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elecciones 2012

Rajoy tiene miedo

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/tribuna-libre/rajoy-tiene-miedo/

La labor de oposición es la tarea más fácil que existe en política. Consiste, desgraciada y básicamente, en criticar cualquier decisión que tome el gobierno en cuestión. Además, la situación se agrava si el partido que está en la oposición, hace su labor sin argumentos sólidos y forjando un discurso a base de exabruptos taberneros, dando continuamente una respuesta demasiado fácil y simplona a problemas demasiado complejos. Este modus operandi opositor es una (entre otras muchas) de las perversiones de nuestras democracias.

Esta ha sido la forma de hacer oposición del señor Mariano Rajoy desde 2004. Ahora ha cambiado: tiene miedo y el mero hecho de verse en el sillón de las decisiones le descompone el vientre. Rajoy se ha dedicado durante los últimos siete años a ver el partido desde la grada y vociferar como un hooligan irresponsable. Ahora que la afición lo aclama para que meta goles, este aspirante a delantero centro es el primero que duda de sí mismo. Angelito el señor Rajoy que ahora se está dando cuenta que gobernar es un reto que da vértigo.

Un aspirante de verdad a primer ministro debe tener nervio, coraje y ganas de cambiar el mundo. Al menos antes de ser presidente, ya que La Moncloa se encargará irremediablemente de aplacar el furor adolescente de su pretendiente. Zapatero accedió al gobierno de forma temperamental retirando las tropas de Irak (decisión difícil que muchos creyeron en su día que no cumpliría), y está terminando su mandato con tibieza. Imagínense a un posible presidente como Rajoy que ya viene tibio de serie: vamos a estar congelados cuando se vaya.

Y un ejemplo de este miedo se ha visto en la prensa económica de hoy, donde aparece un Mariano Rajoy, que como quien descubre la pólvora, condiciona la actualización de las pensiones y sueldos a la situación económica. No nos jodas Mariano, ya que ese es el argumento que viene defendiendo tu enemigo Zapatero desde 2010 y que tú en incontables sesiones parlamentarias has dicho a los españoles que tú nunca lo harías, y que le darías la vuelta. Ahora tienes que dar la talla, no te debes escabullir, y este país no te permitirá otra cosa que actualizar las pensiones y subirnos el sueldo.

A menos que seamos un país de idiotas capaces de dar un cheque en blanco para que nos gobierne un vendedor de humo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad y Comunicación de las Administraciones Públicas en la Universidad de Málaga

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¿Por qué aquellos amigos socialistas que se opusieron a la huelga general están equivocados?

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=51412

Digan lo que digan los medios, lo que ocurrió el 29 de septiembre mostró que la convocatoria de huelga general de los sindicatos mayoritarios del país, CCOO y UGT, fue exitosa en la mayoría de centros urbanos de España. El consumo de electricidad de las horas punta del día 29 descendió casi al nivel de un día de vacaciones, mostrando que la actividad laboral se había interrumpido significadamente en el periodo laboral. Este éxito debiera hacer reflexionar al gobierno socialista español y a sus defensores en los medios. No dudo de que la mayoría de dirigentes del gobierno socialista creen sinceramente que las medidas tomadas por el gobierno (que no pueden negar representan un recorte sustancial de los derechos de los trabajadores y una reducción de la ya escasa financiación del estado del bienestar) son necesarias para calmar a los mercados financieros (frase repetida mil veces) y, como decía Carlos Solchaga, el ex Ministro de Economía del gobierno Felipe González, “atraer así inversión extranjera que servirá para impulsar la obra pública y, por lo tanto, crear empleo” (El País. 29.09.10). Esta visión ha alcanzado una categoría de dogma, no sólo entre los dirigentes del gobierno (y medios de difusión afines a ellos), sino también entre la derecha española, tanto en su versión española (PP), como en la periférica catalana (CIU) y vasca (PNV). Se tiene que hacer una distinción, sin embargo, entre el dogma sostenido por las derechas y el sostenido por los defensores del gobierno socialista. Los primeros han asumido siempre que lo que beneficia al mundo empresarial y a la banca beneficia automáticamente al país, identificando los intereses de los primeros con los intereses de los segundos. Este supuesto se hace a pesar de la enorme evidencia de que ello no es así (la crisis actual la ha creado la banca con la complicidad del mundo empresarial). No obstante, repiten machaconamente aquel argumento promoviendo una versión de la realidad que favorece los intereses de clase que siempre han representado. La evidencia de ello es abrumadora. Una mayor consecuencia de las políticas que han llevado a cabo cuando han gobernado ha sido la polarización de las rentas en el país.

