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Iglesia Católica

El obispo munilla miente. Trapicheo de la Iglesia Católica en la UMA

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/tribuna-libre/el-obispo-munilla-miente/

El señor Munilla, obispo católico de San Sebastián, engaña de la manera más vil y torticera cuando dice que la asignatura de religión está acosada. Parece mentira que uno de los mandamientos de su religión sea el de “no mentirás” porque, como dice la copla, miente más que parpadea. ¿Por qué este señor pone de víctima a la Iglesia Católica, cuando es precisamente está confesión religiosa la gran privilegiada del sistema educativo español?

Todo el mundo sabe que a los profesores de religión los nombran los obispos a dedo y que los pagamos todos, que la mayor parte de los colegios privados son católicos, y que todavía muchos crucifijos cuelgan de las paredes de numerosas aulas del país. Sin embargo, no voy a hablar de esto, sino que voy a sacar a la luz un desagradable episodio desconocido por la opinión pública, ocurrido en la Universidad de Málaga. Si Munilla quiere hablar de acoso, pues hablemos.

Las universidades en todo el continente estamos construyendo el Espacio Europeo de Educación Superior (el EEES). En este proceso de integración, ha habido que confeccionar nuevos planes de estudio de cada una de nuestras carreras, que antes de ser ofrecidos a la sociedad deben contar con el visto bueno de la ANECA, de acuerdo con los pactos firmados en Europa.

Europa recomienda que la Universidad pública no debe incorporar ‘didáctica de la religión católica’ en sus planes de estudio de Ciencias de la Educación. Por tanto, los nuevos planes de las carreras de educación de la Universidad de Málaga (UMA) prescindían de tales asignaturas (tal como recomiendan los acuerdos europeos sobre la materia), que impartían sacerdotes de la provincia (sin haber hecho las pertinentes oposiciones a profesor de universidad).

Hace unas semanas, con el nuevo plan de estudios de Ciencias de la Educación ya en marcha, se presentaron en la facultad de la UMA una delegación de sacerdotes, enviados por el obispo de Málaga, para presionar al decano para que incorporase de nuevo la enseñanza católica en las titulaciones. Aunque la propia facultad previamente acordó suprimir la religión de los planes de estudio, se convocó una Junta de Centro (órgano democrático de gobierno de las facultades, en el que están representados profesores, personal de administración y servicios y estudiantes) para tratar la petición de los curas.

El decanato de dicha facultad recibió una comunicación de la Rectora solicitando que se hiciesen los cambios oportunos para dar de nuevo cabida, contra la recomendación del EEES, a la religión. La Junta de Centro, rechazó por una holgada mayoría esa propuesta. A los pocos días, el decanato vuelve a recibir otra comunicación del rectorado en el que ya no se le pide, sino que se le obliga (apelando al dichoso Concordato) a restaurar la educación católica en la Universidad. Y así se ha hecho: La religión ha vuelto a la UMA de la forma más antidemocrática y autoritaria posible. Cuando no se tiene la razón no queda más remedio que recurrir a la fuerza, y poco debe tener de bueno una confesión religiosa que usa el Concordato y los cojones para conseguir sus objetivos particulares.

Señor Munilla y señores obispos: ¿Quién acosa a quién? Qué poder no tendrán ustedes, que son capaces de saltarse los procedimientos administrativos en un país democrático, que son capaces de echar a temblar a toda una rectora y son capaces de poner de rodillas a toda una comunidad educativa por imperativo legal.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga
www.alfonsocortes.com

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carta abierta a los obispos

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=56779

Estimados obispos:

En primer lugar, quiero advertir de que os voy a tutear (aunque no sea la costumbre y pueda parecer raro en una epístola de este tipo) porque vosotros habéis tenido la osadía previa de hablarme de tú sobre mis asuntos privados en el último video de la Conferencia Episcopal. Por tanto, os ruego que no os lo toméis a mal.

