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febrero, 2012:

¿Para quién gobierna Rajoy?

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/2012/02/23/%c2%bfpara-quien-gobierna-rajoy/

En teoría, el sistema político de la Democracia Representativa funciona más o menos bien, si la gente identifica sus propios intereses con los intereses y aspiraciones reales de los políticos a los que votan. El Partido Popular recibió en las pasadas elecciones del 20N algo más de 10’8 millones de votos, lo que supone el 44% del electorado que fue a votar.

A pesar de que el señor Rajoy lleva muy poquito tiempo en La Moncloa, ya podemos entender cuáles son sus maneras de gobernar, sus intereses y sus prioridades. En este sentido la actualidad es muy reveladora y nos abre múltiples interrogantes que hablan por sí solos:

1. La policía carga contra estudiantes menores de edad definiéndoles como el enemigo. Es gravísimo que las fuerzas de seguridad de un estado democrático consideren enemiga a su propia población civil (eso es característico de las más terribles dictaduras). Se trata evidentemente de una consigna política, no sé si desde el propio Ministerio del Interior, o desde la Delegación del Gobierno u otro ámbito. Paralelo a esto nos encontramos con el manido discurso (que no cuela) de la ultraderecha pepera de que se trataba de radicales. ¿Qué es ser radical? ¿La fuerza que aplica la policía no debe ser proporcional a la potencial amenaza? ¿Iban armados los estudiantes del Instituto Lluís Vives? ¿Por qué no actuaba así la policía con el anterior Gobierno? ¿Disuelve la policía las manifestaciones abertzales tal como han disuelto la protesta de nuestros hijos?

2. El Gobierno democrático (de iure) legisla a golpe de mayoría absoluta sin activar los mecanismos legales de representación de la sociedad civil en la actividad legislativa. La democracia no consiste en elegir Gobierno autoritario cada cuatro años, sino que independientemente del color del Gobierno, la sociedad civil y los distintos grupos interesados en las diferentes materias sobre las que legislar, puedan aportar su grano de arena, sus preocupaciones e intereses a quienes tienen la potestad de gobernar. ¿Cómo es posible que un Gobierno autodenominado democrático cambié los temarios de las oposiciones públicas sin contar con la opinión de opositores, profesores, academias privadas y editores de manuales? ¿Cómo es posible que se reforme el derecho laboral sin tener en cuenta la problemática de los trabajadores y de las pequeñas empresas?

3. “Rescatan al banquero mientras desahucian al obrero”. El Gobierno está muy sensibilizado con las cuentas y salud financiera de los banqueros y magnates, mientras que recorta sueldos y derechos de los trabajadores. ¿Por qué un gobierno llamado popular permite que cientos de familias se queden sin techo donde dormir cuando cae la noche? ¿No deberíamos como sociedad rescatar al obrero y hacer pagar el especulador banquero por sus excesos?

Una de dos: o no funciona bien la democracia porque la gente vota lo que no le conviene, o España no está tan mal como nos hacen creer ya que tendríamos, si revisamos los datos electorales, alrededor de 11 millones de portentosos banqueros, rentistas y grandes empresarios. Vamos, la primera potencia financiera y económica del Universo.

Alfonso Cortés González es vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y profesor de Comunicación de las Instituciones Públicas.
www.alfonsocortes.com

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Las malas artes del PP en nuestra monarquía bananera

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/2012/02/09/las-malas-artes-del-pp-en-nuestra-monarquia-bananera/

¿No se han fijado ustedes que hasta que el Gobierno actual del PP no publica en el BOE sus decisiones no sabemos nada del contenido de ellas? Eso significa que concienzuda y estratégicamente están obstruyendo la información pública sobre los asuntos que nos incumben a todos. Esto supone una grave merma en las reglas del juego democrático.

Si repasamos brevemente la acción de gobierno del gabinete de Rajoy hasta el momento, nos damos cuenta de que no hacen otra cosa que utilizar el poder que les ha sido otorgado democráticamente para pasarse la esencia de la Democracia por el sobaco.

Ser demócrata y creer en la democracia no significa sólo acceder al poder por medio de los votos, sino que hay que construir democracia día a día, explicando a los ciudadanos y medios de comunicación (a través de los cuales la ciudadanía accede mayoritariamente a la información política), cuáles son sus intenciones y planes de gobierno. Y esto está pensado así para que antes de que se publique oficialmente una ley o decreto en el BOE, la gente, los colectivos, las empresas y hasta mi vecino, el indolente del octavo, puedan tener la posibilidad de participar en la construcción de país, o por lo menos a opinar, y saber qué está pasando. Es decir, la democracia se hace día a día, no sólo con unas urnas de cristal cada cuatro años.

Sin embargo, lo que hace el PP es todo lo contrario. Por ejemplo, con el inquietante asunto de la Reforma Laboral salen todos los días en comparecencia pública, pero no dicen absolutamente nada, sólo hacen propaganda barata del tipo “vamos a hacer una reforma eficacísima contra todos los males”. Pero, ¿en qué consiste? Y ante tal pregunta ellos hacen mutis por el foro. Se retiran a sus aposentos y los vulgares mortales nos enteraremos de sus intenciones cuando  ya tengan el rango de ley. Una salvajada y un atropello a la ética política.

Esta manera de gobernar, no sólo quiebra las reglas del juego democrático en el cual las personas deben tener información de lo que ocurre, sino que es también una estrategia maquiavélica para desactivar a la necesaria oposición en un sistema parlamentario. Si los partidos de la oposición no tienen ningún tipo de información de lo que el Gobierno quiere hacer, no pueden discutir nada, no le pueden atacar o discrepar y por tanto ni siquiera pueden hacer sugerencias o plantear alternativas. Así, sólo nos queda comernos con patatas las decisiones, que muchas de ellas serán equivocadas por esta misma actitud soberbia y totalitaria, que a este santo gobierno le salga de las narices aplicar.

Y esto no sólo lo han hecho con la reforma laboral, sino con todo; absolutamente con todas las decisiones de gobierno desde que ganaron las elecciones: han suprimido las ayudas a las energía renovables por sus santos genitales; han cambiado los temarios de las oposiciones docentes y han fastidiado a miles de personas, por sus castos genitales; han cambiado el canon digital por dinero directo a la SGAE por sus inmaculados genitales;  y también, y por si fuera poco, han derribado la asignatura de educación para la ciudadanía por sus píos genitales.

En conclusión, creo que se puede afirmar, sin faltar un ápice a la verdad, que este Gobierno está haciendo mucho daño a la democracia. Los idiotas pensarán que lo único importante ahora es la economía, y que nos dejemos de democracias y demás leches, pero ¿qué será de la economía de cada uno de nosotros si los principios que rigen el país y el mundo no son democráticos?

Por si fuera poco, precisamente hoy se han cargado al juez Garzón. Es otro día triste, en el que este país se parece cada vez más a una monarquía bananera. Un reino de novela decimonónica donde hasta el yerno del rey se atreve a meter la mano en la cartera del plebeyo, al mismo tiempo que el juez que se ha atrevido a investigar a fondo la corrupción y el genocidio de Estado es condenado.

Mientras tanto, el  Gobierno de la nación gobierna tranquilamente con mano de hierro y palabra escondida. Bendito país el nuestro.

Alfonso Cortés González es vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y profesor de Comunicación de las Instituciones Públicas
www.alfonsocortes.com

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