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Profesores y periodistas participan en el libro “Comunicación y Cultura de Paz”, publicado por la UGR y coordinado por Alfonso Cortés González y Marcial García López

Una docena de profesores y periodistas españoles participan en el libro “Comunicación y Cultura de Paz”, publicado por la Editorial Universidad de Granada (eug) y el Instituto de la Paz y los Conflictos de la UGR, y coordinado por Alfonso Cortés González y Marcial García López, profesores de la Universidad de Málaga.

El volumen, publicado en la colección Eirene, constituye un alegato, desde el ámbito de la comunicación, a favor de “un mundo más justo, igualitario y pacífico”, en palabras del profesor e investigador del Instituto de la Paz y los Conflictos de la UGR, y autor del prólogo de este libro, Francisco A. Muñoz, quien afirma que “una cultura de Paz que promueva un mundo más justo, igualitario y pacífico debe de estar preocupada por el uso lo más correcto posible de la comunicación para alcanzar sus objetivos”. El volumen, con un texto introductorio de los profesores Alfonso Cortés González y Marcial García López, analiza numerosos escenarios y enfoques para contribuir con la comunicación social a la construcción de la Cultura de Paz. Pero no se trata solo de un libro teórico, para reflexionar sobre ideas abstractas, sino que, en realidad, propone una reflexión y una serie de recomendaciones con el fin de contribuir, siempre desde la comunicación, a crear la paz. “Paz desde las estructuras de los propios mensajes humanos”, afirman los coordinadores.

Además de los ya citados, prologuista y coordinadores, participan en el libro con distintos textos, Alberto Pena Rodríguez, Ana Jorge Alonso, Miguel Díaz Becerra, Xavier Giró Martí, Eloísa Nos Aldás, David Polo Serrano y Manuel Chaparro Escudero, quienes tratan, entre otros asuntos, de la comunicación como herramienta estratégica en la construcción de la paz, la igualdad como fundamento de la democracia, los problemas en la comunicación de las organizaciones que trabajan por la cultura de la paz, los medios de comunicación en América Latina y España, o la publicidad en el ámbito de la paz.

Si se parte de la premisa de que las relaciones humanas y sociales generan inevitablemente conflictos, desde un punto de vista sociológico los conflictos no deben ser considerados –según los responsables de la edición de este libro–, en sí mismos, como una realidad susceptible de ser evitada o transformada, pero sí los procedimientos violentos que se utilizan para superar dichos conflictos. Así, el problema, desde el ámbito de la Cultura de Paz, no reside en los conflictos propiamente dichos, sino en cómo se resuelven los mismos.

“La violencia en todas sus dimensiones (natural, directa, estructural y cultural) es el motivo principal de preocupación de los estudios de investigación en la materia –afirman Alfonso Cortés y Marcial García–, así como de todos los actores sociales que están envueltos en los conflictos particulares. Es vital, atendiendo a la complejidad y conflictividad de la paz, prestar atención a este asunto, desde múltiples y distintos puntos de vista, y acercarnos a él, tanto de manera teórica como práctica, de forma inter y trans disciplinar”.

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Respuesta al manifiesto neoliberal sobre las pensiones de los cien economistas (I)

Artículo de Vicenç Navarro publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=52341

El 11 de octubre publiqué una crítica al manifiesto de los cien economistas (Propuestas de Fedea: Hacia un sistema público de pensiones sostenible, equitativo y transparente), quienes han propuesto toda una serie de medidas que, en la práctica, disminuirán las pensiones públicas a fin de salvar el sistema público de pensiones, que suponen inviable. Publiqué mi artículo “Los errores del manifiesto neoliberal sobre las pensiones de los cien economistas” en El Plural (11.10.10), artículo que fue ampliamente reproducido en las redes de comunicación digital. (Estos cien economistas, por cierto, son los mismos que propusieron abaratar el precio del despido como manera de resolver el problema del desempleo).

En mi artículo, que adjunto, señalaba los errores que el manifiesto contenía. El manifiesto basaba sus tesis de inviabilidad del sistema de pensiones en el hecho de que el gasto público en pensiones pasaría de ser un 9% del PIB ahora a un 15% en 2050, un porcentaje excesivamente alto –decía el manifiesto-, a todas luces excesivo. En mi crítica, señalaba y mostraba con datos empíricos, que aún cuando el porcentaje del gasto en pensiones aumentara seis puntos del PIB durante estos cuarenta años, el PIB crecería incluso más (sería 2.25 veces mayor que ahora), con lo cual, la tarta sería más del doble de la actual y, por lo tanto, habría más recursos para los no pensionistas y para los pensionistas. Añadía que de la misma manera que hace cuarenta años el gasto en pensiones era sólo 3% y ahora es 6 puntos más del PIB, sin que ello haya supuesto que tengamos ahora menos recursos para los pensionistas y para los no pensionistas, lo mismo ocurrirá dentro de cuarenta años. El cálculo de que el PIB sería en cuarenta años 2.25 veces mayor que ahora asumía que la productividad crecería un 1.5% por año (que es aproximadamente el promedio del crecimiento de la productividad durante los últimos cuarenta años). En realidad, es más que probable que el crecimiento sea mucho mayor debido a los enormes avances tecnológicos. Pero quería deliberadamente ser conservador en mis cifras para que no se me acusara de que estaba exagerando las cifras a mi favor.