Es normal que la Iglesia Católica se posicione contra la eutanasia (defiendo y respeto vuestra libertad a expresaros sobre cualquier tema), pero lo que no es normal es que me queráis imponer, como si de una ley civil se tratase, vuestros puntos de vista sobre la moral humana. En mi opinión, el celibato (por poner un ejemplo) no es moralmente aceptable, y por consiguiente no lo practico. Pero como entiendo que es una decisión personal, no hago proselitismo para que vuestro clero se entregue a los placeres de la carne (muchos ya lo hacen sin que nadie les invite a ello). Sin embargo, vosotros siempre andáis empeñados en imponer vuestros preceptos morales al resto de la sociedad.

En vuestra última campaña, nos explicáis que no debemos apoyar la eutanasia porque nuestra vida no nos pertenece a nosotros, sino que es un préstamo de Dios, y que la enfermedad (y el sufrimiento) nos hace más humanos. Me parece estupendo que penséis eso, y que si os parece que el sufrimiento es virtud humana, sufrid vosotros todo lo que queráis hasta llegar al éxtasis del masoquismo, pero dejadme en paz, y no os metáis en mi vida. Aunque tengamos (por lo visto) confianza, vuestros asuntos morales y vuestra vida privada no me interesan en absoluto. ¿Por qué os fascina la mía?

El hecho de que se legalice la eutanasia no significa, señores obispos, que a todo enfermo se le induzca la muerte, sino que consiste en dar la posibilidad a las personas terminales a morir dignamente, si así lo desean. Como nadie me ha pedido el consentimiento para venir a este mundo, yo no tengo ninguna obligación a pedir permiso para abandonarlo si mis condiciones de vida son lamentables y sin viso de mejora. ¿Quiénes sois los obispos para decirme, en caso terminal y sin esperanzas, que aguante inútilmente en este mundo? Pues, con todo el respeto, vuestra institución no es absolutamente nadie para meterse en eso, porque es sencillamente mi decisión personal.

Señores obispos, me permito unas últimas discrepancias con vuestro discurso:

1. Lo que nos hace más humanos no es el sufrimiento, sino la alegría y el amor; estoy harto de vuestras doctrinas masoquistas. Permitidme que eduque a mis hijos en la alegría y en el placer de vivir y no en el dolor y el sufrimiento vital que predicáis.

2. En cuanto a la propiedad de mi vida os aclaro que es mía y, si acaso y por extensión, de quienes me quieren bien. De nadie más. Quizás las vuestras sean de Dios, pero os aseguro que la mía no.

Y 3. España no es un país de vuestra propiedad (bastante tenéis con El Vaticano), sino que es un espacio en el que tenemos que convivir todos. Dejad de fisgonear en lo que hago y pienso, cuando mis actos ni os perjudican ni os molestan. Compadezco enormemente a vuestros vecinos de planta.

Monseñores, os deseo un feliz día y aprovecho para enviaros un cordial saludo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga

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hipocresía divina, divina hipocresía

artículo publicado en el plural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=56549

No corren buenos tiempos para la imagen de los políticos, y hay que reconocer que de este asunto los propios políticos tienen casi toda la responsabilidad. Pero estos señores del PP parecen estar agraciados con un don divino que les permite ser los más impostores del mundo, y al mismo tiempo recibir grandes recompensas por su divina hipocresía. Y apelo a la Hipocresía Divina por la evidente y constante relación entre los representantes de los conservadores españoles en Las Cortes y los representantes de Dios en La Tierra.

Es Hipocresía Divina que la Iglesia tenga su principal tentáculo y sucursal política en el PP, mientras manifiesta que Ella no se mete en política; y es divina hipocresía que el PP se quiera hacer pasar por laico cuando los ultracatólicos de Hazte Oír se jactan de hacerle el programa al partido de Rajoy.

Es Hipocresía Divina cuando la Iglesia condena la homosexualidad, mientras sus filas están llenas de homosexuales; y es divina hipocresía que el PP, después de todo el por saco que ha dado contra el matrimonio homosexual, llevando la cuestión incluso a los tribunales, hagan entrever que ellos mantendrán esta ley. El mismo Javier Gómez (líder gay del Partido Popular) dice que España está preparada para tener un presidente gay.

