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alfonso cortes

Ecologismo, Igualdad y Responsabilidad Civil: una visión de la publicidad social televisiva

 Artículo publicado en Icono14. Para leerlo pinche aquí.

Resumen

La publicidad social y el marketing de causas están de moda. En el presente artículo, a partir del análisis de una serie de campañas catalogadas como sociales, se propone un debate conceptual vital, y se argumenta, creemos que fundamentadamente, que este tipo concreto de publicidad que se estudia, debe entenderse y plantearse de manera distinta, para no confundir publicidad con argumento social con la comunicación para el cambio social.

Abstract

Social Advertising and Commitment Marketing are in fashion. This paper is made from the analysis of a group of campaigns labelled as Socials, it is proposed a vital conceptual debate, and so we argue that this kind of advertising we study, must be understood in a different way, in order to not confuse the advertising that uses social argument from other types of communication for the Social Change.

Artículo publicado en Icono14. Para leerlo pinche aquí.
Autores: Alfonso Cortés González y Patricio Pérez Rufí.

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La actitud miserable del PP con Cataluña

Artículo publicado en elplural.com · Para leerlo pinche aquí.

Reconozco que el título de este artículo puede pecar de amarillismo. Sin embargo, si atendemos al comportamiento real del partido de Rajoy, puede que incluso se quede corto, porque en política se pueden entender muchas estrategias, pero lo que nunca se debe aceptar es perder la coherencia con un proyecto propio, o no tener más proyecto que la destrucción del adversario. 

Es incoherente, cuando no mezquino, recurrir ante el Tribunal Constitucional el Estatut de Catalunya, mientras se acepta y se ha defendido el andaluz, por ejemplo, que contiene muchos artículos semejantes política y jurídicamente al catalán. Además, por un lado Cospedal presiona para una sentencia rápida, mientras por otro, impide la renovación de magistrados que están desde hace demasiado tiempo desempeñando su puesto en funciones. Por ello se apela a la “miserabilidad” del PP en el título.

Este Partido Popular nos tiene muy habituados ya a estas contradicciones, a estos digo blanco en Madrid, negro en Sevilla y azul en Barcelona. Sin embargo, esta postura ante el Estatut no responde sólo a la naturaleza trilera de este partido conservador (por decir algo) y polimórfico, sino a una acusada catalanofobia, de la mayor parte del PP, de raíces hundidas en el rancio nacionalismo español cuyo error histórico fundamental es afirmar España sobre la negación de las distintas identidades y culturas peninsulares.

Desde una postura aséptica institucional, no es conveniente a estas alturas presionar al Constitucional o intentar atajos jurídicos para sacar adelante este estatuto de autonomía, y me refiero a que no creo que sea del todo decoroso que se trate de influir a los magistrados en su decisión desde los distintos partidos políticos.

No obstante y a pesar de ello, sería conveniente explicarle al PP que en caso de que el Estatut sea considerado no-constitucional, habría que reformar la Constitución para que pueda serlo. Esto es porque realmente los estados-nación no son realidades estáticas ni estancadas en estructuras tradicionales (aunque basen en ello gran parte de su justificación histórica), sino que todos los estados, para su propia supervivencia en el tiempo, deben evolucionar y transformarse junto a la sociedad y sus demandas. Cuando un Estado no evoluciona, es el primer síntoma de su declive. Por tanto, si el Estatut no cupiese en la Constitución, habría que hacer esta más grande.

Alfonso Cortés González, profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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La conexión PP-Berlusconi y la destrucción de la democracia

Artículo publicado en elplural.com. para leerlo pinche aquí.

¿Qué intereses comunes tendrán el Partido Popular y Berlusconi? El caso es que ayer miércoles el PP votó en el Parlamento Europeo en contra del pluralismo informativo y a favor de la concentración de medios que ostenta su amiguito Silvio en Italia. Al igual que Javier Arenas alardeaba, no hace mucho tiempo, de que el modelo de comunidad autónoma que quería para Andalucía era el valenciano, es para aterrorizarse el que los populares quieran el modelo de país berlusconiano para España. Sería la gürtelización de toda la sociedad y el mamoneo generalizado. 
 

Es realmente problemático que la democracia, y su juego de votos y votaciones, se utilice para conseguir o mantener situaciones injustas, cuando la principal meta de la democracia, en sentido ideal, es la Justicia. En este caso, se ha utilizado la democracia para mantener intacto a Berlusconi, pero también la han usado los populares para tratar de lavar sus casos de corrupción y vergüenza, absolviendo mediáticamente «por mandato popular» a algunos de sus presuntos mangantes más famosos, cuando esa es tarea de los jueces.

La cuestión es que éste es un uso perverso de la democracia, que debe utilizarse en sentido contrario, es decir, tenemos que aprovechar la democracia para propiciar la transparencia, la pluralidad, los derechos civiles y la igualdad para así ir pasito a pasito hacia el ideal de Justicia. Cuando un político (como Berlusconi) consigue que se acuerde en un parlamento su inmunidad, o el Partido Popular consigue que un candidato suyo a la alcaldía gane las elecciones, son hechos completamente antidemocráticos por muchos votos que tengan. También la Alemania del 33 votó a Hitler, y eso tampoco serviría para limpiar la imagen del dictador. Quiero decir con esto que la democracia parlamentaria no es la panacea ni la vacuna contra todos los males, y que lo que se debe hacer desde la responsabilidad (cosa que le falta totalmente al PP) es trabajar para hacerla más sólida y más de verdad, y esto empieza por una información veraz y de calidad.

Esto me lleva a dos interrogantes básicos: ¿Qué valor moral (políticamente hablando) tiene el voto de una persona que ha votado en función de información falsa? Como por ejemplo cuando votan a un candidato imputado por corrupción creyendo que está sufriendo una persecución política de orientación judeo-masónica, o no identificando, en otros muchos casos, claramente sus intereses con los intereses que defiende su partido favorito. Por otro lado, ¿qué valor moral tienen las acciones políticas, en una democracia, cuando trabajan para destruirla?

Y es que cuando conseguimos aupar de nuevo a las alcaldías a impresentables, estamos destruyendo democracia. Cuando blindamos a un político para que no pueda ser investigado, estamos destruyendo democracia. Cuando se favorece la concentración de medios y se bloquea la pluralidad informativa, estamos destruyendo democracia. Cuando se destituye pero no se destituye a un político sospechoso, estamos también destruyendo democracia. Por tanto, debemos tener cuidado por que la historia y sus procesos no son lineales, y no todo lo que se consigue permanece ad infinitum, sino que cabe la posibilidad de que exista una regresión política cuando no somos lo suficientemente responsables y exigentes con nuestros representantes políticos.

Es verdad que el camino se hace andando y se demuestra con lo que los partidos votan en los parlamentos y en los plenos municipales. Este Partido Popular con sus gürteles y sus malas junteras internacionales demuestra cada día cuáles son sus objetivos reales.

Alfonso Cortés González, profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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