En todas estas críticas, el lector verá que, como siempre hago en mis artículos, utilizo datos, sin retórica y, sobre todo, sin ningún insulto. Desde que volví del exilio estoy más que harto de la insolencia e insultos que caracterizan tanto al debate político como al académico español, y ello como consecuencia de una escasamente desarrollada cultura democrática.

El insulto como respuesta
Pues bien, uno de los que movilizaron más la colección de firmas de economistas en apoyo del manifiesto, y que tuvo mayor rol en la preparación del documento, el Sr. Jesús Fernández Villaverde, me contesta (sin citar mi nombre ni una vez) con todo tipo de insultos, característico de las derechas en este país. (Considero el neoliberalismo la ideología económica de las derechas en España) ¿Cuándo aprenderán a responder a las críticas sin insultar? Por regla general, no respondo a tal tipo de intervenciones –que se dan con gran frecuencia-, pero considero que la importancia del tema requiere responder, pues, en esta cultura, el silencio se malinterpreta como acuerdo o aceptación de la crítica.

En predecible estilo, el Sr. Jesús Fernández Villaverde (a partir de ahora JFV), me insulta, indicando que “no entiendo mucho de economía”. Procedo de una familia y de una cultura que desaprueba hablar de uno mismo. Pero como se me acusa de ignorante en economía, debo aclarar que he sido durante más de cuarenta años Catedrático de Políticas Públicas -un área de conocimiento que se basa en Ciencias Económicas y en Ciencias Políticas- en la The Johns Hopkins University (una de las mejores universidades de EEUU), habiendo sido propuesto como Catedrático Extraordinario de Economía Aplicada en la Universidad Complutense, y más tarde haber ganado, por oposición, una Cátedra de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona, y más tarde, otra, también por oposición, de Ciencias Políticas y Sociales (en la Universidad Pompeu Fabra) dirigiendo el programa conjunto en Políticas Públicas patrocinado por tal Universidad y por la The Johns Hopkins University, de la cual continúo siendo profesor. Y según el estudio de españoles más citados en la literatura científica internacional del Lauder Institute of Management and International Studies of the University of Pennsylvania, soy, junto con los economistas Jordi Galí y Andreu Más Colell, el economista (y en mi caso, también, politólogo) más citado en la literatura científica internacional. Pido disculpas al lector por esta nota biográfica, que es incómoda para mí escribirla, pero el nivel de mezquindad del que las derechas en este país son capaces es enorme. En lugar de referirse a los argumentos, intentan, siempre, sin ningún límite ético, atacar al que los realiza, mintiendo y falsificando información.

La importancia de la productividad en la sostenibilidad de las pensiones
Pero volvamos ahora a lo que es más importante: los argumentos. El manifiesto y JFV en su respuesta, minusvaloran el papel importante que para la sostenibilidad del sistema de pensiones tiene el crecimiento anual de la productividad, añadiendo, en un tono alarmista (que caracteriza al manifiesto y la respuesta de JFV), que “el crecimiento de la productividad de 1997 a 2007 fue prácticamente nulo”. Esto no es cierto. Según los datos de productividad comparables del conocido y respetado Groningen Growth and Development Center la productividad en España (productividad laboral por hora trabajada, labour productivity per hour worked) creció un 6.4% entre 1997 y 2007, y un 10% entre 1997 y 2009. Pero una manera mejor de ver las variaciones de la productividad es escoger cambios de periodos más largos, pues la gran variabilidad del crecimiento económico –con los altibajos que han caracterizado a la economía española- hace aconsejable que para ver los cambios de la productividad a largo plazo se consideren grandes periodos. Pues bien, entre 1979 y 2009, la productividad laboral horaria creció un 77%, lo cual es una cifra más que respetable. Y es de un pesimismo exagerado creerse que la productividad no aumentará en cifras comparables, o incluso mayores durante los próximos años.

La evolución de la productividad es un factor clave para saber si tendremos recursos para financiar las necesidades de la ciudadanía, incluyendo las pensiones. Hace cuarenta años se necesitaba que el 18% de la población adulta trabajara en la agricultura a fin de alimentar a toda la población española. Hoy, con sólo el 2% se produce más alimento que hace cuarenta años producía el 18%, y ello como consecuencia de que ahora un trabajador agrícola (debido al crecimiento de su productividad) hace lo que cuarenta años atrás hacían 9 trabajadores agrícolas. Fíjense el ridículo que hubiera significado que cien economistas hace cuarenta años hubieran alarmado a la población indicando que dentro de cuarenta años la población en España se moriría de hambre porque la gente que trabajaba en el campo estaba disminuyendo.

