Pios Moas que buitrean en los balcones traseros de Génova 13. Sobre ello podríamos discutir en futuras ediciones.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y publicidad en la Universidad de Málaga

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La CEOE: alma de explotadores

Artículo publicado el 5/3/2010 en elplural.com
enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=44013

Siempre culpamos de todos los males a la clase política, sin reflexionar durante un momento sobre la clase de empresarios que tenemos en nuestro país. Con empresarios como Díaz Ferrán o José de la Cavada, España no sólo no sería capaz de remontar la crisis, sino que se convertiría, si les dejásemos hacer a estos señores, en un país de mierda.

A estos empresarios habría que recordarles que la avaricia rompe el saco, y que si España se convierte en un país de trabajadores aún más precarios, el consumo sería minoritario, y por ende la razón de ser de sus propias empresas. Por tanto, pido a los empresarios que sean serios, sensatos y responsables, y que entiendan que su trabajo también debe contribuir a la construcción de país, y no sólo de fortunas personales. Incluso por su propio beneficio a largo plazo.

José de la Cavada, uno de la plana mayor de la asociación de empresarios que preside quien arruinó Air Comet, Díaz Ferrán, propuso hace unos días un nuevo tipo de contrato para jóvenes, cuyas características son: cobrar por debajo del salario mínimo, no cotizar, no tener derecho a paro, y no tener derecho a indemnización por despido. ¿Han tenido que morir miles de obreros explotados en las fábricas durante el siglo XIX, y ha tenido que verterse sangre en el XX para dignificar las condiciones laborales de los trabajadores para que finalmente en el siglo XXI los empresarios españoles tengan este modelo de relación contractual como objetivo en sus estrechas y egoístas cabezas de esclavizadores? Como no tengamos claro lo que realmente costó y sufrimos para conseguir los derechos actuales, me temo que podríamos estar en el comienzo de una regresión histórica, envuelta en el egoísmo exacerbado de la patronal y en la estupidez de muchos asalariados.

Hablo de estupidez, porque son muchos los trabajadores que me encuentro a diario que están dispuestos a renunciar no sólo a parte de su ya escueto sueldo, sino a sus condiciones laborales. Sin ir más lejos, la semana pasada una persona me comentó que está a favor de que si uno está de baja por enfermedad, no tendría que cobrar, que con que le guarden el puesto de trabajo basta. La persona que me dijo esto no era empresaria, así que tenemos que volver a tomar conciencia con lo que significa el progreso de la civilización, porque con una mentalidad neoliberal de este tipo, e in crescendo, corremos un grave peligro de desandar el camino andado y situar el nivel de desarrollo humano de nuestro país en los índices del subdesarrollo más profundo.

Esta forma contractual traería consigo una precarización global del mercado laboral español, ya que las empresas contratarían en masa a este tipo de trabajadores-esclavos, porque serían inmensamente más rentables que los trabajadores normales, y por tanto se dejaría en la calle y sin trabajo a miles de trabajadores que no pueden permitirse el lujo de trabajar gratis porque tienen el triste vicio de comer tres veces al día y de alimentar a unos hijos. Hay que tener mala leche y ser mala persona para desear esto.

España, y no sólo nuestro país, sino Europa entera, ya sabrá que no puede competir en mano de obra y precio contra Asia. La baza que le puede quedar al viejo continente es la investigación, la tecnología, el conocimiento y la creación. Tomad nota empresarios. En este sentido lo que deberíamos hacer es aprovechar la oportunidad (nunca hemos tenido una juventud tan formada, y por ende tan frustrada, en nuestro país como hoy) y orientar nuestra estructura productiva y laboral al I+D+I. Pero claro, el nivel y la cualificación se paga, o si no quién se va esforzar por ser un gran científico o una gran ingeniera para trabajar por menos de 1000 euros y sin prestaciones. Para eso se meterían a empresario de la CEOE, que para triunfar en la vida sólo necesitan incultura, insensibilidad, ignorancia y una buena dosis de egoísmo.