Es Hipocresía Divina que los obispos apelen a la moral revelada en los libros sagrados, mientras se pasan las enseñanzas cristianas por el forro todos los días; y es divina hipocresía que el PP denuncie los libros de Educación para la Ciudadanía tildándolos de partidistas (cuando en absoluto lo son), mientras subvenciona en Valencia (con dinero público) un libro que insulta y calumnia a los socialistas y a la izquierda.

Y simplificando, es una gran Hipocresía Divina dar la comunión a quienes tienen la divina hipocresía de llamarse cristianos y desearle el mal a Rubalcaba (como Curry Valenzuela), a quienes creen que la otra mejilla nunca es la suya propia, a quienes desean el infierno terrenal a los inmigrantes, y en conclusión, a quienes mienten más que parpadean.

Menos mal que no todo está perdido. Muestra de esto es que hay monjas proletarizadas (y con votos de pobreza como las hermanas cistercienses de Zaragoza) que no dejarán de rezar para salvar las almas de estos hijosdedios, al mismo tiempo que amasan un botín que oscila, según palabras del abogado de las sores, entre los 450 mil y el 1,5 millón de euros. Para que luego las malas lenguas digan que el reino de Dios no está en este mundo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga

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Alérgicos al derecho a la información y a la risa

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=53121

Médicamente está comprobado que los alérgicos al derecho a la información, y los que lo son a la risa, no forman parte de un mismo grupo homogéneo de personas, y que pueden darse cuadros de este tipo hasta en las mejores familias. A pesar de sus distintas procedencias biológicas y sus síntomas diferenciados, encontramos dos grupos de alérgenos que, frecuentemente en simbiosis, unen sus esfuerzos para debilitar las glándulas de los Derechos Fundamentales y del Humor de las personas. Los dos grupos de alérgenos, de este tipo, más frecuentes en la actualidad son la Iglesia Católica y el PP.

Estos alérgenos pueden inducir una reacción hipersensible en individuos que tengan una cierta predisposición alérgica a la libertad y al sentido del humor. Sin esa predisposición, infundada quizás por el miedo, por la tradición, por la ignorancia o por la mala leche, estos alérgenos tienen poco que hacer y el cuerpo será inmune a tales sintomatologías reaccionarias.

Se ha descrito el proceso desencadenante de estas alergias de muchas formas. En realidad, y aunque normalmente el individuo no sea consciente, su organismo detecta el alérgeno y lo reconoce como sustancia extraña. De ahí derivan, por ejemplo, las dudas de fe. En exposiciones posteriores, dada la tradición y la historia de nuestro país, el sistema inmunitario de la persona reacciona de forma excesiva (para librarse en realidad, aunque sin éxito, de alérgenos religiosos y políticos) lanzando bravuconadas ultraconservadoras, o queriendo que los Tribunales fallen contra la Libertad, sucesos que evidentemente alteran la homeostasis del sistema social democrático. Llegados a este punto, la alergia debe ser tratada médicamente.

Esta semana se han detectado dos casos muy claros de este tipo de alergia. En primer lugar, el PP ha conseguido hipersensibilizar a la Junta Electoral para que no se televise en debate CiU-PSC, cuestión que lesiona el derecho a la información de la ciudadanía, censurando el cara a cara entre los dos únicos políticos con posibilidades reales de ser President. Esto ha sido auspiciado por alérgeno denominado PP, que en lugar de colaborar con la Democracia ofreciéndose a que haya más debates en la televisión, en los que ellos podrían aparecer, hacen trampas rompiendo la baraja. No han actuado así cuando los debates son sólo Zapatero-Rajoy, lo que evidencia mala fe.

En segundo lugar, el alérgeno religioso ha provocado una reacción que ha derivado en una denuncia contra Buenafuente por hacer un chiste. Esperemos que a los tribunales no presenten también este cuadro médico, como les ha ocurrido a los señores de la Junta Electoral, y no sólo protejan la irrenunciable libertad de expresión, sino también el sano ejercicio del humor.