Pues bien, saquen alimento y pongan pensiones y verán lo ridículo de la aseveración que hacen los 100 economistas de que las pensiones no se podrán pagar dentro de cuarenta años porque disminuye el número de trabajadores por pensionista.

Más incoherencias en el manifiesto neoliberal de los cien
Pero lo que es incluso más incoherente, es que JFV afirme que el hecho de que en el 2050 el PIB será 2.25 veces mayor sea un hecho irrelevante. Encuentro esta afirmación sorprendente. Si es así, ¿por qué el manifiesto presenta como alarmante el hecho de que las pensiones serán el 15% del PIB en 2050? De no importarle el tamaño del PIB, entonces que se gaste 15% u 9% del PIB debiera también ser irrelevante. El hecho, sin embargo, es que, lejos de ser irrelevante, es un dato enormemente importante, porque si la sociedad es mucho más rica (como lo será), quiere decir que tendrá muchos más recursos para los no pensionistas así como para los pensionistas, de la misma manera que la España de hoy tiene muchos más recursos que los que tenía hace cuarenta años. Como he dicho antes, hoy nos gastamos más del triple del PIB en pensiones que hace cuarenta años, y ello no quiere decir que las pensiones sean peores o que haya menos recursos para los no pensionistas. Considerar como alarmante que dentro de cuarenta años nos gastemos un 15% del PIB y luego decir que el tamaño del PIB es irrelevante es una enorme incoherencia, para ponerlo de una manera amable.

El tema no es aumentar impuestos o no, sino cuándo y cómo se incrementan
Pero, parece que lo que preocupa más al manifiesto y a JFV es que el crecimiento de las pensiones públicas pase del 9% actual al 15% en 2050, lo cual significará una subida de 6 puntos del PIB en impuestos y cotizaciones sociales en cuarenta años, que duda que la economía pueda producir. De ahí que prefieran que no se suba este porcentaje (mediante una reducción muy notable de las pensiones) y que se retrasen las jubilaciones dos años más. Por lo visto, JFV no se da cuenta de que hacer que los trabajadores trabajen dos años más, significa un enorme aumento de los impuestos y cotizaciones sociales. La pregunta que debe hacerse es ¿qué prefiere la población: ir pagando estas cotizaciones, que irán aumentando, consecuencia del aumento del salario y de la productividad y jubilarse a los 65 años, o no incrementar sus cotizaciones sociales y en cambio retrasar la edad de jubilación en dos años, pagando impuestos y cotizaciones sociales por dos años más? O en otras palabras, ¿qué prefiere la población, que se vayan aumentando gradualmente las cotizaciones sociales (resultado del aumento de los salarios y de la productividad) durante cuarenta años y jubilarse a los 65 años, o recibir menos pensiones, retrasar la edad de jubilación dos años y continuar pagando impuestos y cotizaciones sociales durantes dos años más? Toda la información que tenemos apunta a que la población en la mayoría de países de la OCDE prefiere la primera solución.

El sesgo neoliberal en la definición de equidad
Pero donde JFV muestra mayor insensibilidad y reflejan su sesgo neoliberal es su definición de equidad y justicia, en el cual está ausente el concepto de solidaridad, no sólo intergeneracional (parece desconocer las encuestas que muestran que los hijos no desean que se recorten los beneficios laborales y sociales, incluyendo las pensiones de sus padres) sino de clase social. En realidad, sus propuestas incrementarían todavía más las enormes desigualdades que existen en los beneficios sociales (como las pensiones) por clase social. En España un burgués vive diez años más que un trabajador no cualificado con más de cinco años en paro. Y las pensiones del primero son más generosas que las del último. Es profundamente injusto que se obligue al último a trabajar dos años más para pagar las pensiones al burgués que le sobrevivirá diez años.

En EEUU, uno de los economistas que ha trabajado más en el tema pensiones, acaba de publicar un informe “The Impact of Income Distribution on the Lenght of Retirement”. “Center for Economic and Policy Research”. Oct. 2010, en el que muestra el crecimiento de la esperanza de vida en la población estadounidense por nivel de renta para distintas cohortes. Y muestra como la mayoría del crecimiento de la esperanza de vida a partir de los 70 años se ha concentrado en las rentas superiores, siendo tal crecimiento relativamente menor en las rentas inferiores. En realidad, Dean Baker muestra que para estas rentas, el alargamiento de la edad de jubilación a los 67 años significa una reducción considerable de tiempo de jubilación, de manera que tendrán un tiempo de jubilación incluso menor que sus abuelos,. No existen datos en España que hubieran permitido hacer estos estudios en cohortes por distintos periodos, pero es muy probable que la situación sea semejante, pues España es, junto con EEUU, el país que tiene mayores desigualdades de renta y mortalidad entre los países de la OCDE (el club de países más ricos del mundo).

