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comunicación política

Monarcas, bufones, políticos y audiencias. Comparación de la sátira televisiva en Reino Unido y España

Artículo de José Luís Valhondo publicado en Revista Latina de Comunicación Social
Enlace: http://www.revistalatinacs.org/11/art/932_Extremadura/11_Valhondo.html

guinol

Resumen: Los programas de sátira se han convertido en una forma de comunicación política frecuente en la televisión. Tras la liberalización de los medios y la globalización de los formatos, países como España han adoptado formatos satíricos procedentes de otros que, como Reino Unido, contaban con una tradición que se remontaba casi al inicio de la televisión. El objetivo de este artículo es el de pergeñar una definición del género teniendo en cuenta los ejemplos de los dos países mencionados y, también, refiriéndonos a dos épocas separadas por el fenómeno de la liberalización de la televisión.

Aplicaremos para ello una metodología comparativa respecto al perfil de las audiencias, de los bufones de la sátira y del papel jugado por la clase política a lo largo de la corta historia de la sátira en televisión. Los resultados señalan una evolución. En los años sesenta del siglo XX, el género apuntaba a las clases medias, sus autores pretendían popularizar la política para una sociedad muy respetuosa con el establishment y los políticos censuraron el espacio en previsión de que pudiera desequilibrar ideológicamente los procesos electorales. En los años noventa, las audiencias de la sátira se redujeron al segmento más lucrativo de los jóvenes adultos, los bufones adquirieron el mayor protagonismo y los políticos no sólo se inmunizaron a la sátira sino que parecieron sacar provecho de ella. 

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Nuevas orientaciones en la comunicación externa de las organizaciones políticas

Transcripción de la ponencia que pronuncié en la II escuela de formación de la Fundación Europa de los Ciudadanos, en el Euroforum de San Lorenzo del Escorial el 22 de enero de 2011

Enlace: http://www.fundacioneuropadelosciudadanos.eu/?dl_id=40

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La reforma de las pensiones

Artículo publicado en elplural.com: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=43032

Parece que el sistema de pensiones necesita una reforma. Sobre todo si atendemos a esta simple explicación matemática: a la misma recaudación por cotizaciones, se le resta que cada vez los jóvenes empiezan a trabajar más tarde y que la esperanza de vida es cada vez más alta. En este sentido, a largo plazo, es obvio que las cuentas no salen.

Ahora bien, este es un tema que no debemos tomar a la ligera, ni debemos dar un cheque en blanco a ninguna propuesta a priori, ya que es un asunto muy serio, digamos claramente que de Estado, ya que va a la médula del llamado Estado del Bienestar, y de sus derechos sociales conseguidos con durísimos esfuerzos a lo largo de nuestra historia. En consecuencia, debe ser éste, un debate al que debemos dedicarle mucho tiempo y reflexión, para no darle una salida apresurada y por ende irresponsable. Podemos estar, si es necesario, un par de años debatiéndolo.

Para que el sistema de pensiones sea sostenible, el catedrático de Hacienda Pública Ignacio Zubiri explicó que se pueden tomar tres caminos: “Aumentar los ingresos del sistema, reducir sus gastos u optar por una combinación de ambas”. La propuesta del Gobierno está orientada a reducir los gastos, pero eso no quita que en este necesario debate, atendamos también a otras posibilidades, como por ejemplo proponer un nuevo impuesto, además de las actuales cotizaciones, para mantener las jubilaciones como hasta ahora. Es sólo otra idea más sobre la mesa.

En este sentido debemos pedirle al Gobierno que estudie todas las opciones y nos presente, sin paños calientes, los datos obtenidos y sus conclusiones para poder tomar en consideración la propuesta más adecuada, y que nos deje a la sociedad civil, tener capacidad de decisión en este crucial asunto: las cuentas de nuestra vejez.

Puede resultar controvertido, pero no estoy totalmente en contra de esta propuesta, con la condición de que antes el Gobierno se comprometa, en primer lugar, a mantener el sistema público de pensiones al 100%, a sondear y explicar también otras alternativas y finalmente a solucionar definitivamente el problema básico de las cuentas de nuestro país, que es el fraude fiscal, al que ningún Gobierno se ha atrevido meterle mano de verdad.