Los síntomas de esta alergia, que siempre ha existido, son actualmente más severos que nunca, ya que han conseguido hacer naufragar la necesaria investigación en nuestro país contra los asesinatos y desapariciones del franquismo, han puesto a Garzón contra las cuerdas y han paralizado la ley de Libertad Religiosa, por poner algunos ejemplos; y todo esto con un gobierno socialista (qué sería de nosotros si encima ellos gobernasen y acaparasen todos los estratos de poder).

Generalmente esta hipersensibilidad está predispuesta genéticamente en algunos individuos o familias, por tanto, si estima que un familiar (o un ser querido) puede estar sufriendo estos síntomas, sepa que además de los psiquiatras, los alergólogos están capacitados para tratar también el fundamentalismo.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga
www.alfonsocortes.com

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La Religión y las armas

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=47496

Este no es un tema de actualidad realmente, sino centenario, que sin embargo invade la agenda de esta semana por el desasosiego e indignación de ciertos sectores católicos porque a su Cuerpo de Cristo no se le rindan honores militares. En realidad el asunto es de gran calado y demuestra como en algunos aspectos España y algunos de nuestros compatriotas no han salido del Medievo y del simbolismo de la Reconquista, teniendo incluso en Internet imágenes por satélite que demuestran que la Tierra es redonda.

Es razonable que en el Corpus no se rindan honores militares ni se toque el Himno Nacional (símbolos del poder político y civil y no del religioso) porque en teoría somos un país aconfesional, del mismo modo que no se toca la Marcha Real al comienzo del Ramadán, por ejemplo, a pesar de que miles de españoles sean musulmanes. Si esto no se corrige, las otras confesiones religiosas que están legalizadas en España tendrían el mismo derecho que la católica a este tipo de parafernalias superficialmente folclóricas.

Por tanto, los católicos deben entender que una cosa son sus símbolos y otra cosa son los símbolos del Estado que nos deben unir a todos, y por tanto deben estar desposeídos de connotaciones religiosas o de intereses particulares. ¿Cambiamos el Escudo de España por el del Real Madrid? ¿Tocamos el himno nacional para celebrar el éxito de ventas de Volkswagen, propietaria de SEAT? Pues obviamente no lo hacemos porque banalizaríamos los propios símbolos del Estado, y contribuiríamos a su fractura porque muchos ciudadanos se sentirían agredidos, avergonzados, o excluidos de esa vinculación simbólica contra natura.

Por eso, el hecho de que ciertos sectores católicos y del PP sigan empeñados en vincular los símbolos del poder civil con el religioso, rompe más España (cosa que parece que les preocupa tanto) que cualquier otra iniciativa, porque la rompe desde dentro, la rompe allí donde haya un ciudadano español que vea su bandera vinculada a los intereses particulares de su vecino y por tanto la rompe en Madrid, en Barcelona, en Málaga y en Pontevedra. Por ello, no deberíamos vincular los símbolos que nos unen a los que no nos unen porque terminaríamos por no tener simbólicamente nada en común, y sin símbolos compartidos no hay sociedad que se sostenga.

Pero todo este despropósito que se mantiene incomprensiblemente desde la muerte de Franco, no sólo es simbólico, sino también monetario, y es de responsabilidad ponerlo en conocimiento de la población en estos momentos de crisis y de recortes. Resulta que en nuestras Fuerzas Armadas hay todo un plantel de curas castrenses (es decir, curas guerreros o curas que bendicen la guerra, con galones y con distintos rangos de oficiales y jefes) que cobran sus grandes salarios del propio Estado (y digo grandes porque son más abultados en muchas ocasiones que el de sus homólogos comandantes y coroneles por ejemplo de artillería). Es decir, que de nuestros impuestos y bolsillos supuestamente laicos estamos pagando un cuerpo de sacerdotes del Estado incrustado en los Ejércitos. Y además, estos curas-militares-funcionarios, no han pasado ninguna oposición para desempeñar ese puesto. ¿No es incomprensible además de injusto?