Me extenderé en cada uno de estos puntos y otros en la respuesta al manifiesto de los cien economistas que Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla y yo publicaremos en la colección Attac, continuación de un libro anterior, titulado “¿Están en peligro las pensiones públicas?”, ATTAC, 2010.

Una última observación. El manifiesto neoliberal de los cien economistas ha tenido una enorme visibilidad mediática en España, como consecuencia del enorme dominio que el pensamiento neoliberal tiene en la cultura mediática de los mayores medios de información y persuasión del país. He vivido en varios países (Suecia, Gran Bretaña y EEUU) a lo largo de mi exilio, y en ninguno hay tan escasa diversidad ideológica en los medios como en nuestro país, situación que adquiere dimensiones asfixiantes en los temas económicos. La falta de visibilidad de voces críticas de la sabiduría convencional es consecuencia de ello. En realidad la censura y marginación de estas voces es constante. De ahí lo injusto de la aseveración de Ignacio Sánchez Cuenca, que en su artículo “Sí, pero…”, de El País (28.10.10) haga la observación de que “resulta chocante que en España no tengamos un Krugman local”. Sánchez Cuenca ignora que los tenemos. España tiene excelentes economistas críticos del pensamiento neoliberal: Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla; Carlos Berzosa, Catedrático de Economía de la Complutense, y Rector de aquella Universidad, y muchos otros, han criticado extensamente el dogma neoliberal. Pero están vetados en los medios de mayor difusión, en sus páginas económicas. Y es fácil comprobarlo. Miren el número de artículos que han aparecido en aquellos medios y verán que ni uno aparece con su firma, y no es porque no los hayan escrito. Decía Gramsci que el dominio de la burguesía se hacía a través de la hegemonía que el pensamiento burgués tiene en los medios que controlan, que son la mayoría. La visibilidad del manifiesto neoliberal, financiado y patrocinado por la banca (el grupo fáctico más poderoso del país) no se debe a su fortaleza intelectual (que es escasa), sino a que refleja aquella hegemonía en los medios que lo promueven.

La falta de visibilidad mediática de voces críticas refleja, no sólo la escasa diversidad ideológica de los mayores medios de difusión y persuasión, sino también su escasa cultura democrática. Y de ahí que por lo visto, incluso un académico tan conocedor de la realidad española, como el señor Sánchez Cuenca los desconozca.

Vicenç Navarro Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
www.vnavarro.org

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jaula de locos

articulo publicado en elplural.com
enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=52242

¿Los votantes del PP no se dan cuenta de que su partido favorito es una jaula de locos? Digo jaula porque parecen estar encerrados en su propia película, y digo locos porque cada semana, cada día, nos sorprenden con una ocurrencia disparatada. Parecen que están empleándose a fondo para superarse a ellos mismos en este asunto. Podríamos hablar de que el PP acusa al PSOE de romper el pacto antitransfuguismo cuando es el propio PP el que ha ganado 17 alcaldías con votos tránsfugas (5 más que el PSOE) y el que sólo ha perdido 7 alcaldías frente a las 24 del PSOE. Los de Rajoy debería callar porque los números hablan por sí solos: es el PP el mayor beneficiado de los movimientos tránsfugas en el país. Y como las cifras lo dicen todo, no diré nada más al respecto.

Podríamos hablar también de las salidas de tono constantes de personajes como De la Riva, tras las cuales, un modosito Mariano Rajoy se retracta (a medias) al mismo tiempo que jalea a su talibán de turno vía sms, mientras pide evitar radicalismo a su panda de extremistas. Pero como se ha hablado mucho esta semana sobre ello, tampoco diré nada más al respecto.

Cuando parecía que ya habíamos alcanzado los disparates populares de la semana, el PP da una vuelta de tuerca más, y para defenderse del desorbitado salario anual de Cospedal, denunciado por el PSOE (me parece perfecto que el PP desperdicie su dinero remunerando inmerecida pero lícitamente a semejante secretaria general), los de Génova 13 contraatacan poniendo sobre la mesa una propuesta para evitar que una familia cobre dos sueldos públicos.

Atención: dicen una familia y no una persona, según recogió la prensa ayer mismo aunque cueste trabajo creerlo. Hay que ser necio, además de considerar como idiotas a sus votantes, como para proponer a estudio semejante barbaridad. Por tanto, si seguimos la brillante propuesta del PP, un matrimonio de funcionarios sólo puede percibir un sueldo. Un hogar en el que el padre y el hijo, que viven bajo el mismo techo, son guardias civiles, uno de los dos se vería obligado a renunciar a su sueldo o buscarse otra profesión.