Pero gran parte de los dirigentes del gobierno socialista y sus defensores apoyan estas políticas porque creen sinceramente que no hay alternativas a las que el gobierno está haciendo. Pero en este dogma (término que utilizo sin deseo insultante, sino con el intento de remarcar que se basa más en fe que en evidencia) hay tesis y supuestos que son sujetos a la comprobación empírica. Es decir, que pueden ser falsificables por la evidencia existente. Como bien decía John K. Gallbright (uno de los economistas más agudos que haya existido en EEUU) la sabiduría convencional económica suele estar equivocada. Y la crisis actual así lo ha mostrado. Es irracional que se continúe dando tanto protagonismo a tal sabiduría convencional cuando su fracaso en interpretar la realidad económica ha sido tan acentuado.

Veamos los datos.

¿QUÉ EVIDENCIA EXISTE DE QUE LA AUSTERIDAD ES BUENA PARA LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA?
Toda la evidencia científica que existe para sostener tal tesis ha sido resumida en el trabajo de los profesores de economía Alberto Alesina y Silvia Ardagna, de la Universidad de Harvard, titulado “Large Changes in Fiscal Policy: Taxes versus spending”. Tax Policy and the Economy 2009. En este artículo, los autores muestran que en gran número de países de la OCDE (el club de países más ricos del mundo) las reducciones de los déficits han ido seguidas de etapas de gran crecimiento económico. Concluyen con estos resultados que las políticas de consolidación fiscal incrementan la confianza de los inversores y de los consumidores, generándose así el estímulo económico que genera mayor crecimiento económico. De ahí el énfasis en reducir el déficit a base de reducir el gasto público.

Este trabajo, sin embargo, ha sido ampliamente cuestionado. Así, Arjun Jayadev, del Massachussets Institute of Technology (M.I.T.), y Mike Konczal, del Roosevelt Institute, han señalado en su artículo “The Boom, not the Slump: The right time for Austerity”, (Roosevelt Institute, 2010) que en todos los países que Alesina y Ardagna analizan, las inversiones y el incremento del consumo precedieron a la reducción del déficit y no al revés, tal como aquellos autores habían señalado. El crecimiento económico fue la causa principal de que se generara la confianza entre inversores y consumidores, lo cual es lógico, pues las empresas no invertirán para aumentar la producción a no ser que haya un aumento de la demanda de tales productos. Es más, era el crecimiento económico el responsable de la reducción del déficit del estado, no al revés. En realidad, Arjun y Konczal concluyen que no hay ni un país en recesión que haya salido de ella a base de políticas de austeridad de gasto público. Tal estudio viene a confirmar una larga lista de trabajos, citados por el profesor Robert Pollin, del Political Economy Research Institute de la Universidad de Massachussets (“Austerity is not a solution: Why the Déficit Hawks are wrong”. PERI, 2010) que concluyen que las medidas de austeridad son erróneas. En todos ellos, la condición sine qua non para la recuperación económica era la existencia de un estímulo económico tendente a incrementar el gasto público y la creación de empleo. En realidad, nada menos que el Banco de Inglaterra ha indicado que existe un gran escepticismo en el mundo de los negocios de que las economías se recuperen, expresando gran nerviosismo, consecuencia de que los gobiernos estén siguiendo políticas de austeridad de gasto público que dificultarán tal recuperación. En una encuesta realizada por el Banco de Inglaterra, entre los inversores y compradores de deuda, (citada en el Financial Times del 18/08/10) se concluía que “muchos inversores relacionan la pérdida de confianza en la recuperación económica a los recortes en gasto público, lo cual interpretan causa una disminución de la demanda en aquellos sectores especialmente afectados por tales recortes, así como por la disminución de empleo público que reduce el consumo de las familias”.