Esta idea de la CEOE (luego retirada infantilmente, pero no olvidemos que las cartas han quedado expuestas) es tan lamentable, que incluso su brazo político que trabaja en las Cortes bajo la denominación de PP, se ha tenido que desmarcar de la propuesta. Bueno, Rajoy se ha desmarcado a medias ya que ha defendido que los trabajadores no tienen que renunciar a todos sus derechos, sino a parte de ellos. Eso es lo mismo que decir: robarte la cartera entera es inaceptable, pero si te robo el 60% de lo que llevas encima es razonable. O incluso es lo mismo que decir: la violación es reprobable, pero si sólo te violo un poco, y no termino, pues tampoco está tan mal, y lo podemos discutir.

Si hace 15 años me hubiesen dicho que estaríamos volviendo a debatir sobre estas cuestiones hoy, no lo creería ni por asomo. ¿Cuántos pasos hacia atrás hemos dado sin darnos cuenta? Creo que por el bien de todos, de los trabajadores, de la credibilidad de España y Europa, por la propia economía, y por la dignidad humana y su historia, estos señores ovíparos tienen que dimitir. De la Cavada dimisión, Díaz-Ferrán dimisión. ¡Ya!

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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Fascism is Alive and Well in Spain: The Case of Judge Garzon

publicado por Vicenç Navarro.
enlace: http://www.vnavarro.org/?p=3972&lang=en
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The fascist regime led by General Franco was one of the most repressive regimes in Europe in the twentieth century. It was imposed on the Spanish people by Hitler and Mussolini; without their assistance, Franco could not have defeated the popular forces that defended the democratically elected government of the Spanish Republic during the years 1936–1939.

The establishment of the Republic had opened up the possibility of making important reforms needed in Spain to respond to the demands of the popular classes.  The first democratically elected republican government instituted land reform (which antagonized the large landowners – the Catholic Church being among the largest); educational reform that expanded public education (antagonizing the Church, which controlled the educational system); and public pension reform (antagonizing banking). It also facilitated the organization of workers by encouraging trade unionism (antagonizing employers), reduced the number of top officers in the Armed Forces, and instituted many other highly popular changes. In response, the groups opposed to these reforms, led by the Army and assisted by troops and military equipment sent by Hitler and Mussolini, carried out a military coup.

The coup was strongly resisted by Spain’s popular classes, who fought for three years to defend the Republic, under enormous difficulties – the major one being the lack of arms (there was one gun for every three soldiers on the front). The Western democratic governments did not lift a finger to help the democratically elected government of Spain. As Winston Churchill said, the European governments were afraid that the popular reforms taking place in the new Republic would “contaminate” their own popular classes, who would then ask for the same changes in their own countries. So these governments chose to follow their class interests, Churchill said, over national interests. And, as history proved, this was the wrong choice. Their failure to assist the democratic forces in Spain only helped Hitler and later, in starting World War II.

Franco’s victory in Spain meant brutal repression. More than 200,000 men and women were executed, and another 200,000 died in fascist concentration camps and other places of detention. And 114,266 people simply disappeared. They were killed by the Falange (the fascist party) or by the Army, and their bodies were abandoned or buried without being identified (see my  “A Forgotten Genocide: The Case of Spain”).

Up until the last year of the dictatorship, 1978, repression was a constant in Spain’s fascist regime. Of course, apologists for that regime (coming from the fascist apparatus of the state) – such as Juan Linz, later a professor of political science at Yale – denied that Franco’s regime was a fascist totalitarian regime. They defined it as authoritarian, but not totalitarian, by which Linz (and Spain’s right-wing Popular Party, the PP) meant a regime that did not impose a totalizing ideology on the population. This claim is easily proven wrong. Spanish fascism was rooted in a profound and intense form of nationalism based, by its own definition, on a special race – the Hispanic race (the national day celebrating the conquest of Latin America was called the Day of the Hispanic Race) – that was chosen by God as the savior of civilization (this being rooted in a profoundly reactionary form of Catholicism) and led by a man of superhuman qualities, General Franco. The regime controlled all the country’s value-producing systems, from school tests to sports magazines. To deny the totalizing character of that regime, and how it controlled and imposed itself on all spheres of life, is plain apologetics.

The transition to democracy in 1978 was carried out on terms very favorable to the right-wing forces controlling the Spanish state, led by the king, who regarded Franco “as one of the greatest patriots in the history of Spain, savior of the nation against the Red forces”. A key element of the transition was the Amnesty Law, which called for immunity for all who had committed political crimes during the dictatorship. The law was accompanied by a Pact of Silence among the leaderships of all political parties, including the left-wing parties (the socialist and communist parties). As a consequence, the 114,266 disappeared remained disappeared.