Sólo apoyaría, por tanto, perder el derecho a jubilarme a los 65, si antes se hacen esfuerzos reales para acabar con la economía sumergida, si se logra que las empresas no evadan impuestos ni operen a través de paraísos fiscales, y si se controlan las concesiones de pensiones derivadas de triquiñuelas de algunos listos (como empresarios que las fuerzan y personas que las buscan con falsas enfermedades), y si aún así la jubilación digna sigue en entredicho.

Es necesario señalar que son estas acciones fraudulentas las que merman sobremanera las cuentas públicas y las que ponen realmente en riesgo las pensiones. Si no tenemos estas cosas claras, acabaremos pagando el pato los mismos de siempre, renunciando a nuestros derechos adquiridos. Y esto no es justo, al menos desde la perspectiva de la izquierda

Considero que este tema no se está tomando con la tranquilidad y el rigor suficiente por un error, en principio, de comunicación del Gobierno, que no ha hablado con claridad ni ha explicado en profundidad la situación antes de lanzar a la opinión pública, de sopetón y en mal momento, esta intención reformadora.

Debe tener Zapatero, (el mismo que ayer en el desayuno con Obama seleccionó de la Biblia la frase de «no explotes al jornalero, su vida depende de su jornal”) más cuidado con la gestión de su comunicación y con su afición a lanzar indiscriminadamente globos sonda (ahora aumento el cómputo de las pensiones de 15 a 25 años, y luego lo vuelvo a disminuir a 15) con la intención de contentar a todo el mundo (nunca llueve a gusto de todos, hay que aceptarlo) ya que esto puede dilapidar el crédito político del proyecto socialista, en un momento en que algunos actores empresariales (vinculados históricamente a la derecha) están lampando por hacerse con el suculento plato de la gestión de nuestras pensiones. Y esto sí que supone un peligro para el jornal y las pensiones futuras de quienes realmente trabajan en este país.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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Al PP se le acaban sus recursos

Artículo publicado en elplural.com. Para leerlo pinche aquí

La derecha española ha comenzado el nuevo año del mismo modo que terminó 2009, o que empezó 1981. El partido que fundó Fraga en la transición no ha cambiado nada en estos más de treinta años, y sigue utilizando la demagogia y el discurso político más burdo y absurdo como su principal caballo de batalla. Al partido de Rajoy le puede pasar, como al protagonista de Pedro y el Lobo, que tras tanto alertar sobre sucesos inexistentes o deformados pierda toda su credibilidad. Por el bien de nuestro país, espero que así sea en este 2010.

Ya nadie se acuerda, pero el PP, como el protagonista del conocido cuento, aseguraba que la familia desaparecería gracias a los matrimonios homosexuales (qué sinsentido, en todo caso existirán más tipos de familia, y en consecuencia, más familias); también nos quisieron alarmar con su famosa proclama “España se rompe” cuando se iniciaron los procesos para la aprobación de los nuevos estatutos de autonomía, y aquí seguimos un año más, con el tradicional discurso del Borbón, que incluso se ha retransmitido en la televisión vasca por primera vez; quisieron aterrorizarnos cuando se trató de negociar con ETA… Así, enumerando estos disparates de Rajoy y los suyos, nos podríamos pasar todo el día, y no pretendo quemarles la sangre con esto.

El día de Reyes el PP publica en la portada de su página web una presunta noticia bajo el titular de “la foto de hoy es la foto del paro”. Lo que no entiendo bien es por qué debajo de ese texto, el PP coloca la foto de su chamán experto en economía Cristóbal Montoro. Quizás, de modo subliminal nos quieren alertar de lo desaconsejable que resultaría un señor como Montoro dirigiendo el Ministerio de Economía.

El caso es que este aspirante a ministro de economía ha declarado que “el 2009 ha sido el año más terrible en términos de retroceso económico de nuestra historia”. Seguramente, Cristóbal Montoro no está enterado de los datos económicos y repite como un muñequito lo que el ventrílocuo Rajoy le dicta al oído, porque no se puede decir alegremente que el responsable del paro es el Gobierno (en el marco de una crisis mundial) cuando precisamente son la Comunidades Autónomas gobernadas por el PP las que han registrado mayores aumentos del paro, estando las oficinas de empleo transferidas a los gobiernos autonómicos.