LA RECUPERACIÓN ALEMANA NO SE BASA EN POLÍTICAS DE AUSTERIDAD
La tesis de que las políticas de austeridad son necesarias para la recuperación económica se basa también en otro supuesto que se puede mostrar que es profundamente erróneo. Se asume que el estímulo de la economía española va a venir principalmente del exterior, a través del crecimiento de las exportaciones. De ahí que se considere que la bajada de los salarios y la reducción del gasto público aumentarán la competitividad de las empresas españolas, aumentando así las exportaciones y facilitando la salida de la crisis. En este argumento se toma la economía alemana como el punto de referencia, asumiendo erróneamente que la recuperación de aquella economía se debe al incremento de las exportaciones, olvidándose que la mayor causa de que aquella economía haya crecido ha sido, precisamente, un crecimiento muy notable de su gasto público y del gasto público de los países que le han comprado sus productos.

Veamos los datos. Y uno de los más importantes es que Alemania ha tenido uno de los mayores crecimientos del déficit público estatal entre los países de la Eurozona. En 2008, las cuentas del estado no mostraban un déficit, sino un superávit (0,2% del PIB). En 2010, se había convertido en un déficit de 5,4% del PIB. Ni Francia ni Italia vieron aumentado su déficit de una manera tan notable. Pero, tan importante como el incremento del déficit fue el origen de este déficit, que fue consecuencia del aumento muy notable del gasto público, principalmente en subsidios a las empresas para que retuvieran a sus trabajadores (en una medida que merecería se aplicara a España, pues explica, en parte, su relativamente bajo desempleo), así como a las industrias exportadoras. Estos subsidios, además de la devaluación del euro facilitaron las exportaciones, las cuales han sido el motor de la economía alemana.

El modelo alemán basado en las exportaciones se enraiza en unos salarios bajos en relación a la productividad laboral existente. En realidad, la demanda doméstica ha bajado un 1,4% en lo que va de año. Las exportaciones, sin embargo, han crecido un 18%, mucho más que las importaciones (que han subido sólo un 2%). El objetivo del establishment financiero alemán ha sido crear grandes plusvalías, con la consiguiente acumulación de divisas (euros), resultado de que las dos terceras partes de las exportaciones van a los países de la Eurozona. Esta concentración de euros la ha utilizado la banca alemana para prestar a los bancos (incluyendo a los españoles) y a los estados, de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), comprando deuda pública. Pero al estallar la crisis (consecuencia de la contaminación de la banca alemana por parte de los productos tóxicos de la banca estadounidense), la banca alemana tuvo un pánico enorme de no recuperar el dinero prestado. De ahí la imposición de políticas de austeridad a los PIGS para que le pagasen las deudas. Por otra parte, en Alemania, el estímulo para el crecimiento de las exportaciones procedió del Este Asiático, de China y de EEUU (países que han tenido grandes estímulos económicos).

Pero, el mayor problema para Alemania es que el crecimiento económico no se está distribuyendo internamente aumentando el consumo doméstico para que éste contribuya a la recuperación económica. El éxito del modelo alemán se basa en un estancamiento de los salarios durante los últimos diez años. El crecimiento de la productividad durante este periodo no ha repercutido en una mejora de los salarios. Y ahí está el problema. El porcentaje de población empleada con salarios por debajo del salario medio ha aumentado enormemente. Es más, el relativamente bajo desempleo (7,6%) oculta el gran crecimiento de trabajos a tiempo parcial y precarios. En realidad, según las cifras de la Oficina de Estadística del gobierno federal alemán, el porcentaje de desempleados aumentaría a un 20% si se incorporaran como desempleadas aquellas personas que desearían trabajar pero que han abandonado la búsqueda de trabajo como consecuencia de no encontrarlo. En España, si tales personas se incluyeran en el cálculo del desempleo, este alcanzaría el 32% de la población activa. Estos datos comienzan a dar las pistas sobre que el mayor problema no es, como constantemente se indica, la globalización de los mercados (incluidos los financieros), sino las relaciones de poder en la relación capital-trabajo dentro de cada país. Ni que decir tiene que la globalización de los mercados, incluidos los financieros, juegan un papel muy importante en configurar el marco de este conflicto. Pero el conflicto es a nivel estatal, como mostraré cuando veamos el caso español. Pero antes quisiera responder con datos otro argumento. El que los estímulos del Presidente Obama en EEUU han fracasado.