Como ciudadano pido al Ministerio de Defensa que tome valientemente cartas en este asunto, y no sólo en el plano simbólico, sino en el económico también. Y debe hacerlo por una gestión adecuada del protocolo de Estado, por solidaridad en la crisis y por coherencia política. Igualmente todos los partidos políticos deberían apoyar esta cuestión, porque ayudarían a recortar gastos innecesarios en estos tiempos de crisis, y estarían contribuyendo a la cohesión del país, dejando cada ámbito de poder en su sitio.

Jesucristo dijo “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, mientras la Iglesia Católica defiende que lo que es de la Iglesia es de la Iglesia, y lo que es del Estado también es de la Iglesia. Tomen nota católicos indignados y jerarcas de la Iglesia de las enseñanzas de quien llamáis Maestro.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política en la Universidad de Málaga

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Menos golpes de pecho en esta Semana Santa

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=44962

Los jerarcas de la Iglesia Católica llevan siglos abusando de su poder, y no sólo en clave sexual, para someter y amedrentar a los más indefensos. Esto no quiere decir que no haya personas muy implicadas en las enseñanzas de Jesucristo es esta misma confesión religiosa, pero precisamente no debemos caer en la trampa de que estas buenas acciones nos distorsionen la realidad, y nos impidan hacer justicia contra los delitos que cometen ciertos miserables con sotana o con mitra.

En las últimas semanas los casos de abusos sexuales por parte de curas u obispos contra niños se están multiplicando, y salen a la luz mediática como setas. El Vaticano, en lugar de poner orden y hacer justicia, se defiende bajo el argumento de que existe una campaña contra la Iglesia Católica. No se equivoque señor Ratzinger, si existe alguna campaña, esta sería una contra el delito y los abusos.

Este argumento que el papa alemán pone sobre la mesa es delictivo y provocador. Del mismo modo, los delincuentes podrían ladrar mañana, por ejemplo, que hay una campaña de desprestigio contra el hurto y la apropiación indebida. Por un momento, se me olvidaba que eso ya lo está manifestando el PP a propósito de sus casos de corrupción. El problema es que hay personas de buena fe que se tragan estás barbaridades y son víctimas de la demagogia rastrera y de los intereses más sucios de los seres humanos.

La cobardía es otro rasgo de este Papa, quien es acusado de encubrir estos delitos, y que ante la posibilidad de ser llamado a los tribunales, su equipo jurídico alega que eso no es posible porque tiene inmunidad por ser jefe de Estado (más de 170 países tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, al que reconocen como país soberano y al Papa como su cabeza política). Que el Papa sea Jefe de Estado es anticristiano de entrada: Jesús de Nazaret dijo “mi reino no es de este mundo”.
La cuestión es que la Iglesia Española, precisamente en esta semana de Pascua y misticismo, quiere pasar de puntillas por este asunto, mientras inundan las calles de fervor religioso, sacrificios y autoflagelaciones. No estoy muy seguro de que Jesús, el que nació en Belén, viese con buenos ojos que los seres humanos se hiciesen daño en honor a su sufrimiento. Pero eso es tema de otra discusión.

No me malinterpreten, por favor, estoy a favor de que ocupen la calle con procesiones (como lo podemos hacer cualquier otro colectivo), pero lo que sí les pido son menos golpes de pecho y más determinación contra los abusos sexuales, menos golpes de pecho y más cumplir el Evangelio, menos golpes de pecho y más compromiso social, menos golpes de pecho y más respeto con la moral de las personas. Al fin y al cabo, menos Iglesia Católica y más Jesucristo. Farsantes de púlpitos y sermones vacíos.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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La Conferencia Episcopal los cría y ellos se juntan: El histórico triángulo

Artículo publicado en elplural.com
enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=43792

Los obispos, en un país como España, que tiene (prácticamente) firmada la exclusividad de la enseñanza privada con la Iglesia Católica, no sólo educan a los cachorros de la derecha más reaccionaria, sino que muchos de los demás, por estas circunstancias históricas y sociológicas, hemos tenido que soportar una educación primaria vigilada por la moral vaticana. Sin embargo, son los representantes de la eterna España negra e intransigente, de Torquemadas, Fernandos VII y Millanes Astray, los que siguen en buena sintonía en su etapa adulta, aunque eso les lleve también a contradicciones. Debe ser, como dicen algunas hipótesis de estudios recientes sobre genética en EEUU, que la mala leche va también en los genes y no sólo en lo que nos cuentan en el colegio y en casa.

