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franquismo

Pasado, presente y futuro del PP

Artículo publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/tribuna-libre/pasado-presente-y-futuro-del-pp/

El Partido Popular es un partido político español nominalmente de centroderecha. Sin embargo, no sólo militan en él antiguos fantasmas del franquismo, sino que siguen vivos y con actividad política, renombrados políticos del antiguo régimen como Paco de la Torre o el mismísimo Manuel Fraga. Estos señores se pasaron a la Democracia una vez que ésta era caballo ganador. Pero, en fin, este es otro asunto.

Para no liarnos en el pasado, y no ser injustos con el partido que lidera Rajoy, echemos un vistazo a su plana mayor actual, ya libre de ataduras rancias y almidonadas de otros tiempos, y observaremos cómo nos encontramos ante un partido político ejemplar, a pesar de que su fichaje estrella y asesor en temas jurídicos, Juan José Cortés, padre de la niña Mariluz, anoche se liara a tiros con su familia política. Es parcial y leonino juzgar a todo un partido por el comportamiento de un individuo, así que voy a tratar de limpiar el nombre de este noble partido y trataré de demostrar como en el PP actual hay gente muy interesante:

Como referentes intelectuales del partido de la gaviota (algunos snobs nos quieren hacer creer que es un albatros) tenemos a Jiménez Losantos, propagandista hertziano condenado numerosas veces por mentir en los medios; a Hermann Tertsch, conocido por sus trifulcas arrabaleras a altas horas de la madrugada; al iluminado Pío Moa, cuyo currículum académico es haber formado parte de los GRAPO e intuírsele algún que otro resbalón violento; y al follachochitosdetreceaños Sánchez Dragó.

Como primeras espadas encontramos a González Pons, a Arenas, a Cospedal, a Saénz de Santa María y a Cristóbal Montoro, inspirados y guiados todos ellos por personajes de gran catadura política y personal como Aznar, Trillo, Camps, Zaplana, Cascos, y hasta el mismísimo fajín de Queipo de Llano.

Como representantes de la clase trabajadora nos quieren seducir con los encantos del caldito del puchero de Celia Villalobos o con la torta de José Antonio Monago. Y en el lado de los pijos están los Agag, los hermanos Costa y ese chico, llamado Nacho Uriarte, diputado por la cuota de Nuevas Generaciones, quien provocó (si recuerdan) un accidente de tráfico doblando la tasa de alcoholemia, y todo ello siendo vocal de seguridad vial en el Congreso.

Mi intención de describir un partido político modelo de buena praxis y principios éticos ha fracasado. La verdad es que no hace falta mirar al pasado del PP para asustarnos, sino que el presente ya es aterrador. Peor que su pasado y su presente juntos es el futuro que nos espera. En este sentido, fijémonos de nuevo cómo actúa su cantera, personalizada hoy en Juan José Cortés: resolviendo a tiros sus problemas familiares.

¿Qué harían con quienes no tenemos su sangre?

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad y Comunicación de las Administraciones Públicas en la Universidad de Málaga

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El Poder Judicial en España y el descrédito del sistema

Artículo publicado en elplural.com el 26 de marzo de 2009
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=44719

El TSJM (Tribunal Superior de Justicia de Madrid) ha anulado, con dos votos frente a uno, las escuchas ordenas por el juez Garzón como pruebas en el caso Gürtel. Esto demuestra que la Justicia, en muchas ocasiones, brilla por su ausencia en las decisiones de algunos de nuestros jueces, quienes deciden arbitrariamente entre el bien y el mal en función de sus filias y fobias. En realidad estamos ante un escándalo que nos da la medida de cuán necesaria es una reforma del Poder Judicial en nuestro país.

La búsqueda de la verdad en unos acontecimientos depende de que unos jueces, que juegan a ser parte al mismo tiempo, decidan cuáles son las reglas de juego ad hoc, y con ello qué pruebas aceptar y cuáles no. En este caso, si las escuchas inculpan a ciertas personas del PP no son pruebas válidas, y sobre todo si las ha ordenado un juez que ahora es perseguido por hacer bien su trabajo. Del mismo modo, mañana estos jueces podrían invalidar una grabación sobre un asesinato con los mismos argumentos empleados para inutilizar estas escuchas. Esto significa una pérdida total de la credibilidad en la Justicia, que acarrea algo más grave aún: el fracaso de la propia Democracia.

La Democracia, desde la filosofía política, queda dañada porque por encima de la vocación de Verdad y de Justicia parecen estar los juegos sucios de poder de las votaciones en los órganos judiciales, y al mismo tiempo, la Democracia, como hecho y sistema político de facto, también resulta deteriorada porque los ciudadanos observamos atónitos cómo los jueces toman decisiones partidistas, cuando nadie nos ha dado la oportunidad, siquiera, de colocar ninguna opción política en el Poder Judicial. La acción de los togados debería idealmente estar fuera del juego político, y ciertos jueces no hacen otra cosa que enseñar su plumero constante e impertinentemente.