¿POR QUÉ EL DÉFICIT DEL ESTADO ESPAÑOL ES TAN GRANDE Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO ES TAN LENTO?
El déficit del estado español es de los más elevados de la Unión Europea, mientras que el crecimiento económico es de los más lentos, hecho que, por cierto, caracteriza a los países referidos en la terminología anglosajona como los PIGS (Portugal, Grecia, Irlanda y España). ¿Por qué? Veamos qué tienen estos países en común. Todos ellos, resultado de haber estado gobernados por regimenes dictatoriales de ultraderecha (España y Portugal) y gobiernos autoritarios de derecha muy acentuada (Grecia e Irlanda), tienen estados muy débiles, con escasa capacidad recaudatoria y con muy limitada voluntad y habilidad redistributiva. Es cierto que durante la época democrática en todos estos países tal capacidad mejoró, sobre todo en periodos de gobiernos socialdemócratas. Pero el retraso era tal que todavía persisten aquellas características del estado treinta años después de democracia. España (junto con Grecia, Portugal e Irlanda) son los países con mayores desigualdades de renta en la UE-15.

Contribuyó a esta situación la manera como se hizo la integración de España y de los otros países PIG en el euro. La necesaria reducción del déficit del estado para alcanzar el criterio de Maastricht se alcanzó a base de reducir el gasto público (incluyendo el gasto público social) por habitante. Esta reducción tuvo lugar en términos absolutos, durante el periodo 1993-1995. Y más tarde, en la época PP (1996-2004) en términos relativos; es decir, el gasto público social en España creció mucho más lentamente que en el resto de la UE-15, ya que el gobierno PSOE primero y el gobierno PP después, consideraron como tema prioritario la disminución del déficit del estado, incluso a costa de aumentar el déficit social de España con el resto de la UE-15. Y lo mismo está ocurriendo ahora con el gobierno Zapatero.

Había otra alternativa para bajar el déficit, tanto entonces como ahora, que era subir los impuestos, corrigiendo el enorme déficit de ingresos al Estado español. Esto no se hizo entonces, y hasta hace poco no se ha hecho ahora. Antes al contrario. La sensibilidad Nueva Vía dentro del socialismo español (la versión española de la Tercera Vía) que lideró el candidato Zapatero en las primarias del PSOE en 2004, consideraba que bajar los impuestos era ser de izquierdas. Y los bajó, uno tras otro. Y ahí está la raíz del déficit actual. Incluso Angel Laborda, el Presidente de la Fundación de las Cajas de Ahorro, lo reconocía en un reciente artículo “El déficit público, un problema estructural” en El País (26.09.10). Laborda subrayaba que una de las mayores causas del crecimiento del déficit estructural ha sido la enorme bajada de impuestos. Y la otra razón (también reconocida por tal autor) de que el déficit haya subido tanto con la crisis (que contrasta con el hecho de que el descenso del PIB no ha sido tan acentuado como para crear tal déficit) se debe a la regresividad fiscal. Es decir, las cuentas del estado dependen excesivamente de las rentas del trabajo, y muy en especial de los salarios, y muy poco de las rentas del capital y de rentas no ligadas al salario. De ahí que cuando se destruye trabajo y empleo, el estado se resiente inmediatamente. Estas son las consecuencias de las políticas fiscales de la Nueva Vía (sostenidas también por los partidos conservadores y neoliberales de la oposición, CIU y PNV). Estas políticas no eran inevitables. Se podían haber hecho otras distintas, corrigiendo la escasa capacidad adquisitiva del estado y su progresividad. Pero se escogió no hacerlo. Subir impuestos y su progresividad fiscal fue considerado ser socialdemócrata tradicional, lo cual era la expresión amable de decir “anticuado”. Ser moderno era ser liberal (que quiere decir neoliberal). Es incluso sorprendente que en un momento como el actual, el gobierno se resista a tomar las medidas fiscales necesarias para corregir el déficit social a base de aumentar los ingresos al estado mediante reformas fiscales progresivas (ausentes en el Presupuesto del Estado aprobado hace unos días). Técnicos del Ministerio de Hacienda han calculado que podrían haberse obtenido fácil y rápidamente 38.000 millones de euros corrigiendo algunas de las inequidades más palpables en las políticas fiscales del Estado español.