Then, three years ago, the grandchildren of the disappeared (the desaparecidos) started looking for their bodies. Village by village, they began to search for them – a movement that immediately received huge popular support at the street level. There were people who knew where the disappeared were buried, but they had been afraid to talk about it, even thirty years after Spain’s return to democracy. The movement spread throughout the country, putting right-wing forces (and the old leadership of the left-wing forces) on the defensive. This movement has challenged the official perception and presentation of the change from dictatorship to democracy as a “model” transition. In fact, in this “model” transition, the right-wing forces still held enormous power.

The movement to recover the disappeared was instrumental in forcing a new law, approved by the Spanish Parliament, to break the Pact of Silence. The Law of Historical Memory calls for the government and public authorities to help families find the bodies of their loved ones. But the socialists in government (with the exception of the Catalan government, a coalition of three left-wing parties) have done very little to advance this. They are afraid of antagonizing the powerful forces (the monarchy, the Army, and the Church) that insist on the need to respect both the Pact of Silence and the Amnesty Law.

Enter Judge Garzon. This is the Spanish judge who tried to take General Pinochet to court when the general was in London, and who led the movement to take other Latin American dictators to court. He came under increasing pressure from the popular movement working for the recovery of historical memory in Spain to look at what had happened at home, not just abroad. Pinochet, after all, was a boy scout compared with Franco: General Franco’s repression was even more brutal than that carried out by his disciple, General Pinochet.

Finally, in response to this popular pressure, Judge Garzon called for an inquiry into the crimes committed by the Franco dictatorship, so as to hold tribunals and take those responsible for the horrors of that regime to court. It was a courageous and highly popular move. For the first time, an official report was prepared, by Garzon, documenting the extent of the repression under fascism in Spain. And, as it turns out, the repression was even broader and deeper than previously known. Many people had never spoken (even to their own children) of what they had seen and experienced during those years.

And, of course, the reactionary forces mobilized. There are very powerful forces in Spain that want to stop Garzon and punish him. The fascist party (La Falange) and other ultra-right-wing forces took Judge Garzon to the Supreme Court, asking that he be stopped from taking Franco’s regime and those responsible for the desaparecidos to the tribunals. And to everyone’s surprise, a member of the Supreme Court, Judge Varela, who had been assigned by this court to look at the fascists’ denunciation of Garzon, saw merit in their request: according to this judge, the Amnesty Law signed in the last days of the dictatorship gave permanent immunity to all who had committed violations of human rights under the fascist regime. This judge’s position increased the likelihood of Garzon’s being taken to the Supreme Court (a five-member court presided over by a judge who swore loyalty to the fascist regime).

It is interesting to read in Judge Varela’s indictment the way in which he justifies the need to take Judge Garzon to court. “[Garzon’s] actions seem to imply that there has been a pact of silence about the actions taken by the previous regime, exposing all the political and judicial systems to the criticism of having been insensitive to the defense of human rights and defense of the forgotten”. Judge Varela wants to prevent Judge Garzon from continuing his trial of the Francoist regime because it will reveal that there has been a pact of silence and that neither the state nor the courts have put into practice the recently passed Historical Memory Law and have done nothing in defense of the forgotten. In that way, Varela wants to save the honor of the Spanish state and the courts and avoid any further embarrassment to the very powerful forces responsible for that silence and for that democratic insensitivity. The initial work done by Judge Garzon has already proved not only the horrible crimes committed by the Fascist regime, but also the deafening silence during the 30 years of democracy. Judge Varela added that the Amnesty Law prevents any inquiry into the crimes committed during the dictatorship, ignoring the fact that the Spanish state has signed the United Nations Human Rights Law, which in Article 15.2 clearly states that the “crimes against humanity” cannot be silenced by national laws such as Spain’s Amnesty Law.

In a few days, the Supreme Court (chaired by a judge who swore loyalty to the Fascist regime during the dictatorship) will pass judgment on Garzon and most likely will divest him of his judicial responsibilities. To put this in perspective, what is happening is equivalent to the Supreme Court of Germany (presided over by a judge who swore loyalty to the Nazi Government) responding to the request of the Nazi Party and passing judgment on the only judge who had dared to try the crimes committed by the Nazi regime. This is what is happening in Spain. And the “official” international media remain silent.