Y si lo que el PP quiere decir es que está en contra de que entren en un hogar dos sueldos políticos (cosa que también es una locura porque las remuneraciones se hacen a las personas y no a los hogares) que empiecen por ellos mismos, ya que tienen miles, pero que miles de hogares con familias peperas bien remuneradas con fondos públicos. Si no saben por dónde empezar, les voy a ayudar: empiecen por la familia Aznar, en la que entran, por lo menos, los dineros como ex presidente y ex diputado de Josemari y el sueldo de concejala de la Botella. Aunque el señor Aznar en su reunión con viñateros castellanos evidenciaba su afición a las botellas, me refiero a su cónyuge.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación y Sociedad en la Universidad de Málaga
www.alfonsocortes.com

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Pronunciar la verdad

Artículo de Beatríz Gimeno publicado en elplural.com
Enlace: http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=47181

Vivimos en un mundo curioso en el que hemos perdido muchas cosas pero estamos a punto de perder también la capacidad para percibir y entender la realidad. No sé cómo ha ocurrido que poco a poco ha llegado un momento en que la verdad no puede pronunciarse. En cuanto alguien dice la verdad, la verdad pura y dura, ésta siempre suena exagerada, suena no real. Ahora, a decir la verdad le llaman “hacer demagogia” pervirtiendo demagógicamente (perdón por la broma) el concepto en cuestión. Lo que se ha construido es una realidad ficticia en la que la verdad parece imposible siquiera de pronunciar. Lo explica muy bien Susan George en su libro El Pensamiento Secuestrado, que estamos inmersos en una batalla que es también cultural y que, me temo, la izquierda también está perdiendo.

Comenzaron cambiando las palabras y ocultando las realidades. Ya no había ricos ni pobres ni, por supuesto, explotadores y explotados, como mucho había “desfavorecidos”; ya no había capitalismo, ya no hay clases. Lo malo es que la pobreza y la clase se siguen clavando en determinados cuerpos más que en otros. El capitalismo, la clase, la pobreza, siguen matando, hoy más que nunca. A veces, incluso a quienes conocemos la realidad, nos resulta sorprendente leer textos revolucionarios o siquiera izquierdistas del XIX o del XX. El lenguaje es chocante, ahí se dicen cosas que hoy no se podrían decir en público sin levantar sonrisas y, sin embargo, una acaba de leerlos y lo que predomina es la sensación de que tienen razón, que no son exagerados ni enloquecidos, que en esos textos se explica claramente lo que pasa; que, salvando las distancias y los años, esos textos aun pueden explicarnos al menos una parte muy importante de la verdad.

El otro día me llegó por Internet un video de un soldado norteamericano que había luchado en Irak. En el vídeo el soldado se limitaba a decir con palabras muy claras lo que él había aprendido en esa guerra, simplemente decía la verdad: que los norteamericanos estaban allí defendiendo los intereses comerciales, petroleros, empresariales… no de los Estados Unidos, sino de los ricos de Estados Unidos, pero que los que mueren cada día son los pobres de Estados Unidos y los pobres de Irak. Es decir, lo que ya nos dijeron los revolucionarios del XIX, que la guerra la hacen los ricos para defender sus intereses y que los que mueren son los pobres, de uno y otro bando, a los que no les va nada en ello. Las palabras del soldado resultaban al mismo tiempo anacrónicas, -parecían sacadas de una película del XIX-, y absolutamente verdaderas. Que palabras que no han perdido una buena parte de razón resulten imposibles de decir sólo demuestra que en esa guerra cultural hemos perdido mucho terreno. Nos han convencido de que ciertas verdades son antiguas, pasadas de moda, cuando lo cierto es que son perfectamente contemporáneas.

Ahora el presidente de Alemania ha tenido que dimitir por haber dicho ni más ni menos que la verdad: que Alemania y todos sus socios (España incluida) estamos en Afganistán para defender intereses económicos. Las guerras defienden los intereses económicos y si no hubiera bastantes guerras habría que inventarlas, y de hecho se inventan, porque en algún sitio hay que usar y desgastar las armas que unos países venden a otros sin que exista el más mínimo control ni preocupación por en qué manos acaban o a qué causa van a servir. ¿Recuerdan hace unos días las pruebas de cómo el muy democrático Israel vendía armas a la entonces racista Sudáfrica? Después pretenden que nos indignemos porque Irán tenga o deje de tener la misma bomba atómica que tienen muchos otros países y que venderán, bajo cuerda, eso sí, a cualquiera que pague lo bastante. España misma predica la Alianza de no sé qué civilizaciones con una mano y fabrica y vende armas con la mano que le queda libre.