Por otra parte, el problema del endeudamiento de las familias se debe, precisamente al crecimiento de las desigualdades y consiguiente empobrecimiento de la mayoría de la población trabajadora, hecho al cual contribuyeron las políticas fiscales regresivas. La disminución de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional ha sido la mayor causa del enorme endeudamiento, endeudamiento que ha sido rentable para la banca y para las cajas. Pero éstas a su vez necesitaron dinero que les prestaron las bancas alemanas, francesas y holandesas, que al colapsar su confianza (debido a estar intoxicadas por los productos contaminantes, importados de la banca estadounidense) crearon el enorme problema de falta de crédito. La presión para que el gobierno Zapatero lleve a cabo las políticas de austeridad que se exigen a los países PIGS es que la sociedad y el estado de España y de aquellos países paguen las deudas a aquellos bancos alemanes, franceses y holandeses. Por cierto, Irlanda, el país que ha seguido primero y a pies juntillas las recetas del FMI y de la UE está en una crisis enorme como resultado de tales recetas.

EL COLAPSO DE ESTAS POLÍTICAS PÚBLICAS Y SUS CONSECUENCIAS ELECTORALES
Es un error creer que Zapatero puede vencer las próximas elecciones con estas políticas. El fracaso de la Tercera Vía es un indicador de ello. Así, en Gran Bretaña, los gobiernos Blair y Brown, pertenecientes a la Tercera Vía (la máxima expresión del socioliberalismo), perdieron popularidad rápidamente. El triunfo de la Tercera Vía fue en 1997, cuando el Partido New Labour ganó las elecciones por primera vez. El Partido Laborista consiguió el 43% del voto popular (es decir, de la población que votó), que era el 33% del total del electorado (es decir, de la población que podía votar). Su victoria se debió (tal como documentaron las encuestas a pie de urna) al enorme rechazo hacia las políticas neoliberales del partido conservador, imbuido de thatcherismo. Pero a partir de aquel año, el descenso del partido Laborista (convertido en New Labour) fue espectacular. En el año 2001 ganó sólo el 25% del total del electorado, y en el año 2005 descendió todavía más, al 22%. Este gran descenso no se reflejó en un descenso notable de su presencia en el Parlamento debido al sesgo electoral británico a favor del sistema bipartidista. Así, en 1997, el Partido Laborista, con el 33% del total del electorado, consiguió nada menos que el 64% de todos los escaños en el Parlamento Británico. En el año 2001, el Partido Laborista perdió sólo 5 escaños (pasó de 418 a 413, pasando del 64% al 62% de todos los escaños) y ello a pesar del gran descalabro electoral (que pasó del 33% al 25% del total del electorado). Y en 2005, cuando el voto del total del electorado bajó incluso más, al 22%, perdió escaños pero en número mucho menor de lo que hubiera ocurrido en un sistema proporcional. En realidad, continuó manteniendo la mayoría de escaños (el 55%).