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Funcionarios públicos y sueldos congelados

artículo publicado en elplural.com
enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=43838

En 1956, Dolores Medio escribió “Funcionario público”, novela desgarrada donde se narran las penurias de Pablo Marín, funcionario atado a un sueldo mísero que malvivía en un cuartucho junto a su mujer.

Tras las décadas siguientes de desarrollo, la figura del empleado público casi indigente, trasunto del cesante de novelón galdosiano, fue poco a poco hundiéndose en el olvido.

Pero en los últimos días, la cloaca política y mediática neoliberal ha babeado de placer ante los ecos de una posible congelación salarial a los funcionarios. Sin embargo, nada sería más injusto que pasar la factura de la crisis a este colectivo.
Así, en los momentos de hervor económico y ladrillazo, un encofrador podía duplicar el sueldo de un Técnico Superior de la Administración, y para conseguir que un albañil viniera a casa había, poco menos, que apuntarse en una lista de espera y cruzar los dedos.

Mientras los funcionarios perdían poder adquisitivo y realizaban malabarismos contables con el sueldo, miles de paletos de eructo, puti club y caspa montaban una constructora y juntaban billetes de quinientos euros como cromos. Legiones de jóvenes abandonaban los estudios y dejaban sus libros escolares criando polvo mientras se pavoneaban en coches refulgentes… ¿los funcionarios? Unos “pringaos, hombre, unos “pringaos”… ¿para qué estudiar?, ¿para qué invertir?, ¿para qué innovar?…

“España va bien”.
Y mientras tantos celebraban sus ganancias entre cubatas, risas, rayas de coca y “España va bien”, miles de hombres y mujeres habían inmolado sus mejores años junto a una taza de café cargado, un flexo y un temario de oposiciones. Con los codos clavados en una mesa, viendo la vida desfilar a través del claroscuro de un ventanal, a la espera del momento crucial y temible de los exámenes.

Pues bien, ahora resulta que, según los neoliberales, los efectos de aquellos excesos han de pagarlos los “privilegiados funcionarios”, precisamente el colectivo que apenas se benefició del auge económico y que, por supuesto, no provocó la crisis.
Según ese planteamiento no pidamos cuenta a las entidades bancarias que prestaron dinero sin las debidas garantías. No pensemos que las ganancias obscenas de la especulación acabaron en paraísos fiscales. No indaguemos en ayuntamientos y comunidades que dilapidaron millones encargando obras absurdas que enriquecieron a empresarios. No, no… todo esto que lo paguen los funcionarios.

Sí, los funcionarios, aquellos “pringaos” durante los años del falso esplendor económico. Sí, el juez que sacrificó como poco cinco años en una oposición terrorífica (aparte de los cinco de carrera) para ganar menos que muchos fontaneros. Sí, los miles de opositores que hubieron de recurrir al Lexatín, el policía que se juega la vida por mil quinientos euros mensuales, el auxiliar que no gana más de novecientos… ¡resulta que estos han de pagar la crisis y son unos “privilegiados”!

Y todavía el funcionariado español no se ha mentalizado que todas las ideas de congelación salarial y ataque a lo público responden a la sobrecogedora ofensiva de la derecha ultraliberal, que ha sustituido a la derecha “de toda la vida” y que presiona con una fuerza devastadora acoquinando a muchos gobiernos de izquierda que, contra su sentir, han de plegarse a estas medidas.

Pero los funcionarios españoles, en una suerte de suicidio colectivo, votan masivamente a la derecha actual. Y esta derecha neoliberal odia lo público. La doctrina ultraliberal es muy simple: que unos pocos se apropien y aprovechen del esfuerzo y trabajo de la mayoría. En la más genuina línea de Esperanza Aguirre y su entrega de los servicios públicos a codiciosas manos privadas.

En este sentido, que un funcionario votase a la derecha “de toda la vida” podía entenderlo, pero que vote a la actual derecha, la neoliberal, me parece tan esperpéntico como que Emilio Botín se afiliara al Partido Comunista Revolucionario.

Gustavo Vidal Manzanares es jurista y escritor

Blog de Gustavo Vidal Manzanares

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