¿Recuerdan también cuando se dijo -¡ah, qué tiempos aquellos- que se iba a Afganistán para liberar a las mujeres del burka? Eso fue un poco antes de que se demostrara que malamente se puede luchar contra el burka allí cuando ni siquiera se sabe qué hacer con el burka aquí. Vivimos en una sociedad en la que la que la verdad se ha vuelto tan impronunciable que un político tiene que dimitir porque, por error, se le ha escapado. Esto sí que es insoportable.

Beatriz Gimeno es escritora y ex presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB)

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¿Quién vigila a los vigilantes de los mercados financieros?

Artículo de Andrés Villena, publicado en Informativos Telecinco.
Enlace: http://www.telecinco.es/informativos/economia/noticia/100017424/Quien+vigila+a+los+vigilantes+de+los+mercados+financieros

La recuperación de la economía española no solo depende de nosotros. El enorme endeudamiento contraído por el Estado -un 11,4% de déficit público y un 56% de deuda, ambos sobre el PIB- ha provocado que las decisiones a tomar por parte del Gobierno de la nación dependan cada vez más de una serie de instituciones, mercados financieros y medios de comunicación enormemente influyentes. Uno de estos agentes son las denominadas agencias de ‘rating’ o de regulación.

Lunes, 12 de enero de 2009. La prestigiosa agencia de ‘rating’ Standard and Poors se plantea rebajar la calificación de la deuda española, desde la máxima nota, ‘AAA’, hasta un sobresaliente, ‘AA+’. El mero anuncio provoca que la bolsa española descienda casi un 2%. España no es un caso aislado: S&P, junto con Moody´s y Fitch -las tres empresas que se reparten el sector- llevan meses criticando duramente a las economías española, griega, portuguesa e italiana. La consecuencia principal es que los inversores ven menos atractiva la deuda emitida por estos países, por lo que le exigen mayor rentabilidad. El resultado, que un mecanismo tradicional de financiación estatal como es la deuda pública acaba saliendo a estos países mucho más caro.


Una preocupante dependencia

Este factor, junto con muchos otros -un editorial crítico del Financial Times con la situación griega, un informe de la Comisión Europea, etc.- provoca que los Gobiernos estén excesivamente pendientes de las opiniones de unas instituciones que no han sido elegidas por los ciudadanos y que pueden pesar más que una mayoría parlamentaria. Es preciso, por tanto, una aproximación al comportamiento y a las motivaciones empresariales de estas entidades, en particular, de las denominadas agencias de ‘rating’.

Las agencias de ‘rating’ o de regulación son empresas privadas cuya función es analizar, en base a modelos matemáticos complejos, la rentabilidad y el riesgo de los instrumentos financieros que empresas, instituciones o Gobiernos pretenden llevar a los mercados para financiar sus actividades. Entre estos instrumentos o productos nos encontramos con deuda pública soberana, pero también con lo que fuera la ‘última moda’ antes de la crisis: complejos paquetes financieros normalmente vinculados a hipotecas de dudoso cobro, también denominadas hipotecas ‘subprime’. Por estas agencias pasaron, de este modo, los letales virus de la crisis financiera y económica que vivimos en la actualidad con toda crudeza. Y no fueron eliminados, ni mucho menos.


El cliente siempre tiene la razón…

¿Cómo pudieron dejarlas pasar? Muchos expertos han reflexionado sobre este fenómeno y sus principales conclusiones señalan a algo obvio: «En sus calificaciones, estas agencias tienen altos incentivos; cuanto mejor ‘rating’, el cliente queda más satisfecho, y el volumen de negocio que han manejado con los productos estructurados ha sido enorme«, afirma Ángel Vilariño, Consultor internacional, ex Director Financiero de Caja Madrid y Profesor Universitario. No es casualidad, por tanto, que, como narraba un extenso artículo del Financial Times en mayo de 2007 -justo antes de la explosión de las hipotecas basura- «en muchas ocasiones, ejecutivos de S&P, Moody´s o Fitch acaban siendo fichados por Wall Street».

De este modo, no resulta difícil que estas agencias caigan en un conflicto de intereses con consecuencias definitivas en el clima de confianza y en los mercados. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, lo explica con claridad: «Hay conflictos de intereses claros. No tratan precisamente igual a España y a EEUU ya que el volumen de negocio con EEUU es muy superior. Y esto se pone de manifiesto en el tema de la deuda pública: EEUU está infinitamente peor en materia de deuda y endeudamiento que España».


Una delgada línea roja

Cruzar la frontera entre el análisis y el asesoramiento es una tentación en la que puede caer cualquier entidad privada que pretenda maximizar beneficios, y más en época de ‘vacas gordas’. El negocio creado en torno a la calificación y la complejidad de los títulos emitidos hasta agosto de 2007 llevó sin duda a que estas agencias exhibieran un comportamiento generoso con sus principales clientes. José Carlos Díez nos pone un ejemplo gráfico: «Para que nos hagamos una idea, Lehman Brothers tenía una calificación de notable alto justo antes de su derrumbe en septiembre de 2008»

Más expresa era S&P en el mencionado artículo de Financial Times: «A nosotros nos pagan nuestros clientes; les explicamos nuestros criterios, y luego ellos pueden modificar o reestructurar sus productos para que encajen con nuestras pautas. No es asesoramiento, no hay nada perverso en esto». Eran tiempos felices.