Cito estos datos porque cuestionan la visión generalizada e interesada de definir la Tercera Vía como exitosa por su permanencia en el poder. Constantemente se presenta a Blair y a su gobierno como el gobernante “progresista” que ha mantenido su mandato durante más tiempo como consecuencia de sus políticas centristas (en realidad, de centroderecha). Sus sucesivas victorias, sin embargo, no se debieron a su popularidad sino a un sistema electoral extremadamente sesgado, favorable al bipartidismo, y a la enorme crisis del Partido Conservador. Las políticas de la Tercera Vía fueron profundamente impopulares y muy en especial, entre sus bases electorales (las clases populares), como documento en mi artículo “El Fracaso del Nuevo Laborismo y del Socioliberalismo”, Sistema Digital (21.05.10), también expuesto en mi blog (www.vnavarro.org). En realidad, tales políticas crearon una enorme movilización y desmoralización entre los miembros del Partido Laborista, habiendo perdido casi la mitad de sus miembros durante su mandato. Una situación semejante ocurrió en Alemania, donde las políticas de Schroeder llevaron a un enorme descalabro del partido socialdemócrata.

Seguir estas políticas quiere decir el descalabro electoral del PSOE. Asumen, como también asumieron Blair, Brown y Schroeder antes que ellos, que la aplicación de tales políticas de claro corte neoliberal crearán buen empleo y aumentará la calidad de vida de las clases populares (que ellos llaman clase media), y que como consecuencia, recuperarán su confianza electoral. Recuperar, en el caso español, no es sólo crecer el PIB sino, mucho más importante, crear empleo y buen empleo. Y ahí es donde la evidencia existente, presentada en este artículo, cuestiona este supuesto. La abstención entre las bases electorales es la mayor consecuencia de estas políticas, y están llevando a un descalabro semejante en España. Las encuestas así lo muestran. La única solución es un cambio muy marcado de tales políticas. La Huelga General podría tener esta consecuencia, pues la pervivencia del partido socialista en el poder está claramente relacionada con el cambio de tales políticas. La alternativa, de no hacerse tales cambios, sería el debilitamiento, por un largo periodo, de la socialdemocracia en España y la victoria de las derechas por muchos años. Si así ocurre, y deseo naturalmente que no sea así, la culpa no la tendrán los sindicatos y su exitosa huelga general, sino la falta de respuesta del gobierno a esta protesta.

Este artículo es una versión reducida y modificada del artículo “Por qué las políticas del gobierno Zapatero deben cambiar”, publicado el 1 de octubre en la revista Sistema Digital.

Vicenç Navarro Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
(www.vnavarro.org)

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Carta abierta a Rajoy

publicada en el diario elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=46223

Señor Rajoy, su compañero Cristóbal Montoro, con su peculiar tono inseguro al mismo tiempo que desafiante, ha advertido de que harán “todo lo posible para llegar al Gobierno”. Cómo si no nos hubiésemos dado cuenta de ello desde que perdieron las elecciones de 2004. El problema de su PP, es que ese “todo lo posible” de Montoro se lo toman al pie de la letra, renunciando a la ética política y a la pedagogía social, y usando la demagogia y la valentonada como armas fundamentales.

No nos merecemos en España que un partido político de masas, como el suyo, con tal de Gobernar, ponga su envenenado grano de arena en perjudicar a España, y con ello, según su lógica, si a España le va mal, a Zapatero también le irá mal. Puede que Zapatero sea su adversario sr. Rajoy, pero los españoles no somos sus enemigos naturales (somos la ciudadanía) a quien continuamente usted insulta intelectualmente cuando juega con el populismo barato aprovechando el desconocimiento de gran parte de la población sobre muchos temas. Usted sr. Rajoy está tratando como enemigos e idiotas a quienes pretende gobernar a partir de 2012.

Y digo esto no por su reciente apelación a la cadena perpetua (usted sabe que es inconstitucional, y que gran parte de la gente no lo sabe), o las declaraciones que hace sobre la inmigración (para satisfacer a su electorado de ultraderecha), que son situaciones en las que obviamente usted se aprovecha del desconocimiento de muchas personas sobre los conceptos del Derecho Público (Administrativo y Constitucional principalmente) para colar un mensaje populista y peligroso, con tal de comprar nuestras iletradas voluntades.