Por ello, porque se les ve el plumero, y porque van a seguir tomando decisiones de carácter político, creo que es momento de plantearnos que los ciudadanos podamos votar a nuestros jueces, es decir, que tengamos derecho a elegir por sufragio qué tipo de Poder Judicial queremos. No nos merecemos que votemos unas líneas programáticas en las urnas, como el matrimonio homosexual, y que luego ciertos jueces, quieran abolir dicha ley. ¿Está el poder arbitrario de los jueces por encima del poder que emana de todos los españoles cuando ejercemos el derecho al voto? Pues me temo que sí, y desde tiempos remotos. Hace siglos que ciertas familias conservadoras llevan controlando la Justicia española. Y no es ninguna exageración. Por ello, quizás también deberíamos abrir la Constitución para corregir este Poder Judicial hipertrofiado e infalible, que empieza ya a plantearnos patologías políticas importantes.

Tenemos que tomar conciencia de que la Justicia es un Derecho Público, como lo es la Sanidad o la Educación, y que no nos debe ser ajena. En consecuencia hemos de
recuperar nuestra voz y nuestro espacio, y recordarles a ciertos jueces que los Palacios de Justicia no son sus cortijos particulares, ni escenarios de sus luchas partidistas, sino que son órganos que emanan del poder popular para buscar la Verdad y alcanzar la Justicia.

Esta situación urge ser corregida, y la reforma de la Justicia no consiste sólo en lo superficial de poner más ordenadores y contratar más personal ni mucho menos, sino que radica en cambiar su propia organización, su estructura y su funcionamiento dentro del orden constitucional.

Con unos jueces así (sean pocos o muchos) los ciudadanos nos sentimos defraudados, impotentes y perdemos la ilusión por el futuro: ¿para qué votamos y participamos en
la vida pública si luego el Poder Judicial, como si de un poder dictatorial se tratara, se toma la justicia por su mano? A estos jueces que toman estas decisiones no les gusta que hablemos en términos políticos de su actividad. Pues si quieren que no opinemos políticamente sobre ellos, que dejen de jugar a ser políticos fontaneros, que cuelguen su toga, y que se presenten con un programa a unas elecciones. Porque haciendo lo que están haciendo, invalidan su propio trabajo como jueces y desacreditan a la Democracia.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga.

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los ‘del monte’ siguen sin ley. Los Maquis: sierra y libertad

publicado en el plural por Miguel Ángel Rodríaguez.
Para leerlo de la fuente original, pinche aquí.

Los ‘del monte’, los maquis, los últimos defensores de la República española, en muchos casos también brigadistas internacionales en la liberación del nazismo de Francia, de toda Europa. Hace tan sólo unos días se celebraron las X Jornadas “El maquis” en Santa Cruz de Moya (Cuenca) coincidiendo con el día del guerrillero español; como todos los años, rodeados nuestros guerrilleros del cariño y reconocimiento personal de los asistentes; como todos los años, ausente toda representación institucional de nuestras autoridades nacionales en quisdicho homenaje. 

‘Bandoleros’ hasta el 2001
No deja de sorprender – de estremecer más bien – el profundo olvido de la epopeya de estos hombres y mujeres dignos y valientes por parte de nuestro reestablecido Estado democrático; considerados como ‘bandoleros’ hasta nada menos que el año 2001, no reconocidos sus rangos militares y derechos como combatientes de la República ni tan siquiera hoy.


Francisco Molina Delgado (punto de apoyo) y los maquis José Navarro Pascual «Andrés» y Benerando Pradas Garrido «Larry». Foto: Juan Navarro

¿Cómo es posible?
Un Estado que sigue sin tener una calle, un mínimo espacio en los libros de texto de nuestros estudiantes, para nombres como los de ‘Grande’, ‘Bedoya’, ‘Chaval’, ‘Larry’, la novena brigada, la AGLA, y tantos y tantos otros. Que se ha permitido olvidar a hombres irrepetibles como ‘Girón’, incontables sus hazañas, incluida la de escapar con bien, junto a sus cuatro compañeros, de su enfrentamiento con los doscientos guardias civiles que les tenían cercados, como todavía cuentan con admiración los mayores del lugar. A hombres como Juan Fernández Ayala, “Juanín”, el último guerrillero que, acosado en los Picos de Europa, no podía “desertarle” a su República y, consciente de la suerte que correría, se despidió para siempre y se fue a morir al monte un mes de mayo de 1957, tras veinte años de guerra contra el franquismo, desgastando en la soledad de la sierra el recuerdo de los días de una España de progreso cada vez más lejana.

¿Cómo es eso posible? ¿cómo es posible que nuestro país no honre y recuerde a todos estos hombres y mujeres que lo dieron todo, y más, por nuestra libertad y nuestro futuro?