Murcia y Valencia (feudos del PP ya consolidados) han sido las comunidades donde más ha crecido el paro, y en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, con Esperancita Aguirre como presidenta, el desempleo ha subido cinco puntos por encima de la media del resto de España. Con datos así, y si fueran medianamente coherentes y responsables, no se atreverían a abrir el pico para amedrentarnos con sus discursos catastrofistas y asustaviejas. Sus 10.000.000 de votantes no se merecen que les tomen el pelo de esta forma, y el resto de los españoles, después de todo lo que en estas tierras lleva llovido, no nos merecemos una derecha como esta. Dimitan ya.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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La conexión PP-Berlusconi y la destrucción de la democracia

Artículo publicado en elplural.com. para leerlo pinche aquí.

¿Qué intereses comunes tendrán el Partido Popular y Berlusconi? El caso es que ayer miércoles el PP votó en el Parlamento Europeo en contra del pluralismo informativo y a favor de la concentración de medios que ostenta su amiguito Silvio en Italia. Al igual que Javier Arenas alardeaba, no hace mucho tiempo, de que el modelo de comunidad autónoma que quería para Andalucía era el valenciano, es para aterrorizarse el que los populares quieran el modelo de país berlusconiano para España. Sería la gürtelización de toda la sociedad y el mamoneo generalizado. 
 

Es realmente problemático que la democracia, y su juego de votos y votaciones, se utilice para conseguir o mantener situaciones injustas, cuando la principal meta de la democracia, en sentido ideal, es la Justicia. En este caso, se ha utilizado la democracia para mantener intacto a Berlusconi, pero también la han usado los populares para tratar de lavar sus casos de corrupción y vergüenza, absolviendo mediáticamente «por mandato popular» a algunos de sus presuntos mangantes más famosos, cuando esa es tarea de los jueces.

La cuestión es que éste es un uso perverso de la democracia, que debe utilizarse en sentido contrario, es decir, tenemos que aprovechar la democracia para propiciar la transparencia, la pluralidad, los derechos civiles y la igualdad para así ir pasito a pasito hacia el ideal de Justicia. Cuando un político (como Berlusconi) consigue que se acuerde en un parlamento su inmunidad, o el Partido Popular consigue que un candidato suyo a la alcaldía gane las elecciones, son hechos completamente antidemocráticos por muchos votos que tengan. También la Alemania del 33 votó a Hitler, y eso tampoco serviría para limpiar la imagen del dictador. Quiero decir con esto que la democracia parlamentaria no es la panacea ni la vacuna contra todos los males, y que lo que se debe hacer desde la responsabilidad (cosa que le falta totalmente al PP) es trabajar para hacerla más sólida y más de verdad, y esto empieza por una información veraz y de calidad.

Esto me lleva a dos interrogantes básicos: ¿Qué valor moral (políticamente hablando) tiene el voto de una persona que ha votado en función de información falsa? Como por ejemplo cuando votan a un candidato imputado por corrupción creyendo que está sufriendo una persecución política de orientación judeo-masónica, o no identificando, en otros muchos casos, claramente sus intereses con los intereses que defiende su partido favorito. Por otro lado, ¿qué valor moral tienen las acciones políticas, en una democracia, cuando trabajan para destruirla?

Y es que cuando conseguimos aupar de nuevo a las alcaldías a impresentables, estamos destruyendo democracia. Cuando blindamos a un político para que no pueda ser investigado, estamos destruyendo democracia. Cuando se favorece la concentración de medios y se bloquea la pluralidad informativa, estamos destruyendo democracia. Cuando se destituye pero no se destituye a un político sospechoso, estamos también destruyendo democracia. Por tanto, debemos tener cuidado por que la historia y sus procesos no son lineales, y no todo lo que se consigue permanece ad infinitum, sino que cabe la posibilidad de que exista una regresión política cuando no somos lo suficientemente responsables y exigentes con nuestros representantes políticos.

Es verdad que el camino se hace andando y se demuestra con lo que los partidos votan en los parlamentos y en los plenos municipales. Este Partido Popular con sus gürteles y sus malas junteras internacionales demuestra cada día cuáles son sus objetivos reales.

Alfonso Cortés González, profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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