Observamos en este sentido cómo los obispos encuentran en el Grupo Parlamentario Popular (donde los hay no católicos también) el perfecto aliado político (tanto que el PP podría catalogarse como partido católico, del mismo modo que existen partidos islámicos), y el PP por su parte encuentra en chanchulleros y corruptos bronceados o con gafas de sol (generalmente de municipios costeros, aunque no sólo), cabezas de lista electorales y buenos socios de gobierno y de fontanería de intereses. Como es el caso, por poner un ejemplo, del pacto que están tramando el PP y Unión Mallorquina para ejercer el poder en Baleares.

Los obispos, cierran este ménage a trois del triángulo, llevándose estupendamente bien tanto con los de Rajoy y Camps, como con los trepas indeseables y sin ideología (que al mismo tiempo que frecuentan lupanares llevan a sus hijos a colegios del opus, y en lugar de la otra mejilla te pisan la yugular). Pero eso sí, a la Conferencia Episcopal no le preocupa ni la moral cristiana, ni la bondad, ni la integridad y la autenticidad de las personas buenas, simplemente les importa la fachada, y medrar en un país que ya no es su cortijo de fiestas de guardar y patrón bajo palio.

Cada uno puede ser de lo que quiera, pero yo no quiero formar parte de ninguna de las esquinas de este histórico triángulo. Porque este trío es el que arremete (y ha atentando desde hace siglos) contra la libertad de las personas (sexual, reproductiva y de pensamiento), es el que quiere empapelar a un juez por investigar genocidios y tramas de corrupción, es el que pretende unirse a corruptos para desalojar gobiernos electos, y es el que, en boca de Neira, pide pistolas. Y esto sólo mencionando alguna de las lindezas de la semana en curso. Lo que no me explico es, cómo todavía, la parte del PP de la buena gente, no se ha salido a estas alturas del triángulo de marras. Igual será que la Iglesia hace de cimentador indisoluble.

Y hablo por propia experiencia, ya que al igual que las buenas personas del PP, tampoco he conseguido, a día de hoy, salir definitivamente del triángulo. Lo que quiero decir es que yo he decido no ser del PP (filiación por supuesto legítima) y no lo soy, he decido ser honesto y lo soy. Sin embargo hace años que decidí no ser católico, y no he podido dejar de serlo. Igual a estos de buena fe y del PP les pasa lo mismo con alguna de las aristas de este polígono.

Desde aquí, y como los obispos han amenazado con excomulgar a todo el que apoye públicamente la nueva Ley del Aborto, aparte de pedir su abolición, declaro ser un defensor de la nueva ley. A ver si por fin, y por estas, consigo salirme de una vez por todas de este triángulo de poderes fácticos al que no quiero pertenecer, para así no engordar ningún tipo de estadística. Que cada santo aguante su vela, y que deje la Conferencia Episcopal (a la hora de hacer recuentos de católicos en España, diciendo que el 80% del país es Católico, cuando sólo el 34% marca la casilla de la Iglesia) de cargarnos con sus cirios a quienes no queremos su cera.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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Herejías y Crucifijos

artículo publicado en el plural.com. Para leerlo pinche aquí.

Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, acaba de amenazar a sus propios fieles a ser considerados herejes en caso de que no desaprueben el aborto. Hay que mencionarle al señor Martínez Camino que actualmente el aborto legal existe en España, y que por tanto, debería aclarar los términos de su chantaje, porque si la amenaza es contra el apoyo a cualquier forma de aborto, este avispado monseñor ha puesto a su propia organización en riesgo de perder millares de sus socios y de abandonar el privilegio de ser la primera organización religiosa en nuestro país.
Un gran error y problema al mismo tiempo de la Iglesia Católica es la percepción distorsionada que tiene de sí misma. Es un trastorno psicopático creerse que uno puede realmente volar o que tiene fuerza suficiente para atravesar el acero u otros superpoderes de los que no se disponen. Esto mismo, pero en otros términos, es lo que le ocurre a la Conferencia Episcopal, que estima el poder de influencia católico en España muchísimo, pero muchísimo mayor de lo que realmente es, por más que gran parte de la sociedad española se declare católica.