¿Qué hacer con estas agencias?

Sabemos más o menos lo que ocurrió después: la caída de Lehman marcó un hito en la historia del capitalismo financiero globalizado. No obstante, la crisis no parece haber afectado a las agencias de ‘rating’, cuyas estimaciones siguen siendo muy tenidas en cuenta por inversores y mercados: «Hacen que aumente el riesgo en épocas de bonanza y que las crisis sean más acentuadas. El sector público tiene algo que decir», reflexiona José Carlos Díez.

De ahí que, en noviembre de 2009, la Unión Europea aprobara un reglamento para controlar el excesivo poder de estas empresas. Una normativa que entrará en vigor a final de año y que será aplicada en España por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El objetivo no será otro que supervisar la independencia de estas entidades, cuidando de que no caigan en los conflictos de intereses anteriormente mencionados. ¿Será suficiente? Son muchos los intereses en juego: la crudeza de la crisis exige del resurgimiento de la política.

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¿Qué más puede hacer el PP para llegar a La Moncloa?

Artículo publicado en elplural.com. Para Leerlo pinche aquí.

Es doloroso e inadmisible la agresión física contra el sr. Tertsch, como lo sería contra cualquier otra persona y por cualquier motivo. La violencia no tiene pretextos, no debería ser empleada contra nadie bajo ningún concepto, y menos aún sin juicio justo. Pero claro, el uso de la violencia nunca responde a satisfacer a la Justicia, sino a la venganza.

A todas las personas que negamos la violencia (quedan excluidas las que comulgan con la pena de muerte, por ejemplo) nos conmueve y denunciamos siempre este tipo de sucesos. Ahora bien, es improcedente que se quiera aprovechar la paliza que le han dado al propio Tertsch (y lamento que se esté metiendo el nombre de este señor, ahora víctima, en la agenda) para tratar de sacarle los colores al Gobierno. Eso, en el plano de los símbolos sociales, es una paliza a la inteligencia y a la propia democracia, ya que atenta contra dos pilares fundamentales del engranaje democrático (en la configuración de las opiniones públicas), como son la verdad y la honestidad.

Digo esto porque en Telemadrid se ha responsabilizado a Wyoming por la agresión contra Tertsch. Eso no sólo es grave e imprudente, sino que es mentira. Además puede contribuir a incendiar los ánimos, y atenta directa e injustificadamente contra el honor y la imagen de una persona, en este caso el presentador de El Intermedio. Más grave aún, aunque disfrazadas de Caperucita, son las palabras de Esperancita Aguirre, quien ha afirmado que “la actitud crítica de Tertsch contra el Gobierno no justifica una agresión”.

Estas palabras de la lideresa sí que son realmente peligrosas, comparadas con las sandeces de confesionario de Curry Valenzuela, porque dicen lo que parece que dicen, pero sin decirlo. De este modo la señora Aguirre está haciendo una trampa dialéctica, ya usada reiteradamente por la propaganda nazi y fascista que tantos réditos dio a Hitler y Mussolini, que consiste en unir un acontecimiento real con una suposición ficticia para debilitar al adversario. Vayamos por partes: Tertsch ha difundido opiniones críticas hacia el Gobierno (como las he vertido yo mismo en ocasiones), es cierto, pero no tienen porque ser el motivo por el que haya recibido esa paliza, y ni mucho menos Zapatero ha sido el que está detrás del siniestro asunto. Siguiendo esta presuposición, si a un periodista progresista le ocurre mañana algo parecido, deberíamos culpar al PP. Esto sería el comienzo de una espiral de violencia, y no es justo ni lícito que ningún político dentro de un sistema parlamentario pretenda encender esa mecha.

Es obvio el aprovechamiento político por parte del PP y su caverna de la agresión contra un compañero de filas para arremeter contra el Gobierno elegido por los españoles. La señora Aguirre podrá decir que nunca ha culpado al gobierno, y técnicamente es cierto, pero ella sabe que dejando caer que criticar al Gobierno no justifica una paliza, está poniendo sobre la mesa que se pueden recibir palos por criticar al Gobierno. José Bono, Presidente del Congreso, sí que encajó algunos golpes por ser del PSOE, y sí que estaba claro que eran simpatizantes del PP sus agresores, y sin embargo no se aprovechó esa situación, por responsabilidad política, para no incitar más violencia o sentimientos de rabia y odio entre la población. El PP está jugando con fuego, pero no ya con un mecherito, sino que parece que está trayendo la leña al fogón.