Agua sin vaso cuando hay agua, vaso sin agua cuando hay sed…

Amarga y desmemoriada «memoria histórica» la nuestra, la que nos han querido imponer de espaldas al derecho internacional, a los mismos deberes de humanidad: agua sin vaso cuando hay agua, vaso sin agua cuando hay sed… la misma sensación desgarrada pegada a la garganta que Otero.

Miles de guerrilleros, enlaces y puntos de apoyo
Más de cinco mil nombres de guerrilleros ignorados; varios miles más de «enlaces» y «puntos de apoyo» que afrontaron igualmente represalias atroces por parte de la Guardia Civil de Franco, de contrapartidas y falangistas. Incontables sus familiares represaliados por la saña de no poder apresarles.

Grados de desentendimiento dentro del mismo olvido
No contabilizados, tampoco, los niños perdidos igualmente arrebatados a sus familias – uno de los tres grandes colectivos objeto de desaparición forzada infantil por parte del Estado español -, como la del propio Manuel Girón a cuya hermana, Emilia, recientemente fallecida a las puertas de la justicia española a la espera de que alguien le devolviese a su pequeño, le hicieron pagar con una vida de sufrimiento y separación familiar la valentía del ‘león del Bierzo’.

Todo ello olvidado, sepultado bajo un distanciamiento equidistante, amnésico, fruto del silencio aprendido.

Según parece hemos sido capaces de inaugurar grados de desentendimiento incluso dentro del mismo olvido.

Los años más feroces
Todo ello a pesar de su conmovedor compromiso, de su sacrificio sin fin en la dureza desamparada del monte, en su lucha por la superviviencia cotidiana, por persistir, por mantener con su presencia sobre el terreno alguna esperanza abierta para el reestablecimiento de una España democrática; por muy insostenible que resultase su situación, por muchos padecimientos que hubiese que afrontar, por muchos compañeros que acabasen cayendo en el camino para terminar engrosando la cifra de los desaparecidos en fosas comunes, cuando no expuestos sus cadáveres acribillados con escarnio como trofeos humanos en la plaza del pueblo.

Pero nuestros guerrilleros siguieron luchando, sabían, lo siguen diciendo hoy, que el pueblo estaba con ellos, sabían de la esperanza que durante los años más feroces representaron para la sociedad española, aterrorizada y reducida, que, una vez, se había atrevido a soñar con la República.

Nuestros imprescindibles
Y es así como, poco a poco, tras toda una vida de lucha, fueron dejando morir a nuestros «imprescindibles» en el olvido, sin que ninguno de nuestros gobernantes se diese cuenta, ni lo haya hecho todavía, de por qué lo son, y hasta qué punto; sin que jamás ni una sola de nuestras instituciones nacionales les diera mínimamente las gracias ni les reconociera nada, ni tan siquiera su condición de ex combatientes de la República que, en la derrota militar, en el exilio o en el olvido, ellos siempre llevaron con orgullo.

¿Qué se le va a hacer? Sin duda alguna nuestros representantes, reservando sus fuerzas para más altas tareas de Estado, no han podido encontrar un hueco en sus apretadas agendas de los últimos treinta años para honrarles como se haría en cualquier otro país democrático.

Aguardan en algún lugar
Nuestros guerrilleros aguardan en algún lugar, con los niños perdidos, con las miles de mujeres víctimas de crímenes contra la humanidad de género, con todos los represaliados, expoliados, olvidados, para los que tampoco ha habido reconocimiento ni reparación institucional alguna en el país que decidió esconder su propio genocidio bajo la alfombra.

Siguen al margen de una ley de la que no se puede formar parte y a la que se opusieron con todas sus fuerzas desde el inicio de su gestación; todavía 70 años después recordándonos, hasta el final, de qué lado no está la dignidad.

Una vez más, defendiendo lo que es necesario
Y, en el fondo, casi resulta normal que las cosas fueran así; imagínense: los últimos en plantarle cara sobre el terreno, con todo en contra, al franquismo más salvaje, pasando por el aro de las políticas de punto final – de medias tintas no, sin tintero y gravemente vulneratorias de varios derechos humanos – del actual Gobierno del PSOE. Las carcajadas aún se deben poder escuchar entre las peñas.

Los ‘del monte’ siguen sin ley, como siempre, defendiendo lo que es necesario.

Sierra y libertad.

Y gracias, que es lo único que está a mi alcance decir en estas líneas por muy poco que sea.

Miguel Ángel Rodríguez Arias es profesor de Derecho penal internacional de la Universidad de Castilla-La Mancha, autor del libro El caso de los niños perdidos del franquismo: crimen contra la humanidad y otros trabajos pioneros sobre desapariciones forzadas del franquismo que dieron lugar a las actuaciones de la Audiencia Nacional

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