Tras su reunión con Zapatero, señor Rajoy, usted ha vuelto con su discurso incoherente pero que sabe que puede penetrar, en estas circunstancias de crisis, en personas que viven con desesperación este tiempo, y en sus amigos grandes empresarios y magnates (a Díaz Ferrán eso de gran empresario le viene grande) que están deseando que usted gobierne para pagar menos impuestos (todavía) y recuperar su poder de señores feudales, y hacer de España su rancho particular.

Usted, señor Rajoy, pide que se recorte el gasto público para reducir el déficit. ¿Se ha parado a pensar que quizás buscar más ingresos pueda ser otra opción viable? Digo esto porque usted calla malévolamente, y no explica a su público que si se recorta el gasto público, habría que recortar o retirar los subsidios de desempleo, habría que recortar los servicios sanitarios y escolares, habría que hacer de peaje casi todas las carreteras, habrían menos policías, peor justicia, y un sinfín de Servicios Públicos que lógicamente cuestan dinero al Estado. Explíquelo señor Rajoy, muestre sus posturas abierta y honradamente, y ya le votaremos o no, pero no se aproveche así de la gente. Usted está omitiendo información, como hacen los malos vendedores con tal de venderte un coche, cuando te lo pintan de oro, de lo fantástico que es conducirlo, pero no te dicen que ese coche tuvo un accidente grave y tiene el chasis dañado y los kilómetros trucados. Usted está haciendo con nosotros lo mismo que ese vendedor farsante.

Por ello, señor Rajoy, le pido que hable claro y explique sin complejos y con honestidad (cosa que creo no ha hecho nunca, ni en los últimos años, ni en su etapa en el Gobierno cuando el Prestige) y nos aclare qué modelo de sociedad quiere. Recortando el gasto público, es de cajón que hay menos déficit, y por tanto económicamente se está más desahogado, pero eso no significa que la gente de a pie esté mejor, sino todo lo contrario. El Estado puede tener sus cuentas desahogadas, pero la gente no tener hospitales donde ir a curarse, y los niños de los trabajadores sin escuelas donde ir a aprender. Y me estoy dirigiendo a usted por si acaso no es tan mala persona y simplemente es un alma cándida aconsejada por los tiburones de su partido.

De lo que se trata, señor Rajoy, es de que los españoles cada día vivan mejor y eso si recortamos el gasto público no se consigue, debemos por el contrario aumentar el gasto público, sobre todo cuando hay gente que lo pasa mal. Por ello para luchar contra el déficit le vuelvo a recordar que en su responsabilidad de político y si quiere dar talla de estadista empiece a trabajar las fórmulas para aumentar los ingresos públicos, y deje de marearnos la perdiz con el muy necesario y vital gasto.

Imagínese señor Rajoy si Zapatero en estos momentos de crisis hubiera recortado el gasto público: gente en el paro sin cobrar ni un euro, en los hospitales que hubiesen quedado abiertos, colas kilométricas, agujeros como templos en las carreteras, más inseguridad ciudadana (la policía cuesta dinero), la educación sin recursos, y así un larguísimo etcétera. Así que, por favor, ya está bien de hacer daño al país. Si usted no tiene gancho, carisma e ideas suficientes para llegar a La Moncloa, pues no llegue y quédese en su despacho de registrador. Nos ayudará así mejor a todos y se ayudará también más a usted mismo.

Por otra parte, quiero recordarle que usted no es la única alternativa (no lo es su partido para España, y mucho menos usted para el PP) así que le recomiendo que cuide sus palabras y comience a hacer una política inteligente y honesta. Hágalo por usted (que se lo quieren comer sus correligionarios) y por todos los demás españoles principalmente. En mi opinión, la alternativa que usted nos quiere vender no es la única sino que llanamente es la peor de las alternativas posibles, ya que una crisis financiera, provocada por los poderes financieros y económicos, no puede resolverse con medidas como las que usted propone ya que pretenden dar todavía más poder a la gente que ha provocado este colapso económico. Eso es como meter a la zorra a cuidar las gallinas.

Sin otro particular señor Rajoy, le deseo un feliz día y aprovecho para enviarle un saludo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política en la Universidad de Málaga

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