Pero ojo, la gran mayoría de las personas que se declaran católicas apostillan que no son practicantes. Y me pregunto: ¿un Católico que no práctica los ritos católicos no es en realidad un protestante? Porque claro, no es lo mismo ser católico que ser cristiano, y no es lo mismo ser católico por devoción que serlo por folklore. Esta mezcla del sentimiento folklórico con el religioso en España respecto al imaginario católico, lo aprovecha la Iglesia para creerse más influyente de lo que es. En este sentido, quieren obligar, en un país aconfesional, a que los crucifijos presidan edificios públicos cuando el Estado no les obliga a tener, por ejemplo, un ejemplar de la Constitución en los Sagrarios. Alegan que el crucifijo es un símbolo no ya religioso, sino de la civilización. Eso lo dicen ellos porque demuestran de una vez tanto un error brutal de autoconcepto como un desconocimiento profundo y sesgado de la historia, ya que Aristóteles, Platón, Kant, Descartes, Smith o Marx (entre otros muchos) sí que son referentes culturales comunes en toda la denominada civilización occidental, creencias religiosas y fronteras nacionales aparte.

Para más señas del poder real de estos señores, los templos católicos están cada vez más vacíos, y los jóvenes cada vez pasan más de la Iglesia Católica. Un ejemplo de esta pérdida de penetración social se ve muy claramente en el número decreciente de seminaristas y monjas españoles y en el crecimiento demográfico de municipios que han sido víctimas de la especulación urbanística, como por ejemplo Marbella. En esta localidad costasoleña, existen las mismas parroquias que en los años 70, habiéndose multiplicado su población por 6, y encima estas mismas parroquias no llegan ni a la mitad de su aforo. La muestra habla por sí misma.

Esta amenaza de los obispos católicos se puede explicar de varias formas: la primera es una explicación inocente, interpretando que se han vuelto ortodoxos, y que en un acto de coherencia ideológica, quieren que sus fieles sean consecuentes con su Comunión y se ciñan a la doctrina católica, como debería ser. Otra explicación, y reconozco que es un poquitín más remota, es que Martínez Camino es en realidad un infiltrado satánico cuya intención es menguar el poder social de la Iglesia y por tanto se decide a poner de patitas en la calle a no sé cuantos miles de sus socios y simpatizantes. La tercera explicación es una mezcla de las dos anteriores: se trataría de unos señores que cegados por su propia manera de pensar van a ser capaces de mermar su propio poder para que su Confesión sea más pura. La pérdida de poder es en realidad, si lo analizamos con perspectiva histórica, un acto completamente anticatólico.

En cualquiera de los tres casos, sería conveniente que esta amenaza se llevara a cabo, y que expulsasen a todos los católicos que no son católicos de verdad, es decir, a aquellos que no desaprueban el aborto, a aquellos que no se meten en la vida privada y de cama de los demás, a aquellos que no van a misa todos los domingos, y de paso a aquellos que votan izquierdas. De este modo la Iglesia Católica tendría a católicos de verdad como fieles, y por tanto, no podría presumir demagógicamente de contar con el 80% de la población española bautizada, y facilitaría, de este modo, el juego político de interpretar los contrapesos de fuerzas sociales a la hora de llevar a cabo reformas de cualquier tipo. Si la Iglesia no cumple su amenaza, estaría mintiendo y faltando a la verdad. Les recuerdo que no engañar es el octavo mandamiento.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga.

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los métodos pedagógicos de la Iglesia Católica

Esto no es coña ni un montaje. Se ha emitido en el canal de televisión, supuestamente crisitiano EWTN. El video a continuación lo he extraído de youtube.com a partir de la emisión en el intermedio de lasexta. 

 El padre lorin recomienda ostiar

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