El partido de Rajoy está haciendo todo lo posible por arrebatar el poder al PSOE, incluso haciendo uso de la calumnia, la mentira y la intoxicación informativa. Calumniar, mentir e intoxicar son delitos tipificados en nuestra legislación. En esta tropa de conservadores hay personajes capaces de formular hipótesis sobre la vinculación de ZP en el 11-M o en la agresión contra Tertsch, e incluso no se sonrojan cuando se oponen al Paquete Telecom, cuando todos los diputados del PP lo han aprobado en el Parlamento Europeo. Sí aún así no son capaces de ganar las próximas elecciones, el único límite que les queda por traspasar para llegar a La Moncloa es el uso de las armas y la violencia. No sé si será capaz la justicia o la historia de hacerlo, pero este PP deberá algún día rendir cuentas por su actitud y pedir disculpas. Ojalá se pueda quedar sólo en eso antes de que sea demasiado tarde.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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La conexión PP-Berlusconi y la destrucción de la democracia

Artículo publicado en elplural.com. para leerlo pinche aquí.

¿Qué intereses comunes tendrán el Partido Popular y Berlusconi? El caso es que ayer miércoles el PP votó en el Parlamento Europeo en contra del pluralismo informativo y a favor de la concentración de medios que ostenta su amiguito Silvio en Italia. Al igual que Javier Arenas alardeaba, no hace mucho tiempo, de que el modelo de comunidad autónoma que quería para Andalucía era el valenciano, es para aterrorizarse el que los populares quieran el modelo de país berlusconiano para España. Sería la gürtelización de toda la sociedad y el mamoneo generalizado. 
 

Es realmente problemático que la democracia, y su juego de votos y votaciones, se utilice para conseguir o mantener situaciones injustas, cuando la principal meta de la democracia, en sentido ideal, es la Justicia. En este caso, se ha utilizado la democracia para mantener intacto a Berlusconi, pero también la han usado los populares para tratar de lavar sus casos de corrupción y vergüenza, absolviendo mediáticamente «por mandato popular» a algunos de sus presuntos mangantes más famosos, cuando esa es tarea de los jueces.

La cuestión es que éste es un uso perverso de la democracia, que debe utilizarse en sentido contrario, es decir, tenemos que aprovechar la democracia para propiciar la transparencia, la pluralidad, los derechos civiles y la igualdad para así ir pasito a pasito hacia el ideal de Justicia. Cuando un político (como Berlusconi) consigue que se acuerde en un parlamento su inmunidad, o el Partido Popular consigue que un candidato suyo a la alcaldía gane las elecciones, son hechos completamente antidemocráticos por muchos votos que tengan. También la Alemania del 33 votó a Hitler, y eso tampoco serviría para limpiar la imagen del dictador. Quiero decir con esto que la democracia parlamentaria no es la panacea ni la vacuna contra todos los males, y que lo que se debe hacer desde la responsabilidad (cosa que le falta totalmente al PP) es trabajar para hacerla más sólida y más de verdad, y esto empieza por una información veraz y de calidad.

Esto me lleva a dos interrogantes básicos: ¿Qué valor moral (políticamente hablando) tiene el voto de una persona que ha votado en función de información falsa? Como por ejemplo cuando votan a un candidato imputado por corrupción creyendo que está sufriendo una persecución política de orientación judeo-masónica, o no identificando, en otros muchos casos, claramente sus intereses con los intereses que defiende su partido favorito. Por otro lado, ¿qué valor moral tienen las acciones políticas, en una democracia, cuando trabajan para destruirla?

Y es que cuando conseguimos aupar de nuevo a las alcaldías a impresentables, estamos destruyendo democracia. Cuando blindamos a un político para que no pueda ser investigado, estamos destruyendo democracia. Cuando se favorece la concentración de medios y se bloquea la pluralidad informativa, estamos destruyendo democracia. Cuando se destituye pero no se destituye a un político sospechoso, estamos también destruyendo democracia. Por tanto, debemos tener cuidado por que la historia y sus procesos no son lineales, y no todo lo que se consigue permanece ad infinitum, sino que cabe la posibilidad de que exista una regresión política cuando no somos lo suficientemente responsables y exigentes con nuestros representantes políticos.

Es verdad que el camino se hace andando y se demuestra con lo que los partidos votan en los parlamentos y en los plenos municipales. Este Partido Popular con sus gürteles y sus malas junteras internacionales demuestra cada día cuáles son sus objetivos reales.

Alfonso Cortés González, profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

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Pedro J. culpa a Zapatero de un «terrorífico» aumento de la pobreza… ¡con un reportaje del año 2000!

JOSÉ MARÍA GARRIDO

El pasado lunes, la televisión del diario El Mundo, Veo 7, emitió un documental en su programa La vuelta al Mundo para denunciar el aumento de la pobreza en España por culpa de la gestión económica del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero.

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